Tras recibir la primera gran ovación de la noche la propia Xana fue quien se encargó de presentar a la banda, por si todavía había alguien que no les conocía, para posteriormente invitarnos a adentrarnos en su particular “bosque” siguiendo los poderosos redobles que marcaron el arranque de la emotiva “Lágrimas De Cera”, que nuevamente volvió a contar con las palmas de apoyo de un respetable cada vez más animado. Aunque “Sendas De Leyenda” ha sido el trabajo que ha consolidado a Celtian, la banda no quiso dejar pasar la ocasión de echar la vista atrás para recuperar “El Solsticio De Driade”, la majestuosa “Tu Hechizo” y la evocadora “Niamh” para redondear una tripleta imbatible de su anterior “En Tierra De Hadas”.
El momento de volver a saltar siguiendo las ensoñadoras melodías y los accesibles estribillos llegaría con la fantástica “El Hijo Del Ayer”, que rubricaba la perfecta sintonía entre el público y una banda que crece día a día y que todavía no ha alcanzado su techo. Mientras que el colofón definitivo corrió por cuenta de “En Tierra De Hadas”, con toda la pista botando antes de que la banda se girara hacia la batería para dar por concluida su vibrante presentación.
En cuanto al repertorio, lógicamente, estuvo muy centrado en el material de “Bandera Negra”, aunque no faltaron algunas gemas imprescindibles para sus incondicionales y un fin de fiesta apoteósico con ese par de himnos a la diversión y la jarana que ya todos imagináis, y que apuntaré más tarde. Otro detalle a destacar fue que en esa selección de temas la banda apostó por la dualidad, ya que si bien hubo muchos temas festivos que invitaban al brindis y al despiporre, también tuvimos ocasión de reencontrarnos con los Mägo más oscuros y cañeros, tal y como hacía presagiar el pentagrama que lucía la batería blanca de Txus y varias de las proyecciones que acompañaron a la ejecución de algunos de esos temas. También tuvimos sorpresas porque la banda contó con la presencia de varios invitados, lo que acabó confiriendo a la cita ese toque que hizo que la velada fuera especial.
Precedidos del sonido de las gaviotas, el romper de las olas, y la narración que abre su último redondo la banda irrumpió en escena apoyándose en la rotundidad de las guitarras para adentrarnos de lleno en “Al Abordaje”, que a modo de invitación rompía el hielo y dejaba patente que el tema ha calado hondo entre sus incondicionales, ya que fue coreado con auténtico fervor por sus fieles. Una vez más, la pareja vocal que conforman Zeta y Patricia Tapia se complementó a la perfección, compartiendo el centro del escenario en más de una ocasión para proponernos esa dualidad de registros que se ha convertido en una de sus señas de identidad. Otra de las grandes curiosidades era ver como funcionaría el tándem Manuel Seoane/Victor de Andrés, y lo cierto es que se entendieron a la perfección, repartiéndose los solos mientras nos ofrecían una buena selección de poses guitarreras.
La acción no se detuvo, así que tras firmar un arranque explosivo, y sin apenas darnos ni un segundo de tregua, la batería del incombustible Txus di Fellatio marcaba la entrada del primer guiño al pasado con “El Libro De Las Sombras”, que nos dejaba a Zeta invitándonos a dar palmas mientras, un siempre sonriente, Mohamed y Josema se encargaban de poner el toque folk provocando la algarabía entre unas primeras filas que no pararon de saltar siguiendo sus vivaces melodías. Los teclados del “nuevo fichaje”, Manuel Ramil se dejaron notar con fuerza durante “El Amor Brujo”, con Patricia volviendo a dar un paso adelante para compartir protagonismo con Zeta antes de que ambos hachas les tomaran el relevo para batirse en un intenso duelo.
Ante una sala totalmente volcada, que coreó intensamente el nombre de la banda, Zeta nos daba las buenas noches antes de presentarnos “Astaroth”, que con sus oscuras y sugerentes melodías cambiaba la dinámica del show brindándonos la oportunidad de visitar por primera vez el material del mítico “Finisterra”. Nuevamente serían los teclados de Ramil los encargados de acunar la voz de Patricia durante los compases iniciales de “El Poema De La Lluvia Triste”, para posteriormente ponernos a todos a cantar su pegadizo estribillo mientras el movimiento en el escenario no se detenía, con los músicos intercambiando constantemente sus posiciones. No abandonarían el material de “Gaia II: La Voz Dormida”, ya que con la imagen del personaje de la portada de su obra de 2005 presidiendo la gran pantalla trasera era un buen momento para adentrarnos de lleno en los desarrollos de “El Callejón Del Infierno”, que sirvió para el lucimiento de todos los instrumentistas de la banda.
