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viernes, 11 de marzo de 2022

CELESTE+CONJURER-BOVEDA-BCN-4-MAR-2022


Parece que sí. Que esta vez es la definitiva, la buena. Que por fin vamos a poder regresar a la ansiada rutina de ver a las giras internacionales hacer escala sobre nuestros escenarios con la asiduidad que lo hacían antaño. Han sido dos años largos, en los que ha sido difícil, aunque no imposible, ver música en directo. Pese a ello, las bandas han seguido trabajando y publicando nuevos trabajos para que cuando se levantará la veda tuvieran nueva “oferta musical” que ofrecer a sus incondicionales. Precisamente los protagonistas de la velada los galos Celeste arribaban a la ciudad condal con el objetivo de presentar su más reciente entrega discográfica “Assassine(s)”, que publicaron a finales del pasado mes de enero, dejando claro que lejos de repetir la fórmula que tan buenos resultados les había dado en el pasado han optado por mirar hacia adelante, al futuro, innovando y arriesgando para proponernos nuevas sonoridades y ambientaciones aunque sin renegar en ningún momento de su peculiar puesta en escena ni de ese legado que les ha ayudado a darse a conocer y ser respetados como uno de los valores emergentes dentro de ese metal oscuro y extremo, en el que se mezclan de forma anárquica y disonante elementos de estilos tan dispares como el black, el sludge, y el post/ hardcore, creando una propuesta tan opresiva y amenazante como la propia portada que la fotógrafa Mira Nedyalkova ha plasmado para su último lanzamiento.

Pero no era la presencia de Celeste el único aliciente para desplazarse hasta la sala Bóveda del barrio del Poble Nou en esta tarde noche de viernes, ya que los encargados de abrir la velada fueron los británicos Conjurer, una banda con una propuesta diametralmente opuesta a la de los headliners, pero que supieron conquistar a un montón de nuevos adeptos gracias a la pegada de un sonido intenso, potente y altamente abrasivo, tal y como dejaron patente en el repaso que nos propusieron a su escueta trayectoria discográfica.

Cumpliendo escrupulosamente con el horario establecido los chicos de Conjurer tomaron un escenario en penumbra para rápidamente ponerse manos a la hora, dando buena cuenta de una arrolladora colección de riffs incisivos respaldados sobre una sección rítmica absolutamente demencial que se convirtió en el vehículo perfecto para que el cuarteto de Rugby consiguiera llamar la atención de quienes todavía no les conocían. Se mostraron rudos, precisos y arrolladores, durante los cuarenta minutos que estuvieron sobre las tablas y no nos dieron ni un segundo de tregua, intercalando fraseos incendiarios y humeantes con esos tempos más densos y cadenciosos, con los que inevitablemente nos obligaban a mover la cabeza.

Me gustó mucho la dupla que formaron los guitarristas Brady Deeprose y Dan Nightingale, quienes ademas se repartieron también las tareas vocales logrando que piezas como “Choke” o “Scorn” , repletas de guitarrazos de afinación grave, sirvieran para que el personal poco a poco fuera entrando en su show. Pero sin duda quien acaparó gran parte de las miradas del combo británico fue el bajista Conor Marshall, quien no tardó en adueñarse del centro del escenario y no paró ni un segundo de castigar sus cervicales. Además, en el tramo final de su presentación no dudó en bajarse del escenario para acabar aporreando su instrumento rodeado del personal que a esa hora ya llenaba gran parte de la sala.

Otro detalle que me gustaría destacar de la presentación de Conjurer fue el llamativo juego de luces que presentaron , y no lo digo porque fuera excesivamente espectacular, sino porque contrastó con la oscuridad absoluta que nos propusieron posteriormente Celeste. En cualquier caso, creo que Conjurer en su primera visita a la capital catalana dejaron unas magnificas sensaciones en lineas generales, y es que los hirientes y devastadores desarrollos contenidos en “Hadal”, la magnificencia de los abruptos cambios de “Hollow”, y sobre todo la actitud salvaje de una banda que se vació en escena acabaron siendo la mejor carta de presentación para un cuarteto que de seguro regresará por estos lares y que tiene argumentos suficientes para ofrecernos muy buenos momentos, tanto en estudio como en directo, en los próximos años.

