No voy a engañar a nadie. Desde que se conocieron las fechas de la gira que están compartiendo Vhäldemar y Leize un servidor marcó en rojo en su calendario el sábado 12 de marzo. En su última visita a la ciudad condal, -compartiendo escenario con otra banda mítica como son Muro-, Vhäldemar convencieron, pero nos quedamos con la agridulce sensación de que los retrasos acumulados en los imprescindibles cambios de equipo acabaron repercutiendo en que su descarga fuera más corta de lo que estaba inicialmente previsto, con lo que la cita de esta noche se convertía en el pretexto perfecto para resarcirnos. Además los vascos traían bajo el brazo un grandísimo trabajo como es “Straight To Hell”. Por si la sola presencia del combo de Barakaldo no fuera aliciente suficiente para desplazarse hasta la sala La Nau, compartiendo protagonismo con ellos contaríamos con la presencia de Leize, un nombre imprescindible para todos los amantes del rock y el metal cantado en castellano, que llevan funcionando, -aunque no de forma continua-, desde principios de la década de los 80. Mucho tiempo, toda una vida, nueve discos de estudio,..., y el tándem que conforman el incombustible Félix Lasa y su socio el bajista Toño Rodríguez sigue conservando intactas la ilusión y las ganas de continuar conquistando y convenciendo a sus seguidores con obras como su más reciente lanzamiento homónimo que publicaron en el último trimestre del pasado año.
Como siempre que pisan los escenarios de la capital catalana la expectación y las ganas de volver a ver al cuarteto en acción podían palparse en el ambiente. Leize son siempre una apuesta segura, una banda que no defrauda, que se entrega al máximo, y que sabe sobreponerse a las adversidades, -como los problemillas que tuvo Félix con su guitarra durante los compases iniciales del show-. Y esta noche no iba a ser una excepción. Aparecieron tras una escueta introducción haciendo gala del hambre y las ganas que siempre les han caracterizado, pisando el acelerador al máximo y confiando en la pegada de la novedosa “Un Paso Más”, para proponernos unas primeras ráfagas guitarreras que se encargaron de romper el hielo y empezar a caldear el ambiente en una sala que estaba ya bastante concurrida.
Los zestoarras suelen ser de los que apuestan fuerte por sus composiciones más recientes, pero eso no implica que dejen aparcados sus clásicos. Así que el primer himno imprescindible no tardó en hacer acto de presencia, ya que “La Rueda” se encargó de poner por primera vez la sala patas arriba, con un sonriente Toño invitándonos a cantar mientras Félix se encargaba de ejercer como el perfecto anfitrión. Precisamente fue el bajista quien acompañado de Ibi Sagarna se encargó de flanquearnos el paso hacia “Caminando”, proponiéndonos una primera incursión en el último trabajo que publicaron durante la década de los noventa antes de su parón “Todo Por El Suelo” que nos dejaba con la estampa de Mikel y Félix alineándose codo con codo a la hora de atacar la parte solista.
Pero evidentemente algunas de las que se llevaron la palma en cuanto a la respuesta del respetable se refiere fueron viejas favoritas como la imprescindible “Sangre De Barrio”, con Toño y Mikel paseándose a hombros entre la audiencia para acabar convirtiendo la sala en una fiesta. El contraste entre sus primeros años y la actualidad quedaría plasmado en “No Me Da La Gana”, que arrancaba con el tándem rítmico marcando el paso y que se cerró con Félix invitándonos a cantar su combativo estribillo. Y es que si algo ha marcado la trayectoria de Leize son esas letras próximas y cercanas, en las que uno puede verse reflejado. Quizás por ello temas como “Futuro Para Mí”, siguen conservando a día de hoy plena vigencia, ya que su letra de alguna forma sigue estando de actualidad.
El ritmo más relajado serviría como hilo conductor para la descorazonadora poesía urbana que encierra “Otra Noche Más”, con Félix recitando sus versos mientras paseaba por el escenario sin tocar la guitarra. El cambio de dinámica llegaría con el directo e incisivo “No Podrán” uno de los trallazos más contundentes y despiadados de su última entrega, con los coros de Toño dando la réplica a Félix. No dejarían de indagar en su material más reciente, ya que acto seguido le llegó el turno al guitarrero “Ya Lo Sé”, mostrándonos sus raíces más metaleras, con un fantástico juego de guitarras dobladas que acabó recabando una cerrada ovación antes de que el público se pusiera a corear el nombre de la banda.
Con el personal completamente entregado y con una banda que se fue creciendo según iba avanzando el show, Félix se encargó de presentar a pleno pulmón “Sin Sitio”, dando así el pistoletazo de salida a una recta final que estuvo marcada por el fantástico trabajo de Mikel en “Sospechoso”, que fue la escogida para volver a incidir en el material de “Cuando Te Muerden”. El momento de comunión absoluto ente banda y público llegó con “Buscando, Mirando”, para la que se unieron a la fiesta un par de espontáneos, -que no pararon de hacer headbanging-, y Carlos Escudero de Vhäldemar, que se encargó de apoyar en los coros. La rúbrica definitiva para una presentación que ratificó, una vez más, lo queridos que son Leize por estos lares fue la entrada a capella que Toño hizo de la imprescindible “Devorando Las Calles”. Lamentablemente, pese a las insistentes demandas de un público que se quedó con ganas de más, la descarga de Leize había finalizado, y una vez más Félix y sus muchachos se marcharon a casa con la sensación de haber salido victoriosos en su regreso a la Capital Catalana.