Para el retorno sobre el material de “Bandera Negra”; fue Patricia quien ejerció como maestra de ceremonias presentando “El Aplauso Herido”, toda una declaración de intenciones que nos permitió deleitáramos con su interpretación, corroborando, por si alguien albergaba alguna duda, que a día de hoy es una de las mejores vocalistas de la escena nacional. La faceta más macarra y gamberra de los Mägo saldría a relucir durante la irreverente “Resacosix En Pandemia”, con Txus abandonando su batería para empuñar el micro y compartir labores vocales con Zeta, lo que propicio que al final del tema la sala al completo entonara ese popular cántico futbolero que dice: “...hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual”.
Tocaba volver a cambiar de registro, y para ello que mejor que mirar nuevamente al pasado, centrando nuestro objetivo sobre “Finisterra” para dar buena cuenta de “La Danza Del Fuego”, que arrancaba con Zeta camelándose al personal para posteriormente incitarnos a mover los brazos de izquierda a derecha a la vez que coreábamos su optimista estribillo. A estas alturas del show la conexión entre banda y público era ya total, con lo que todos nos convertimos en parte imprescindible a la hora de corear los estribillos de “Tequila Tanto Por Vivir”, que se zanjaba con otra cerrada ovación. Quizás su presencia no sea la más llamativa sobre el escenario, pero lo cierto es que Fernando Mainer se ha convertido en una pieza clave para el sonido de Mägo, tal y como tuvimos ocasión de comprobar durante el solo de bajo que precedió a la melancólica “La Dama Del Mar”, que de entre las nuevas fue de las que más me gustó.
Cubierta la primera mitad del show era un buen momento para que empezaran a desfilar los invitados. El primero en hacer acto de presencia fue Isra Ramos, quien dejó buena muestra de su calidad al compartir micrófono con Zeta en la interpretación del trepidante “Diabulus In Música”. Acto seguido Patricia cogería el timón de la nave para invitar a Diego Palacio y Xana Lavey, de Celtian, a que se sumasen a la fiesta durante “Ciudad Esmeralda”. La travesía estaba yendo viento en popa, estábamos teniendo de casi todo, incluso tuvimos ocasión de comprobar las habilidades de Victor de Andrés a la hora de contar chistes antes de que las notas del teclado nos anunciaran que había llegado el momento de ponernos tiernos con “Desde Mi Cielo”, que estuvo marcada por la emotiva interpretación de Zeta.
Para encarar la recta final del show había que volver a espolear al personal. Así que para que todos volviéramos a saltar y cantar como auténticos corsarios Victor de Andrés se encargó de presentar como se merece “La Vida Pirata”, que nos dejaba la simpática estampa de las secciones de cuerda y viento compartiendo el centro del escenario mientras danzaban acompasadamente. Ante un público volcado y completamente revolucionado “Tu Madre Es Una Cabra”, se convirtió en la enésima excusa para que todos danzáramos como posesos mientras entonábamos su carnavalesca melodía. Para poner el punto y seguido a la velada que mejor que confiar en los ritmos bucaneros de la pieza que presta título a su más reciente entrega discográfica “Bandera Negra”.
Ante las reiteradas y ruidosas demandas de unos seguidores que reclamaban su vuelta al escenario, Mägo de Oz no tardaron en regresar sobre las tablas para rematar definitivamente la velada con una tripleta absolutamente ganadora. La elegida para hacer rugir nuevamente los instrumentos fue “La Cantiga De Las Brujas”, para la que se les sumó Clau Violette de Astray Valley. El único recuerdo que se permitieron del material publicado durante la década de los noventa llegó con el imprescindible “Molinos De Viento” de aquel ya lejano “La Leyenda De La Mancha”, para dejar que el apoteósico final, con banda y público completamente enloquecidos, corriera por cuenta de ese himno a la diversión, el buen rollo y la camaradería que es “Fiesta Pagana”.
Fueron más de dos horas de concierto en las que Mägo de Oz dejaron claro que mientras sus más feroces detractores siguen crucificándoles con despiadadas críticas ellos han optado por echarse a la mar y capean el temporal ofreciendo directos solventes, competentes y divertidos, tanto en nuestro país como mas allá del “Mar Tenebroso”.
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