Aunque Celeste llevan más de quince años en activo, y durante ese periodo de tiempo han facturado un buen numero de trabajos que les han servido para darse a conocer dentro de la escena underground, estoy seguro que su reciente alianza con la todopoderosa Nuclear Blast, con quienes han publicado su sexto largo “Assassine(s)”, ha de significar el espaldarazo definitivo para una formación que ha ido creciendo, progresando y evolucionando en cada una de sus obras. No se si fue por las ganas del público de disfrutar de artistas internacionales en directo, pero he de reconocer que me sorprendió la atención y la expectación que despertó entre la audiencia de la capital catalana la visita del combo de Lyon, ya que aunque el recinto no estaba lleno, si que acabó registrándose una buena entrada.

Cualquiera que haya seguido la trayectoria de Celeste durante los últimos años estará de acuerdo con un servidor en que su música no es de fácil asimilación y resulta de difícil catalogación, ya que el cuarteto tiene una forma muy peculiar de encarar tanto las estructuras como la propia sonoridad de su propuesta, dando vida propia a cada una de sus composiciones. Es por ello, que sus directos acaban convirtiéndose en una catarsis de emociones siempre vinculadas a una sonoridad oscura, potente, intensa, angustiosa, por momentos opresiva y siempre, acompañadas, de esa peculiar puesta en escena con los músicos de la banda danzando en un escenario en penumbra y contando como único soporte lumínico de una luz roja que emana de sus frentes y que hace que todos nos quedemos como hipnotizados siguiendo sus evoluciones en escena.

En cualquier caso, no lo iban a tener nada fácil los chicos de Celeste para superar la brutalidad sonora que nos acababan de brindar unos Conjurer que gustaron y convencieron al personal. Además a diferencia de lo que sucediera durante la descarga del combo británico, Celeste apenas interactuaron con el público, con lo que no hubo presentaciones ni prácticamente agradecimientos, con lo que podríamos decir que el cuarteto galo confió ciegamente en la efectividad de su “oferta musical” para convencer a una audiencia que si bien es verdad le costó entrar en el show, si que acabó disfrutándolo intensamente.

En cuanto al repertorio que nos ofrecieron, evidentemente estuvo muy centrado en su más reciente entrega discográfica, el ya mencionado “Assassin(s)”, del que nos ofrecieron una buena degustación, con lo que no faltaron durante el arranque del show los toques percusivos, envolventes, amenazantes y cuasi tribales de “(A)”, ni tampoco la infranqueable pared sonora que crearon para dar forma a la titánica “Nonchalantes De Beauté”, que nos dejaba también con los rugidos angustiosos y absolutamente desgarrados de un Johan Girardeau que se fue creciendo a medida que avanzaba el show.

Evidentemente, también tuvieron ocasión de mirar atrás durante la hora, aproximadamente, que estuvieron sobre las tablas, con lo que no faltaron guiños a su anterior “Infedèle(s)”, dando buena cuenta de las guitarras más etéreas y ambientales que marcaron el arranque de la camaleónica “Cette Chute Brutale”. Tampoco faltaron los tempos más densos, pesados y rocosos, -cercanos a tesituras sludge-, que desgranaron en piezas como la novedosa “Elle Se Répète Froidement” y “Laisse Pour Compte Comme Un Bâtard”, repescada de su “Animale(s)”.

Sea como fuere, el cuarteto galo se mostró en un excelente estado de forma, abordando con absoluta convicción los épicos increscendos de “Des Torrents De Coups”, que si ya en disco suenan intensos y devastadores, en directo cobraron una nueva dimensión con el cuarteto danzando como fantasmas sobre un escenario en penumbra. Y es que bandas como Celeste ofrecen algo más que un espectáculo meramente musical cuando se presentan en directo. Quizás alguien esperara proyecciones espectaculares o efectos lumínicos para captar su atención, pero lo cierto es que en ocasiones el minimalismo escénico, la sobriedad y la originalidad, también pueden servir para conmover, involucrar y emocionar a una audiencia que poco a poco fue cayendo rendida a la propuesta de una banda que demostró que está en el buen camino para convertirse en un nombre importante dentro de la escena internacional.



TEXTO:ALFONSO DIAZ

FOTOS:CARLOS OLIVER




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