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viernes, 21 de octubre de 2022

ARCH ENEMY+BEHEMOTH+CARCASS+UNTO OTHERS-SANT JORDI CLUB-BCN-9-OCT-2022


Hacia tiempo, mucho tiempo, que no teníamos la oportunidad de ver dos giras realmente importantes en la misma semana dentro de la programación de conciertos de la Ciudad Condal. Afortunadamente, parece que la actividad de conciertos se va recuperando tras tantos meses de “sequía pandémica”, aunque eso puede acabar repercutiendo en una sobresaturación de shows, algo que en muchas ocasiones obliga al público a tener que escoger. En cualquier caso, tan sólo unos días después de haber disfrutado de la gira “Vikings And Lionhearts” arribaba al Sant Jordi Club este “The Europe Siege Tour”, un apasionante periplo que nos daba la oportunidad de descubrir la propuesta de Unto Others. De comprobar que unas auténticas leyendas dentro del metal extremo como son Carcass siguen en plena forma y arrasando con todo a su paso. Pero sobre todo ser testigos del duelo en la cumbre que protagonizaron los polacos Behemoth, que con un despliegue de medios impresionante presentaron su último redondo “Opvs Contra Natvram”, y unos Arch Enemy que se han consolidado como uno de los nuevos baluartes dentro de la escena metalera, demostrando que han conseguido un estatus que les permite no solo liderar grandes festivales, sino tambien encabezar giras tan espectaculares y extensas como esta.

Con el personal todavía accediendo al recinto aparecían sobre las tablas los encargados de dar el pistoletazo de salida a una velada que vaticinaba emociones fuertes: los chicos de Unto Others. El cuarteto de Portland tiene una historia cuanto menos curiosa ya que publicaron su primer largo “Mana” en 2019 bajo el apelativo de Idle Hands, pero tras su fichaje por un sello potente como es Roadrunner Records cambiaron de nombre por Unto Others, y volvieron a publicarlo a principios de 2021. En septiembre de ese mismo año saldría a luz “Strength”, que es el disco que presentaron en esta primera incursión en tierras catalanas.



Los americanos son una de esas bandas con las que no hay término medio: o te encantan, o los detestas. Su propuesta aunque no es novedosa si que es bastante personal, combinando elementos góticos y siniestros de los 80 y el heavy metal tradicional, aunque un servidor debe reconocer que no acabó de conectar con sus temas a causa del registro de su vocalista y guitarrista Gabriel Franco, con un timbre que personalmente me recordó en algunos momentos al de Robert Smith, de los británicos The Cure.

Aparecieron entre tinieblas para intentar captar la atención de una audiencia que siguió su descarga desde la distancia, a excepción, claro está, de una pequeña columna de incondicionales que celebraron con auténtica devoción la ejecución de temas como la inicial “Heroin”, o la más ambiental y etérea “Give Me To The Night”.

Aunque el sonido del que disfrutó el combo americano no fue bueno, lo cierto es que las partes lentas, con las guitarras sin distorsión sonaron bastante bien, mientras que las partes más cañeras sonaron algo embarulladas, con lo que temas como la ochentera “No Children Laughing Now”, no acabaron de conectar con el personal que poco a poco iba dando colorido y ambiente al recinto. En cualquier caso, el cuarteto se mostró solvente y sólido en escena, especialmente su frontman Gabriel Franco, quien pese a mostrarse algo esquivo en las presentaciones supo captar la atención del personal al atacar cortes como el melancólico “Can You Hear The Rain”.

De entre las que mejor respuesta obtuvieron me quedo con “Nightfall”, con esas pinceladas deudoras de la new wave británica y de bandas como los primeros The Cult. Mientras que tras la presentación de los músicos fue “Summer Lighting” la que cubrió el escenario de un denso manto de humo. El capítulo final para la escueta descarga de los de Oregon estuvo reservada para “When Will God's Work Be Done”, tras la que se marcharon dejando la promesa en el aire de una próxima vuelta.


Con bastante más gente en el local llegaba el momento de afrontar la descarga de una banda mítica, clásica, e irrepetible dentro de la escena extrema europea: Carcass. El combo británico que lideran el incombustible Jeff Walker y el guitarrista Bill Steer eran la banda más veterana de las que conformaban el cartel de esta noche, y aunque seguro que todos los que estáis leyendo estas líneas lo sabréis, no está de menos recordar que el propio Michael Amott fue miembro de la banda y grabó con ellos dos trabajos tan destacados como fueron “Necroticism - Descanting the Insalubrious” (91) y el controvertido, en su momento y aclamado en la actualidad, “Heartwork”(93).

