Seamos sinceros y hablemos claro. Nos guste más o menos, el nombre de Ozzy Osbourne ha trascendido más allá del universo del hard rock y el heavy metal. No importan los motivos, lo cierto es que en pleno 2022, y cuando muchos hubieran apostado a que llevaría muerto unas cuantas décadas, The Madman se ha convertido en toda una celebridad. A estas alturas de la película, y con 73 castañas a sus espaldas, poco tiene que demostrar el carismático e icónico frontman. Seguramente el motivo de regresar al estudio a grabar nuevas composiciones obedece más a la autorealización y satisfacción personal que le puede producir trabajar con artistas de renombre como los que le acompañan en este “Patient Number 9”, que a una razón meramente comercial. En cualquier caso, Ozzy no ha tardado mucho en volver a crear nuevo material, recordemos que su anterior referencia “Ordinary Man”, data de principios de 2020, justo antes de que estallara la pandemia, y a diferencia de aquel este nuevo trabajo tiene una flema más marchosa y roquera, - quizás gracias a la vuelta al equipo de Zakk Wylde-, pese a que su sonoridad es muy similar, ya que ha vuelto a repetir con el productor Andrew Watt.
Al igual que ya sucediera en su anterior redondo Mr. Osbourne ha vuelto a contar con los servicios de Chad Smith de Red Hot Chili Peppers a la batería, aunque también encontramos alguna pista grabada por el tristemente desaparecido Taylor Hawkins. Para encargarse de apuntalar la sección rítmica ha contado con los servicios de un viejo conocido, el bajista de Metallica Robert Trujillo, Duff McKagan y Chris Chaney. Mientras que para acompañarle a la guitarra ha contado con diferentes colaboraciones: Jeff Beck, Mike McCready, Eric Clapton, Tony Iommi y su “fiel escudero” Zakk Wylde. En definitiva una ristra de grandes guitarristas con los que el incombustible frontman de Birmingham ha demostrado que es capaz de trabajar con “hachas” de diferentes sensibilidades, estilos y generaciones, reafirmando, una vez más, que es una figura única, irrepetible y, ante todo respetada, dentro del negocio musical. Precisamente la variedad estilística de los 13 cortes que componen el álbum es otro de los aspectos a destacar de “Patient Number 9”, y con eso no quiero decir que Mr. Osbourne haya traicionado ni su esencia ni su personalidad, sino que podemos encontrarnos material que recuerda a su etapa en Black Sabbath, también piezas que evocan a sus primeros discos en solitario, otros a su producción noventera, y como no también tenemos algún guiño que nos evoca a lo que ha publicado a lo largo de este tercer milenio.
Seguramente muchos pensarán, -y están en lo cierto-, que “The Prince Of Darkness” ha tenido una vida apasionante, repleta de excesos e historias que explicar. Pues bien, el disco se abre con un tema de cariz muy personal, en el que Ozzy indaga en los momentos más bajos de su vida personal y familiar, ya que su dura letra está inspirada en los problemas de salud mental que ha padecido su mujer Sharon Osbourne en los últimos años. Así que la parte musical es casi tan dura y oscura como su propia letra. Arranca con un bajo preponderante y machacón que se encargará de ir guiando el tema a través de una estructura variable y en la que se producen varios increscendos, mientras una sinuosa melodía de guitarra servirá de base para que Ozzy desarrolle las líneas vocales hasta abocarnos sobre un estribillo de lo más rítmico y pegadizo. La puntilla de este corte inaugural correrá por cuenta de la Fender Stratocaster de toda una leyenda viva del rock como es el mítico Jeff Beck, que ha plasmado su personalidad en un fantástico ejercicio solista. Con el segundo corte del álbum llega la que para un servidor ha sido la colaboración más sorpresiva de las diferentes que podemos encontrar en “Patient Number 9”, la de Mike McCready de Pearl Jam. Y es que el guitarrista de Florida ha echado mano de sus influencias más clásicas para adaptar su estilo al de un tema de lo más marchoso y hard roquero, en el que los riffs suenan frescos, intensos y potentes, y en donde la vertiente más rupturista la encontramos en un solo que quizás se aparta un poco de lo que podría esperarse en una pieza que rezuma espíritu ochentero por los cuatro costados, aunque sin llegar a sonar en ningún momento como un refrito del glorioso pasado de Ozzy.
