Seamos sinceros: en ocasiones nos empeñamos en mirar constantemente hacia atrás, escuchando una y otra vez antiguos trabajos de bandas veteranas cerrando así las puertas a un montón de jóvenes formaciones que hace tiempo que están trabajando duro para salir adelante y hacerse un hueco dentro de la emergente escena nacional. Tres banda jóvenes, pero con tablas y experiencia, que incluso han llegado a tocar más allá de nuestras fronteras. Eso es lo que nos ofertaba el atractivo cartel que congregó a casi dos centenares de seguidores el pasado viernes 17 de junio en la sala Bóveda de la Ciudad Condal.
Pese a que la pandemia ha supuesto un duro golpe para bandas y locales, también es cierto que ha servido para que muchas formaciones se hayan encerrado en los locales de ensayo a pulir su propuesta hasta situarla en un nivel superior al que poseían anteriormente. Quizás ese pueda ser el caso de Redshark, una formación que ya apuntaba maneras en sus Ep’s previos, “Rain Of Destruction”(2016) y “Evil Realm” (2019), y que recientemente pegaba un puñetazo sobre la mesa sacándose de la manga un disco absolutamente descomunal como es “Digital Race”. Evidentemente la presentación de su primer largo en casa era una ocasión especial para el quinteto barcelonés. Además para acompañarles en esta puesta de largo del ya mencionado “Digital Race”, la banda contaría con el apoyo de dos formaciones amigas. Savaged serían los encargados de darnos la bienvenida con su heavy/speed de esencias clásicas, como no. Mientras que los elegidos para amenizar los momentos previos a la salida del combo que capitanea el guitarrista Philip Graves fueron los explosivos Löanshark.
Me gustó mucho el detalle, -y creo que es justo remarcarlo-, que el público vino a ver el show completo: las descargas de las tres bandas. Así que cuando aparecieron en escena Savaged el recinto presentaba ya un ambiente de lo más animado. Otro detalle a destacar, y que lamentablemente no suele ser habitual, es que entre los asistentes había muchos músicos de diferentes bandas locales, con lo que podríamos decir que en esta ocasión si que se dio cita en la Sala Bóveda una buena representación de la escena barcelonesa.
Contando con el apoyo de un público que se implicó al máximo, y que no se cortó a la hora de levantar los puños al aire, el cuarteto se encontró muy a gusto sobre las tablas, y eso se notó en lo bien que sonaron piezas contenidas en su primer EP “Knights Of Metal”, como “Stealing The Night”. Como no podía ser de otra forma no faltaron los guiños a las grandes bandas clásicas del metal con las guitarras dobladas de Jamie Killhead y Joan Grimalt a lo largo del incisivo “Money”.
Tras los habituales saludos la banda nos pidió que diéramos un paso adelante para aproximarnos más al escenario para que poder sentir nuestro apoyo durante el tema que presta título a su primer lanzamiento “Knights Of Metal”, que se cerraba con su frontman clavando las rodillas en el suelo para firmar una apocalíptica recta final. Por si a estas alturas alguien albergaba alguna duda sobre la conexión de la banda con la década de los ochenta, el cuarteto nos invitó a sumergirnos de lleno en el oscuro y terrorífico “Elm Street”.
La vertiente más potente, aguerrida y agresiva de Savaged quedaría plasmada a lo largo de “Tons Leather”. Mientras que la rúbrica para una presentación que gustó, y que nos dejó con un muy buen sabor de boca, corrió por cuenta de “Runnin’ Love”. Lo dicho Savaged dejaron claro que tienen talento, actitud y temas con pegada. Así que habrá que estar atentos para ver que nos proponen de cara a los próximos meses porque la cosa promete.
Salieron a morder, como en ellos suele ser habitual, a por todas. La cita de esta noche, aunque entre bandas amigas y hermanas, era un duelo importante y Löanshark jugaron muy bien sus cartas, recurriendo para conquistar al respetable a su artillería pesada, dándonos argumentos para menear la cabeza desde que irrumpieron es escena con el rabioso “The City Goes Fast”. Y es que el trío sabe perfectamente como aunar todas sus influencias clásicas para plasmarlas en piezas como “Black Leather Queen”, que con la preponderante línea de bajo de Aless marcando el tempo y respaldado por la enérgica guitarra de Logan nos alentaba a levantar el puño cada vez que tocaba corear su infeccioso estribillo.
