Como suele suceder con muchas bandas del estilo su propuesta no está diseñada para grandes masas, aunque sus incondicionales suelen apoyarles con absoluta devoción, dando a sus conciertos una ambientación propia de otra época, algo que los hace tremendamente especiales. Bajo la denominación de “Night Of The Heroes IV”, y contando en la organización con la gente del añorado Rocksound y la Associació Cultural Metalcova, estaba claro que los aficionados al heavy metal de corte tradicional, -el de deportivas, tachas y parches-, no iba a faltar a la cita. Así que aunque el recinto no llegó a llenarse si que acabó registrando una buena entrada.
Si la memoria no me falla, para un servidor esta era la primera vez que tendría ocasión de ver a Omen en directo, y aunque su actual encarnación dista mucho de la que grabó sus primeros trabajos, lo cierto es que el toque de frescura que les otorga la presencia del vocalista y frontman griego Nikos Migus A. le ha sentado muy bien a la banda, permitiéndoles llegar a una nueva generación de metaleros. En cualquier caso, sería imposible que fuera de otro modo ya que el que fuera su vocalista J. D. Kimball, con quien grabaron sus primeros tres largos, falleció en 2003. Curiosamente la veterana formación no traía bajo el brazo un nuevo trabajo que presentar, su última referencia de estudio “Hammer Damage” data de mediados de 2016. Así que para regocijo de sus incondicionales el repertorio de esta noche estuvo muy centrado en lo que podríamos denominar como su etapa clásica.
Para ejercer como anfitriones y con la responsabilidad de dar el pistoletazo de salida a esta velada de domingo contaríamos con la presencia de Dhaliax, una formación barcelonesa con una propuesta a medio camino entre el heavy metal, el power y el thrash, y que aprovechó la ocasión para ofrecernos un exhaustivo repaso al material contenido en su obra “Blood On Fire”. Debo admitir que me gustó mucho ver como ha evolucionado la banda desde que pude verles hace un par de años abriendo para Arenia y Eveth, ya que temas como la inicial “Mercenary”, con unas guitarras rápidas y despiadadas, o la más épica “Your Last Breath”, nos presentaron a una formación sólida, con horas de ensayo a sus espaldas y que tiene las ideas claras.
No tardaría en llegar el primer cover de la noche una celebrada versión del clásico de Helloween “I Want Out”, que servía para que su vocalista hiciera gala de sus tonalidades agudas para acabar arrancando del público, que poco a poco iba dando colorido al recinto, una cálida ovación. Precisamente, si algo no me acabó de convencer fue el concurso de su frontman, y no por su faceta vocal, sino porque me dio la sensación de que Kuido en algunos momentos delegó en exceso en sus compañeros, especialmente sobre Marc y Xavi a la hora de realizar las presentaciones. Sin embargo, sí que me gustó su forma de interpretar y llevar al directo temas como “Dragon Lover”, y “Chandrain”, ataviado con una túnica larga mientras la banda hacía gala de su vertiente más potente y aguerrida, aunque sin perder en ningún momento su enfoque melódico.
Otra de las que mejor funcionó en directo fue “Evil’s Slave” con un bajo cabalgante y una fuerza roquera que sirvió para que más de uno se animara a la hora de levantar los puños y corear su estribillo. El segundo cover que interpretaron fue “Painkiller” de Judas Priest que no les quedó tan redondo y compacto como el de las “Calabazas”. Para encarar la recta final de su presentación optaron por “Doomed”, mientras que el cierre definitivo corrió por cuenta del tema que presta título a su primer largo el aniquilador “Blood On Fire”.