Muchos son los músicos que han trabajado con Ozzy a lo largo de sus más de cinco décadas en activo, pero sin duda uno de los que más horas de estudio y directo ha compartido con él ha sido Zakk Wylde, con quien empezó a grabar allá por 1988 en “No Rest For The Wicked”, y esa conexión se nota. Y es que personalmente me ha encantado la densidad sonora y la potencia con la que suena la guitarra de “Parasite”, insuflando esa esencia stoner que tanto nos gusta a los seguidores del hacha de New Jersey y que tan bien dejó plasmado en discos como el debut y único trabajo de aquel proyecto que se llamó “Pride & Glory”. El cambio de registro, hacia tesituras más relajadas e hipnóticas, con ese filtro de voz que Ozzy ha venido utilizando desde su etapa en Black Sabbath llegará para dar forma a los compases iniciales de “No Scape From Now”, aunque la tenacidad de su riff, con marca de la factoría del gran maestro Tony Iommi, no tardara en imponerse para dejar patente que nos enfrentamos a una composición de estructura cambiante y guitarrera.
Como comentaba anteriormente Ozzy se ha rodeado de un fastuoso elenco de colaboradores, y huelga decir que cada uno de ellos ha dejado algo de su esencia, de su personalidad, de su forma de tocar en cada una de las pistas que ha grabado, y eso resulta más que evidente cuando escuchamos el toque bluesy que imprime un nombre mítico como es Eric Clapton a “One Of Those Days”, que arranca de forma relajada, con la evocadora guitarra de “Slowhand” dando ambientación a un corte que irá creciendo hasta alcanzar un ritmo dinámico, fresco y adictivo para respaldar un estribillo que será el que se encargue de dar el contraste a unas estrofas más introspectivas, dejando claro que la distorsión no es imprescindible para que un tema suene con la solidez que demandamos los seguidores del hard rock más potente. Aunque seguramente no será lo más característico, -ni mucho menos por lo que será recordado Ozzy Osbourne-, lo cierto es que mirando de forma retrospectiva a su longeva carrera en solitario, The Madman ha facturado a lo largo de los años un buen número de temas en los que las guitarras comparten protagonismo con los teclados y el piano, y de cara a este “Patient Number 9”, no podía faltar un representante de este tipo de temas en la figura de “A Thousand Shades”, que pasa por ser el segundo corte en el que interviene Jeff Beck brindándonos una atmósfera evocadora y en donde nos reencontramos con el Ozzy más melódico para firmar una notable interpretación desbordante de intensidad y feeling, y en la que no faltarán esos arreglos vocales que se han convertido en una seña más de identidad en los trabajos del mítico vocalista británico.
Creo que no podía ser de otra forma, y es que la sociedad Wylde/Osbourne ha acabado pariendo una de las pistas más potentes y enérgicas de “Patient Number 9”. Quizás el inicio intimista de “Nothing Feels Right” no invite a pensar que vaya a ser así, pero la dinámica del tema irá cambiando de forma cíclica, tanto a nivel de crudeza,- con unas guitarras cada vez más recias y musculosas, como a nivel de un tempo cada vez más acelerado-, permitiendo que Wylde se exhiba en su faceta de guitar-hero firmando un solo que derrocha personalidad y épica,. Mucho más crudo, compacto y aplastante resulta el arranque de ”Evil Shuffle”, que suena casi más Sabbath que el último material del cuarteto de Birmingham, aportando un toque oscuro, denso y siniestro para acabar redondeando un corte aparentemente no muy complicado pero que acaba sorprendiendo gracias a la hipnótica ambientación de su tramo central y a ese arreón final, -muy, muy poderoso-,que nos dejará una nueva exhibición de un Zack Wylde absolutamente desatado.