Tras darnos las buenas noches, sería la batería de Angel Smolski la que se encargó de flanquearnos el paso hacia “Turn It Louder”, proponiéndonos unos explosivos cambios de ritmo que fueron la excusa perfecta para que el ambiente se fuera caldeando en una sala cada vez más concurrida y animada. Absolutamente implacables, Löanshark no estaban dispuestos a darnos ni un segundo de tregua, ni tampoco a levantar el pie del acelerador, así que su demostración de potencia metalera prosiguió con el corte que abre su “The Gangland Tapes”, “Sinner Rider” para posteriormente dejar paso a la garajera “Red Light Blues”, que con ese avasallador inicio se encargaba de poner de manifiesto que una de sus bandas de cabecera son los inmortales Mötorhead.
Sin duda a lo largo de su presentación Löanshark nos brindaron algunos momentos mágicos, en los que mostraron una estrecha conexión con sus seguidores. Y sin duda uno de ellos llegó cuando el trío se descolgó con una atronadora versión de su “Fast, Heavy, Loud N´Proud”, que sonó como toda una declaración de intenciones, y que sirvió para revolucionar, aún más, a unas primeras filas que se lo estaban pasando casi tan bien como ellos sobre las tablas. Tampoco faltaron algunos temas más rítmicos e intensos como el efectivo y altamente coreable “Midnight Shooter”, que sonó como toda una oda al hard rock más netamente ochentero gracias a la pegada de su aplastante estribillo.
Pero como comenté anteriormente una de las grandes pasiones del trío barcelonés es la velocidad, y lo cierto es que supieron como meter esos temas más veloces dentro del repertorio para volver loco al personal. De modo que la elegida para encarar la recta final de su presentación fue “Electric Shockin´Waves”. El contraste a tanta velocidad lo pondrían las esencias más roqueras y deudoras del material más clásico de la N.W.O.B.H.M., contenidas en “Open Fire”.
Pese a que a muchos Löanshark les parecerán una banda con poco recorrido, llevan ya mucho tiempo batallando dentro de la escena, y su evolución ha sido en estos años ha sido notable, de modo que temas de sus primeros tiempos como “Machinegunner”, pese a la rotundidad de sus redobles épicos iniciales, sonó algo más básico en comparación con su material más reciente. Habiendo conseguido conectar con la audiencia el trío se despidió definitivamente con un grito de hermandad metalera como fue “Heavy Metal Addicts”. No cabe duda Löanshark están en la buena senda y con un poco de suerte estoy seguro de que van a dar mucho que hablar en poco tiempo.
Con el público ya caliente y expectante ante el desembarco del quinteto, y con un modesto telón con el nombre de la banda presidiendo el escenario como único atrezo, Redshark irrumpía en escena dispuestos a arrasar con todo a su paso. Los actos previos habían dejado las espadas en todo lo alto, así que no había posibilidad de relajarse y no poner toda la carne en el asador si querían salir victoriosos. Muy concentrados, pero con la convicción de quien sabe que tiene un buen repertorio que ofrecer a sus seguidores, el quinteto tomaba posiciones para rápidamente dejar que el afilado riff inicial de “The Drill State”, diera el pistoletazo de salida a una descarga trepidante. Me gustó mucho su puesta en escena, con la imagen y actitud que se puede esperar de una banda de su estilo. Pero sobre todo donde me convencieron fue en la ejecución de unos temas que en directo sonaron todavía más duros y devastadores que en estudio, y la mejor prueba fue comprobar con la voracidad que sonaron piezas como “Sentenced To Kill”, que fue el primer guiño que nos ofrecieron de su anterior EP “Evil Realm”.