Aunque lejos del despliegue de fuego y los montajes espectaculares que utilizaron tanto Behemoth como posteriormente Arch Enemy, lo cierto es que los británicos presentaron un escenario modesto pero vistoso, con un gran telón de fondo y unas pequeñas pantallas sobre las que se fueron proyectando diferentes imágenes relacionadas con los temas que interpretaron. Casi tan características como sus canciones es la estética de los propios miembros del cuarteto, con Walker luciendo camiseta blanca, mientras sus compañeros a las seis cuerdas lucieron pantalones de campana, con una imagen más propia de una banda vintage que de death metal.

Recibidos de forma entusiasta por un público que alzó los cuernos para darles la bienvenida la descarga de los de Liverpool arrancó de forma solvente y arrolladora con un clásico de finales de los ochenta como “Exhume To Consume”, para rápidamente dejar paso a un primer recuerdo de su fantástico “Heartwork”, en forma de “Buried Dreams”, dejando espacio para esos pasajes más trabajados y melódicos que la banda ha ido desarrollando desde que viera la luz el mencionado trabajo en 1993.

Aunque el sonido fue algo mejor del que disfrutaron Unto Others, lo cierto es que tampoco me acabó de convencer, ya que la batería de Daniel Wilding saturaba en algunos momentos, especialmente cuando el cuarteto se adentraba en las partes más rápidas y cañeras. Varios fueron los temas que presentaron de su más reciente entrega “Torn Arteries”, que vio la luz el pasado año. La primera en sonar fue “Kelly’s Meat Emporium”, que nos dejaba la estampa de un Walker muy metido en el show, ametrallando con su bajo a unas primeras filas que no dudaron en levantar los puños al aire.

Resulta curioso como Carcass han conseguido sobrepasar las fronteras del metal extremo, y es que en esta segunda etapa Walker y sus acólitos están viviendo su mejor momento de popularidad, ya que a la persistencia y la fidelidad de muchos de sus fans del pasado, -que han evolucionado con ellos-, hay que sumar el empuje de las nuevas generaciones que les consideran una leyenda viva y una auténtica referencia cuando se habla del estilo. Así que temas como “Incarnated Solvent Abuse”, que por cierto versionearon los propios Arch Enemy en su reciente “Covered In Blood”, sonaron como una apisonadora, dando al personal excusas para ejercitar las cervicales en sus intensos y épicos uptempos. Una nueva mirada sobre su última referencia serviría como excusa para adentrarnos de lleno en “Under the Scalpel Blade”, que arrancaba de forma relajada, con Walker sentado sobre la tarima de la batería, antes de que la banda hiciera estallar su habitual tormenta de infecciosos riffs.

La vuelta sobre las composiciones escritas durante la década de los noventa serviría como excusa para desatar la euforia de sus fans más veteranos que no dudaron en volver a alzar sus puños al aire mientras el cuarteto daba buena cuenta de “This Mortal Coil”, alternando ráfagas de crudo metal con pasajes más intensos y melódicos. Algo menos eufórica fue la respuesta del respetable con “Dance of Ixtab (Psychopomp & Circumstance March No. 1 in B)”, pese a su intensidad percusiva y la crudeza de su riff deudor de la estirpe Sabbath. No abandonarían el material de su obra del pasado año, ya que la siguiente en sonar fue “The Scythe's Remorseless Swing”.

Para finiquitar una descarga que resultó muy corta el cuarteto de Liverpool optó por la artillería pesada, recurriendo a dos gemas que indudablemente han marcado su trayectoria. “Corporal Jigsore Quandary”, que sonó abrumador y despiadado, como sacado de una cápsula del tiempo para provocar los pogos de una audiencia desbordada. Pero sin duda lo mejor de la descarga de Carcass llegó Justo al final con ese piedra angular del death metal melódico que lleva por título “Heartwork”. En definitiva, fantásticas sensaciones las que nos dejaron unos Carcass que no defraudaron, y que tiraron de galones, más que de espectáculo, para brindarnos un vibrante show que aunó presente y pasado.


No voy a entrar en valorar etiquetas estilísticas, ni la autenticidad. Pero creo que todos los que hemos acompañado la trayectoria de Behemoth, y más aún hemos seguido sus giras, estaremos de acuerdo en que Nergal y sus muchachos hace tiempo que juegan en otra categoría. Sí, la música es importante, pero casi igual de excitante y emocionante es ver su espectacular puesta en escena. Y es que en ella no faltaron las proyecciones, diferentes ornamentos de una cuidada escenografía, el humo, el maquillaje, las coreografías, los cambios de vestuario de Nergal, las flechas de fuego cruzado, la pirotecnia… Aunque también es cierto que la banda llevó algunos arreglos pregrabados, -de los que personalmente no soy partidario-, pero que en este caso son perfectamente admisibles, ya que ayudaron a dotar de magnificencia al show, haciéndolo todavía más atractivo y vistoso.