En el siguiente tema “Degradation Rules”, el segundo y último en el colabora Tony Iommi, Ozzy parece volver la vista atrás de forma más que intencionada, ofreciendo a sus fans más veteranos, y por extensión a los de Black Sabbath, un caramelo que parece conectar directamente, -en cuanto a sonoridad y oscuridad se refiere -, con lo que hicieran en temas como “The Wizard”, con la armónica dando el relevo a su aplastante riff inicial. En definitiva, un tema que hubiera sido un sueño componer para cualquiera de esas bandas denominadas de stoner que tratan de emular el primigenio sonido de los de Birmingham, y que se verá rematado por esas carcajadas demoníacas y un nuevo fraseo de armónica. En cambio “Dead And Gone”, es un tema de estructura más lineal y predecible, sustentado sobre una sólida sección rítmica y versado hacia tesituras más melódicas y menos agresivas, creando una atmósfera más envolvente gracias en gran medida al arpegio de guitarra que irá guiando el desarrollo de un tema solvente pero al que personalmente creo que le falta un poco de pegada, ya que nos muestra la faceta más contemporánea de Ozzy.
Las riffs de guitarra volverán a sonar menos acelerados y densos durante “God Only Knows”, un corte que destaca por la fantástica interpretación de Ozzy, otorgándole una musicalidad especial a su pegadizo estribillo. Sea como sea, otro tema que quizás se queda por debajo de la media general del álbum, aunque se deja escuchar. El broche definitivo correrá por cuenta de “Darkside Blues”, una vacilada que poco tiene que ver con el resto del plástico, como su propio nombre indica es un blues oscuro, casi malévolo, y que suena añejo y polvoriento, como una vieja reliquia del pasado, con la voz de Ozzy filtrada y con la armónica nuevamente dándole ese toque sureño y vetusto.
Siempre resulta difícil, muy difícil, enfrentarse al nuevo material de todo un mito, una institución, dentro de la escena del hard rock y el heavy metal como es John Michael Osbourne, más conocido por sus seguidores como Ozzy Osbourne, y más cuando hay que compararlo con algunos trabajos que son fundacionales y gemas indiscutibles del estilo. Evidentemente, cada uno tendrá sus preferencias personales. Pero un servidor ha de reconocer que no ha comulgado mucho con los trabajos que “The Prince Of Darkness” ha facturado en lo que llevamos de este tercer milenio a excepción de su anterior “Ordinary Man”. En cualquier caso, creo que Ozzy se ha sacado un buen conejo de la chistera con este “Patient Number 9”, contando nuevamente con un elenco de nombres de primera línea y sumando además unas composiciones mas potentes y elegantes que en su obra de 2020. Aunque siendo completamente sincero creo que quitando un par de temas, -concretamente “Dead and Gone” y “God Only Knows”-, el disco habría quedado más redondo y equilibrado. No se si tendremos ocasión de comprobar cómo sonarán estos temas en directo, ni tampoco si este será el punto y final a la larga carrera discográfica de Mr. Osbourne. Pero de lo que no me cabe la menor duda es que sus incondicionales alzarán el pulgar hacia arriba cuando escuchen “Patient Number 9”.
DISCOGRAFICA:SONY MUSIC
Lista de Temas:
01. "Patient Number 9" (feat. Jeff Beck)
02. "Immortal" (feat. Mike McCready)
03. "Parasite" (feat. Zakk Wylde)
04. "No Escape From Now" (feat. Tony Iommi)
05. "One Of Those Days" (feat. Eric Clapton)
06. "A Thousand Shades" (feat. Jeff Beck)
07. "Mr. Darkness" (feat. Zakk Wylde)
08. "Nothing Feels Right" (feat. Zakk Wylde)
09. "Evil Shuffle" (feat. Zakk Wylde)
10. "Degradation Rules" (feat. Tony Iommi)
11. "Dead And Gone"
12. "God Only Knows"
13. "Darkside Blues"
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