Los protagonistas de la velada eran Moonspell, una de los formaciones más emblemáticas e internacionales de Portugal, quienes dentro del ciclo de conciertos “Festival F Noites F” se presentaron a los pies de la Catedral de Faro para llevar a cabo, según nos comentó el propio Fernando Ribeiro uno de los tres objetivos que la banda se había marcado para lo que queda de este 2020: tocar en directo. En cuanto a los otros dos, el carismático frontman nos desveló que eran realizar un concierto en streaming para todos sus seguidores, y presentar nuevo material. Aunque no concretó si se refería a un par de nuevas composiciones, o a un álbum completo.
Pero dejemos a un lado todas esta cuestiones para centrarnos en el aspecto estrictamente musical, la descarga de Moonspell. Hacía tiempo, desde finales del pasado año, que Fernando Ribeiro y sus muchachos no pisaban un escenario. Así que tras la reciente reedición de lo que fue su cuarto largo “The Butterfly Effect”, la banda estaba ansiosa de reencontrarse con sus seguidores y presentar en sociedad a su nuevo batería Hugo Ribeiro. Viendo los ensayos que la banda había compartido a través de sus redes sociales podíamos presagiar que el material de su obra de 1999 iba a tener un peso importante en el repertorio de esta noche.
Con algo de retraso sobre el horario inicialmente previsto, y con el viento soplando con fuerza en la plaza de la Catedral, Moonspell aparecieron sobre el escenario de forma sobria, dejando aparcada la teatralidad a la que nos tienen acostumbrados, para dar el pistoletazo de salida con la envolvente intensidad melódica de “Domina”. Tras recibir el caluroso recibimiento de su público la banda cambió radicalmente de registro para atacar una de las piezas que se ha convertido en imprescindible en sus últimas giras “Em Nome Do Medo”, que en su versión más cruda y descarnada, -la que incluyeron en “Alpha Noir”-, era la escogida para que Fernando levantara por primera vez los brazos y buscara la complicidad de unos fans que, pese a estar sentados, respondieron enfervorizados a las demandas de apoyo del vocalista.
Evidentemente, y teniendo en cuenta el amplio y variado catálogo de los portugueses, cada cual tendrá sus propias preferencias, pero he de reconocer que uno de los temas que más disfruté fue “Breathe (Until We Are No More)”, que combinó a la perfección la guitarra de Ricardo Amorim,- quien se mostró excelso y elegante a lo largo de todo el show-, y los envolventes teclados de Pedro Paixâo. Como comenté anteriormente el material de “The Butterfle Effect” iba a tener un papel destacado esta noche. Así que la encargada de abrir el capítulo dedicado a su cuarta entrega fue “Soulsick”, que nos dejaba al bajo de Aires Pereira marcando implacablemente el ritmo mientras Fernando iba variando de registro a su antojo antes de flanquearnos el paso hacia las tesituras industriales de “Butterfly FX”.
Para completar la trilogía escogida para representar el que probablemente sea el trabajo más heterogéneo y experimental de su longeva trayectoria la banda se decantó por la intimista y melancólica “Can´t Bee”. Acto seguido Fernando nos presentó al nuevo percusionista de la banda para posteriormente hacer subir la intensidad del show con el delicioso “Scorpion Flower”, que resultó el preámbulo perfecto para “Everything Invaded” y esa exhibición de rock gótico que lleva por título “The Future Is Dark”, que a la postre fue la que sirvió para poner el punto y seguido a su presentación.
Estaba claro que Moonspell nos habían sorprendido con un repertorio completamente diferente al de su último tour, y sin duda eso es algo que sus seguidores apreciamos, ya que los portugueses han demostrado a lo largo de su carrera que saben transitar por diferentes estilos musicales. Pero, evidentemente, para el final el quinteto se reservó algunas de sus piezas más potentes y emblemáticas. Y es que fue a lo largo de los bises cuando Moonspell nos invitaron a viajar al pasado para hacer explotar al público con el trepidante “Wolfshade (A Werewolf Masquerade)”, un celebradísimo y coreadísimo “Alma Mater”, y, como no, un apabullante “Full Moon Madness”, que ponía a aullar a todos los presentes antes de que Fernando tomará las baquetas para sumarse a la percusión en su demoledora recta final.
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