Dejando a un lado las etiquetas, los clichés, y las ideas preconcebidas, si algo ha marcado la trayectoria de Obsidian Kingdom ha sido su capacidad para evolucionar, reinventarse, seguir innovando y sorprendiendo con cada uno de sus lanzamientos. Imposibles de clasificar estilísticamente las huestes que comanda Rider G Omega presentaban en Septiembre del pasado 2020 “Meat Machine”, una obra en la que daban rienda suelta a sus influencias y sonoridades más netamente noventeras y deudoras de bandas como Nine Inch Nails. Aunque un servidor ya tuvo ocasión de verles en directo a finales del pasado año dentro del marco del Amfest 2020, lo cierto es que el arranque de su “Iberian Meat Tour” el pasado sábado en la 2 del Apolo en la Ciudad Condal se convertía en una cita inexcusable para todos los seguidores de la banda por varios motivos.
El primero, que en esta ocasión podríamos volver a disfrutar de su directo de pie, sin tener que estar “anclados” a nuestras localidades. En segundo, la curiosidad de ver como conseguirían hilvanar un repertorio que sonase compacto y convincente teniendo en cuenta la disparidad estilística de sus entregas de estudio. Y por último, y quizás el más llamativo, comprobar como sonarían en directo tras los recientes cambios en su line-up. Pese a ello, el local no acabó de registrar la entrada que sin duda se merecía una convocatoria de estas características. Además, por si la presencia de los catalanes no fuera un reclamo suficientemente atractivo para movilizar al personal contaríamos con el concurso de una banda que está trabajando intensamente en directo durante los últimos meses: Santacreu.
Aunque el trío rayó a un buen nivel, lo cierto es que en esta ocasión no me acabó de convencer el trabajo vocal de Eugeni, al que noté algo titubeante a la hora de encarar las líneas vocales de “L´ Absència”. Pese a ello, el trío acabó dejando unas muy buenas sensaciones especialmente al atacar los vibrantes increscendos contenidos en “Tot S´Esvaeix”. En definitiva, que Santacreu continuan rodándose sobre los escenarios dejando patente que esa personal propuesta que combina doom y post-rock poco a poco va calando y ganando adeptos dentro del público de la capital catalana.
De forma parsimoniosa, casi emergiendo desde la oscuridad, así fue como las siluetas de los músicos fueron tomando forma sobre el escenario para dar el pistoletazo de salida con una de las composiciones más impactantes y rotundas de su último redondo “Meat Star”, permitiendo que ese inquietante arpegio inicial fuera tomando forma hasta convertirse en un devastador torbellino sonoro que nos voló la cabeza gracias a la potencia de su sección rítmica y al instinto asesino de unas guitarras que sonaron a un volumen atronador durante todo el show. Con los más despistados todavía en estado de shock, el ahora cuarteto no dudó en echar la vista atrás por primera vez para mostrarnos su faceta más extrema y experimental durante “Last Of The Light”.
Evidentemente como consecuencia de las mencionadas bajas, los actuales miembros de Obsidian tuvieron que mostrarse más dinámicos y ágiles en escena, y lo cierto es que cumplieron con creces. Me gustó especialmente el rol que ha asumido Viral Vector Lips al que vimos deambular por el escenario con altitud altiva y un tanto macarra. Mientras que su compañero a las cuatro cuerdas Om Rex Orale se destapó como una maquina perfecta a la hora de marcar el insaciable ritmo que lideró las andanadas de corte electrónico que marcaron cortes como la novedosa “Mr. Pan”, que nos dejaba la estampa de Rider G Omega alzando los brazos para intentar conectar con un público que lenta pero inexorablemente empezaba a adentrarse en el particular universo que nos propuso el combo catalán.
Las atmósferas opresivas y las sonoridades electrónicas “disparadas” convertirían los compases iniciales de “Haunts Of The Underworld” en el preámbulo perfecto para que la aplastante tenacidad de su desarrollo instrumental se acabara incrustando en nuestras cabezas como si fuera una tortura psicológica. No abandonarían el material del que hasta el momento ha sido su obra más aclamada y laureada “Mantiis-An Agony In A Fourteen Bites”, ya que la siguiente en sonar fue, al igual que en el disco, la tortuosa “Endless Wall”, acompañada de unos fogonazos de luz que se encargaron de cegarnos mientras los músicos se movían como almas en pena sobre el escenario.
Un nuevo golpe de timón nos hizo volver a centrar nuestro objetivo sobre el material de “Meat Machine”, dejando que fueran las cambiantes ambientaciones de la camaleónica “Womb Of Fire”,las que sirvieran como excusa para que el personal acabara premiando a la banda con una rotunda ovación. Tampoco faltaron las sonoridades que invitaron a nuestra imaginación a soñar gracias a los sugerentes pasajes instrumentales de “The PolyArnik”, que acabaron fundiéndose con la deliciosa “Black Swan”, para conformar una de las duplas más representativas de lo que fue su “A Year With No Summer”.
Una vez más los aromas más netamente noventeros volverían a adueñarse de la propuesta del combo catalán durante “Naked Politics”, combinando la rotundidad de su sección instrumental con la accesibilidad de las líneas vocales de Rider G Omega. Las guitarras se tornarían aún mas etéreas durante “Away/Absent”, que fue la escogida para flanquearnos el paso hacia el épico final que nos brindaron con otra de las nuevas, “The Pump”, con el cuarteto nuevamente mostrando su lado más oscuro, incisivo y seminal. ¡No hubo tiempo para más!, Obsidian Kingdom volvieron a demostrar que no están dispuestos a rendirse. Lo suyo es luchar, trabajar, innovar, mezclar diferentes estilos y no dejar de sorprender a un público que esperemos acabe reconociendo el esfuerzo, el tesón, y el talento de unos músicos que no dejan de superarse en cada uno de sus lanzamientos.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLES OLIVER
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