Otro detalle que me gustaría destacar es que aunque su guitarrista Philip Graves es el líder de la formación, todas las piezas de Redshark son igualmente importantes. Especialmente relevante me pareció la labor de su frontman Pau Correas que supo moverse con absoluta soltura por diferentes registros y texturas, reglándonos unos fantásticos agudos que consiguieron que temas como “Never Too Late” sonasen con esa garra netamente metalera que es capaz de enganchar al público hasta el punto de hacernos cantar su pegadizo estribillo. Como era previsible, el grueso del repertorio de esta noche estuvo conformado por las composiciones de “Digital Race”. Y personalmente uno de los temas que más me gustó, y que creo que mejor funcionó esta noche, fue “The Death Rides”, que con las guitarras desatadas de Graves y Javi Bono se convirtió en un trallazo incontestable de velocidad, potencia y melodía.
Sin darnos ocasión de recuperar el aliento, y sin mediar presentación alguna, le llegaba el turno a la pieza que presta título a su último lanzamiento “Digital Race”, que con ese inicio más lento y majestuoso nos allanaba el camino hacia una sinuosa cabalgada que fue creciendo hasta convertirse en un crujiente y compacto medio tiempo cargado de intensidad y melodía. Pero cualquiera que se haya tomado la molestia de escuchar el mencionado “Digital Race”, habrá podido comprobar que una de las grandes pasiones del quinteto catalán es pisar el acelerador al máximo. De modo que temas tan vertiginosos y directos como “Kill Your Idol”, se convirtieron en la excusa perfecta para que los aledaños del escenario se convirtieran en una fiesta, con todo el mundo danzando alocadamente, mientras la banda se explayaba a sus anchas en esos latigazos sonoros de reminiscencias speed metaleras.
Otro de los momentos de la noche, aunque en esta ocasión no fue por la velocidad ni por la potencia, llegó cuando la banda interpretó la balada del disco “Pallid Hands”, que nos dejaba con un fantástico alarde vocal de un Pau que se gustó, dando a su interpretación un toque de lo más intenso y emocional para acabar recabando una merecida ovación por parte del respetable. Lamentablemente el tiempo de Redshark estaba tocando a su fin, pero antes de abandonar por primera vez el escenario todavía tendrían ocasión de volarnos la cabeza con la atronadora pegada de “I´m Falling” dejando claro que la actual sección rítmica que conforman el bajista Chris Carrest y su flamante nueva incorporación el batería Eric Killer es probablemente la más compacta y poderosa que hasta el momento ha tenido el “Tiburón Rojo”.
Atendiendo a las demandas de sus incondicionales el quinteto no se hizo de rogar en exceso, así que rápidamente volverían a empuñar los instrumentos para rematar la velada por todo lo alto. Evidentemente había que finiquitar el show de la mejor forma posible, y para ello que mejor que inaugurar los bises con la implacable “Stronger Than Ever”, convirtiendo las primeras filas en un mar de cuerpos que danzaban sin control mientras que los amantes del headbanging ejercitaran nuevamente las cervicales en la parte trasera del local. Para rubricar su indiscutible triunfo Redshark optaron por tener una deferencia para con sus fans más veteranos, y es que la elegida para cerrar su descarga fue la primeriza “Fight The Rules Of Power”, rescatada de aquella primera demo titulada “Rain Of Destruction”, en la curiosamente su líder, Philip Graves, se encargaba del bajo y las voces.
En definitiva fue una noche memorable en la que tuvimos ocasión de presenciar el directo de tres bandas jóvenes, batalladoras, que no están dispuestas a rendirse y que apuestan decididamente por el heavy metal. Esperemos que tras este parón pandémico las cosas vuelvan poco a poco a la normalidad y las bandas puedan volver a tocar en las salas de nuestro país cada fin de semana. Así que cuando eso suceda, yo te recomendaría que estes atento a la programación de las salas de tu zona, y si ves que Redshark se acercan a tu localidad no dejes pasar la ocasión de verles en vivo. Pero mientras eso sucede, si eres amante del buen heavy metal, te invito a que le pegues una detallada escucha a “Digital Race”, seguro que no te defraudará.
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