No había pues tiempo que perder. De modo que con la clásica e icónica serpiente que adorna sus portadas presidiendo el escenario la banda irrumpió en escena acompañada de una inquietante introducción para rápidamente desatar la euforia del personal con el primer trallazo de la noche: “Termination”, que nos dejaba con la primera ración de velocidad, afilados riffs y la impecable interpretación del vocalista griego Nikos Migus A., que ejerciendo como frontman no tuvo dificultades para conectar con las primeras filas. El ritual de Powell y sus acólitos no había hecho más que comenzar, de modo que tras una primera toma de contacto, que sirvió también para que todos alzáramos nuestros puños, era un buen momento para abandonarse al headbanging con los aromas netamente “true” de una de las que incluyeron en su primer largo “Dragon’ s Breath”.
Con los músicos exhibiendo una amplia sonrisa viendo la entrega y la devoción de un público que estaba disfrutando al máximo con su descarga llegaba el momento de respaldar al frontman griego a la hora de entonar las estrofas de “Ruby Eyes (Of The Serpent)”, para acabar dejando paso a esos desarrollos instrumentales deudores de las cabalgadas más tradicionales dentro del heavy metal. Con el respetable alzando los cuernos al aire, como si de un oscuro y arcaico ritual se tratase, nos adentrábamos de lleno en uno de los himnos clásicos del combo americano “The Axeman”, con un notable derroche vocal de Nikos Migus A. para acabar rubricando un tramo final apoteósico.
Agradecidos y complacidos con la respuesta y la entrega del respetable la banda no escatimó en cuanto a palabras de agradecimiento se refiere. Pero sin duda la mejor forma de corresponder a sus fieles fue con música. De modo que la encargada de hacernos transitar hacia derroteros más oscuros y misteriosos fue “Teeth Of The Hydra”, proponiéndonos una primera incursión en lo que fue su tercer largo “The Curse”. No tardarían en volver a pisar el acelerador al máximo para hacernos sucumbir con las apabullantes cabalgadas contenidas en la primeriza “Last Rites”, que nos dejaba la estampa del frontman griego aproximándose al filo del escenario para dirigir el coro de su característica melodía. Y es que hay composiciones que definen a la perfección el estilo y la personalidad de una banda, y creo que en el caso Omen la pieza que daba título y abría su segunda entrega discográfica, “Warning Of Danger”, es una de ellas: un trallazo incontestable de heavy metal potente, melódico y cargado de épica.
Aunque Mr. Powell está lejos de poder ser considerado como un virtuoso de las seis cuerdas, su particular forma de tocar, alternando de forma despiadada riffs tan afilados como los de “In The Arena” y melódicas partes solistas sirven para que su estilo sea plenamente reconocible. No nos concederían ni un segundo de tregua y antes de que nos diéramos cuenta estaríamos nuevamente inmersos en una nueva cabalgada a lomos de “Red Horizon”, con el personal abandonándose al headbanging antes de tributar a la banda una merecida ovación.
En una noche que estuvo marcada por la nostalgia no faltó el recuerdo al que fuera su vocalista J. D. Kimball durante los prolegómenos de la emotiva “Don’ t Fear The Night”, combinando ese arranque relajado y épico a lo Dio con la fuerza arrolladora de su coreable estribillo. Para encarar la recta final de su presentación volverían a mirar a su primer largo para rescatar un pelotazo incontestable como “Die By The Blade”, provocando que el personal volviera a levantar los puños.
Acto seguido llegó el momento de Mr. Powell quien nos brindó un escueto solo de guitarra que sirvió para recabar el reconocimiento a su labor a lo largo de todos estos años y como introducción para “Death Rider”. Una última ración de auténtica épica metalera nos abocaría de lleno sobre “Battle Cry”. Mientras que el fin de fiesta definitivo corrió por cuenta de la demoledora “Be My Wench”.
Lamentablemente será muy difícil que podamos llegar a ver Omen en mejores condiciones, en cuanto a escenario y sonido se refiere, pero los que acudíamos a la sala Bóveda pudimos presenciar la descarga de una banda que demostró que sigue fiel al sonido que les convirtió en un estandarte indiscutible para todos los amantes del U.S. Metal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario