sábado, 13 de noviembre de 2021

DESASTER+OBSCURE-WOLF-BCN-6-NOV-2021



Todo, absolutamente todo, gira en torno y nos evoca a la figura del “Dios Negro” cuando hablamos del legado que ha dejado tras de si una formación  mítica e imprescindible para cualquier seguidor del black y el thrash metal como son Desaster. Desde que el incombustible Infernal se pusiera al frente de la banda germana  a finales de la década de los ochenta muchos han sido los músicos que han desfilado por su seno, aunque eso no ha influido  negativamente en la voracidad de unos trabajos que siempre han mantenido intacto su filo devastador y  su personalidad diabólica. “Churches Without Saints”, el noveno largo del combo de Koblenz se publicaba a principios del pasado mes de Junio, así que tras conceder a sus “fieles devotos” el tiempo necesario para asimilar sus nuevos trallazos el cuarteto aterrizaba en la Ciudad Condal dispuesto a hacer tambalear los cimientos de la Sala Wolf.


No acudían solos a la cita las huestes que capitanea el “hacha” zurdo  Infernal, ya que como aperitivo antes de su presentación contaríamos con la presencia de unos ilustres veteranos de la escena extrema nacional como son los valencianos Obscure, quienes tras dos años sin pisar los escenarios nos ofrecieron una soberbia ración de death metal old school dando buena cuenta del material contenido en su largo “Darkness Must Prevail”. Como no podía ser de otra forma los seguidores de las sonoridades más oscuras respondieron a la llamada de ambas formaciones con lo que la Sala Wolf acabó registrando un buen aspecto.


Pioneros indiscutibles del death metal en nuestro país Obscure publicaron a principios de los noventa su demo “Curse The Course”, que les sirvió para compartir escenario con formaciones punteras  como Kreator o Carcass, pero desafortunadamente no pudieron establecerse y su estela poco a poco fue difuminándose. Aunque el combo valenciano ha intentado volver a la carga en varias ocasiones



parece que a la tercera ha sido la vencida, así que  con “Darkness Must Prevail” bajo el brazo,  y contando como frontman con Xavier Beleth (Noctem), el quinteto parece dispuesto a recuperar el tiempo perdido. Había mucha expectación por verles en directo y lo cierto es que cumplieron con creces.


Aparecieron en escena con el cuchillo entre los dientes, dispuestos a convencer, a no hacer prisioneros, ni  darnos un segundo de tregua. Así que el ritmo del show  fue frenético y trepidante,  con una banda que se mostró en un excelente estado de forma, sonando sólida y muy compacta, y con un Beleth que no paró de hacer molinillos con la cabeza mientras escupía con rabia las demoledoras estrofas de la inicial “Curse Of My Race”. Teniendo en cuenta  su trayectoria la banda no tuvo dificultades para conectar con un público que se mostró de lo más receptivo y animado, es más después de mucho tiempo volvimos a ver pogos y circle-pits en los aledaños del escenario mientras la banda descargaga   “Blessing Of Malignancy”, una sus piezas clásicas.


Con el ambiente cada vez más caldeado y mientras unas intensas luces rojas se encargaban de bañar el escenario, el quinteto prosiguió su particular “paseo militar” con “Screaming And Burning”, para acto seguido dejar que las afiladas guitarras de Boris y Rafa nos introdujeran de lleno en los tempos más oscuros y cadenciosos de  ese ejercicio de puro death metal que lleva por título “Through Self-Repulsion”. El cambio de registro llegaría gracias al dinamismo que imprimieron a la sección rítmica Enri y Anselmo durante “After Life”, que hizo que la gente volviera a sacudirse.


Habiendo puesto las cartas sobre la mesa, dejando clara su filiación clásica,  y su apuesta por ese death metal oscuro, tosco y primigenio, los valencianos encararon la recta final del show  con los riffs trepanadores  y los rotundos cambios de ritmo de “Into Utter Darkness”. El momento épico llegaría con la devastadora cadencia de “End Destination”. Mientras que la elegida para poner el colofón definitivo fue  precisamente la pieza que presta título a su primer largo “Darkness Must Prevail”, un tema que resume a la perfección la personalidad y el estilo de la banda.



Muñequeras y brazaletes de pinchos, cuero, espalderas con pentagramas... Simplemente había que echar un vistazo a la indumentaria de los músicos mientras ultimaban los últimos detalles antes de dar el pistoletazo de salida al show para darnos cuenta de que estábamos a pocos instantes de participar en el  “aquelarre metálico” de Desaster. Actitud, eso es precisamente lo que derrocharon los alemanes sobre el escenario mostrándose como una auténtica apisonadora ante un público que se entregó y disfrutó al máximo durante los setenta minutos, aproximadamente, que estuvieron sobre las tablas.


Más de tres décadas de andadura sirven para consagrar la propuesta de una formación que sigue manteniendo intacta su pasión por la velocidad y esa actitud macarra y salvaje que siempre les ha caracterizado. Respaldados por la sencillez de una sobria puesta en escena Desaster apostaron por la potencia y el volumen de un sonido rotundo y arrollador que propició  que desde que abrieran las puertas del averno con “Learn To Love The Void”, la comunión con sus devotos fuera instantánea, dejándonos la estampa de un montón de cuerpos saltando y chocando entre sí como hacia tiempo que no veíamos. Conectando el  presente y su  pasado no tardaría en llegar el primer guiño a la década de los noventa con una de sus imprescindibles “Sacrilege”, que se convertía en la excusa perfecta para que Sataniac levantara por primera vez sus cuernos al aire provocando la inmediata respuesta del personal.


Trepidante fue la voracidad con la que los germanos iniciaron su descarga, ya que Sataniac, Infernal y Odin, no pararon de moverse y agitar la cabeza mientras Hont desde su kit se encargaba de cimentar la abrupta contundencia sobre la que se aposentaron trallazos incontestables y humeantes como “Profanation”. La velocidad y la violencia sonora no se detendrían ya que tras los primeros agradecimientos de la noche Infernal se encargó de destripar el hiriente riff de “Damnatio Ad Bestias”, para proponernos el único recuerdo que se permitieron a su anterior “The Oath Of An Iron Ritual”.


A estas alturas de la velada estaba claro que no iba a haber perdón ni redención para un público que parecía cada vez mad animado y dispuesto a arder en el infierno junto a sus héroes coreando con auténtica veneración las estrofas de “Divine Blasphemies”. La hermandad entre los germanos y sus acólitos quedaría sellada a fuego definitivamente durante “Hellbangers”. Mientras que el golpe de gracia definitivo corrió por cuenta del tema que presta  título a su más reciente entrega discográfica “Churches Without Saints”, toda una épica declaración de intenciones a ritmo de condena sonora que sirvió para poner de manifiesto que el cuarteto no ha perdido ni un ápice de intensidad y mala leche.


El espíritu provocador de Desaster quedó constatado cuando Sataniac preguntó de forma altiva y socarrona si estábamos vivos. La respuesta no pudo ser más expresiva, ya que el rugido del público sirvió como introducción para uno de los temas más rápidos y viscerales que sonaron durante la velada “Nekropolis Karthago”, con el que regresaban al material contenido en su tercer largo del año 2000 “Tyrants Of The Netherworld”, el último  que grabaron con Okkulto. Con la guitarra de Infernal torturando nuevamente nuestros tímpanos arrancaba “Exile Is Imminent” una novedosa bofetada con hedor a azufre y carcajada demoníaca incluida que hacía que el nivel de intensidad y la euforia del respetable no decrecieran.



Para el tramo final de su blasfemo ceremonial los germanos se reservaron algunos de sus clásicos imprescindibles provocando que los pogos se convirtieran en una constante al reconocer los integrantes de las primeras filas el hímnico “Teutonic Steel”. Un mar de cuernos volvería a inundar el recinto durante la ejecución de “Satan’s Soldiers Syndicate”, para dejar que posteriormente el combo germano exhibiera su actitud salvaje y despiadada durante la épica “In A Winter Battle” para acto seguido esperarnos sin previo aviso los speedicos desarrollos de “Metalized Blood”.


No podía faltar como colofón definitivo su particular homenaje a los maestros Slayer dando buena cuenta del icónico “Black Magic”, que nos dejaba al personal eufórico demandando a los germanos que no abandonaran las tablas. Así que oyendo las suplicas de sus incondicionales el cuarteto todavía tendría tiempo de desplegar una última ración de oscura brutalidad metalera con  “The Arts Of Destruction”.


En definitiva que tras silenciarse el último acople de sus instrumentos, y tras ofrecernos semejante despliegue de actitud y metal oscuro y blasfemo Desaster se marcharon agasajados por un público que disfrutó al máximo de su descarga y que abandonó el recinto eufórico y con la sensación de que, con conciertos así, el Apocalipsis está cada vez más próximo.




TEXTO Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

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