Pero no es el vocalista el único activo del combo baracaldés, ya que su socio el guitarrista Pedro J. Monge se ha convertido en parte imprescindible de su sonido. En cualquier caso, ese potencial no serviría de nada si su propuesta no estuviera respaldada por la calidad y la contundencia de unas composiciones que combinan a la perfección potencia, melodía y algunos estribillos absolutamente matadores, que invitan a ser coreados con el puño en alto mientras uno hincha el pecho para cantarlos con “orgullo metalero”.
Concluido el habitual cambio de equipo por fin había llegado el momento de que Vhäldemar asaltaran un escenario engalanado con un gran telón trasero con la portada de su último redondo. Tomaron las tablas dispuestos a no hacer prisioneros, con Carlos ataviado con chupa de cuero y gafas de sol, empuñando un pie de micro que apenas duró 4 o 5 temas, ya que el vocalista lo quebró tras propinarle a su base un duro golpe contra el suelo. Respaldados sobre un sonido rotundo, contundente y avasallador, que compactó la guitarra de Pedro con los teclados de Jonkol, -con sus teclas hacia arriba-, la banda dio el pistoletazo de salida al show con “Death To The Wizard”. Sin apenas darnos tiempo para reponernos del impacto inicial, -y con Carlos ya sin las gafas de sol-, la banda prosiguió con su particular asedio sonoro dando buena cuenta de “1366 (Old King’s Visions Part V”, con el que miraban por primera vez a su anterior “Against All Kings”.
La primera excursión de Carlos entre los incondicionales del quinteto, con el vocalista cantando mientras se dedicaba a saludar personalmente a algunos colegas que había entre la audiencia-, llegaría durante ese puñetazo sonoro que lleva por título “Metalizer”. La velocidad y los elementos más netamente powermetaleros propiciaron que otra de las composiciones de su anterior “Against All Kings”, concretamente “Howling At The Moon”, se convirtiera en uno de los momentos destacados de la velada, con Jonkol encargándose de las voces mientras Carlos ocupaba su puesto tras los teclados. Tras otro de sus histriónicos y desternillantes discursos, Carlos nos anunció que de poner voz a los tempos oscuros y reptantes de “Fear” se iba a encargar Raúl Serrano, y lo cierto es que el bajista superó el reto con solvencia para acabar recabando una cerrada ovación.
A estas alturas, con una banda completamente encendida y con una audiencia totalmente entregada, la cosa empezaba a ponerse seria. Así que tras arrancarnos un par de carcajadas más, Carlos sacó la botella de whisky para calentar el gaznate antes de atacar “My Spirit”, que nos dejaba con otro excelente trabajo de un Pedro que se mostró absolutamente desatado a lo largo de toda la velada. Con la gente coreando el nombre de la banda, Carlos tomaba la palabra para dedicar “Black Magma”, a un buen amigo que estaba en el cielo, imaginamos que al igual que sucede en “Straight To Hell”, el tema estaba dedicado al añorado Kobe Bryant.
Habiéndonos ofrecido un exhaustivo repaso a “Straight To Hell”, tocaba cerrar la primera mitad del show, y para ello que mejor opción que mirar atrás y recuperar “The Old Man”, que servía para que el carismático e incombustible frontman volviera a dejar su lugar junto a sus compañeros para pasearse entre la audiencia antes de regresar para presentarnos, uno a uno, a todos los músicos. El punto y seguido lo puso la que hasta el momento es la última parte de la saga “Old King’s Visions Part VI”.
No tardaron mucho en volver a recuperar posiciones para dar el pistoletazo de salida a los bises proponiéndonos la particular mezcla de potencia y melodía que encierra la irreverente “Breaking All Rules”, con Carlos nuevamente dándonos el paso para que cantáramos como si nos fuera la vida en ello. Aún más atrás en el tiempo, hasta sus primeros tiempos como banda nos invitaron a viajar para rescatar uno de los cortes que formó parte de sus primeras maquetas “Lost World” que cantó Pedro mientras Carlos empuñaba la guitarra. El fin de fiesta definitivo, con los músicos cambiando sus instrumentos, llegó con otra de las veteranas en sus repertorios, la siempre efectiva “Energy” que cerraba la velada por todo lo alto dejando a una audiencia encendida y eufórica.
Lamentablemente no hubo tiempo para más, pero fue suficiente para constatar que, a día de hoy, Vhäldemar son una banda de referencia dentro del heavy metal nacional. Sus discos y sus incendiarios directos les avalan. Así que sólo me queda una cosa que decir: ¡A Muerte!
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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