Pero no todo iban a ser flores y loas al hablar de la descarga de Behemoth. Y es que antes de pasar a desgranar lo que fue su show sí que me gustaría remarcar un comentario bastante extendido entre los presentes al acabar su concierto. Y es que el espectáculo había sido sublime, colosal. Pero en cambio, bastante gente comentó que musicalmente el combo polaco les habían resultado algo lineal. Con lo cual creo que la reflexión es clara: Nergal y sus secuaces han apostado por expandir sus miras a base de ofrecer espectáculo, aunque parece que su propuesta musical sigue bastante acotada a los gustos de los afines a unas sonoridades bastante determinadas.

La descarga del combo polaco arrancó con una gran lona blanca que ocultaba el escenario de miradas indiscretas. Fue allí donde se proyectó la figura de Nergal para que, a modo de introducción, nos espetara el inquietante y amenazador “Post-God Nirvana”. Acto seguido el telón cayó descubriendo ante nuestros ojos un majestuoso escenario, con pies de micro con el anagrama de la banda y un cuidado vestuario por parte de todos los miembros para deleitarnos con un arranque absolutamente demoledor “One Pro Nobis Lucifer”, que servía para que los polacos desplegaran su fantástico juego de luces junto a las primeras llamaradas de juego cruzado, dejando claro que pese a no ser los encargados de cerrar la velada esta noche llegaban dispuestos a arrasar con todo a su paso.

Aunque muchos parecieron sorprenderse con el desembarco del combo de Gdansk, lo cierto es que los que ya tuvimos ocasión de verles en su anterior gira nos esperábamos un espectáculo vistoso, aunque he de reconocer que lo que nos ofrecieron superó con creces nuestras expectativas. Habiendo conseguido captar la atención de los que todavía no les conocían Behemoth nos propusieron una primera incursión en el material contenido en su último redondo dando cancha a “The Deathless Sun”, para la que contaron con unos imperiales coros pregrabados. Con todos los miembros alineados a los lados de la tarima de la batería, y mientras 8 altísimas columnas de humo se alzaban ante nuestros ojos, arrancaba “Ov Fire And The Void”, con la que nos invitaban a viajar al pasado convirtiendo su descarga en un ceremonial que se vio potenciado por una nueva ración de flechas de fuego en su apocalíptica recta final.

Hubo detalles que me gustaron mucho de la descarga de Behemoth. Y es que muchos podrían pensar que los polacos basaron toda su fuerza en el espectáculo, pero no fue así. Así que tras impactar a la audiencia, tampoco tuvieron muchos reparos a la hora de mostrar su faceta más netamente old school dando salida a un “Thy Becoming Eternal”, que sonó crudo, agresivo y desgarrador, y que como soporte escénico contó únicamente en su primera parte con las columnas de humo, ratificando por si alguien tenía alguna duda que detrás de “tanto artificio” hay una banda de metal.

El recinto no tardaría en impregnarse de épica metalera durante “Conque All”, que llegaba precedida de la charla de Nergal para acabar convirtiéndose en uno de los momentos culminantes de la noche, con una audiencia que a estas alturas empezaba a doblegarse a la voluntad de Nergal y sus acólitos. Mucho más veloz e inquisitorial sonó la pieza que abría su trabajo de 2009, “Daimonos”, que nos pasaba por lo alto de forma inmisericorde mientras Nergal ejercía de sumo sacerdote portando una altísima tiara sobre su cabeza.

Posicionado con los brazos en jarra, portando una bengala de humo en cada mano, de esa guisa apareció Nergal para dar el pistoletazo de salida a “Bartzabel”, haciendo que en el recinto se respirara un intenso olor a azufre. A estas alturas la conexión de la banda con sus seguidores era absoluta. De modo que cuando el carismático frontman nos invitó a alzar el dedo corazón la sala se llenó de peinetas que apuntaban al escenario. Fue durante “No Symphathy For The Fools” cuando pudimos comprobar que los actuales Behemoth son algo más que una máquina perfectamente engrasada de facturar metal oscuro y visceral, y eso se notó en lo trabajada que tienen la coreografía que acompañó a la ejecución del tema, con los músicos deambulando por el escenario con movimientos perfectamente medidos y ensayados.

Esa vertiente más teatral tendría continuidad a lo largo de “Blow Your Trumpets Gabriel”, con Nergal volviendo a asumir el rol de “pastor” para guiar a su rebaño a través de los pasajes más densos y tortuosos. Para encarar la recta final del show la banda volvería a fijar la mirada en su nuevo material, con un “Versvs Christvs”, que arrancaba con las inquietantes notas del piano para acabar convirtiéndose en un torbellino de watios e imperiales coros. La rúbrica para su demoledora e iniciática descarga llegaría con “Chant For Eschaton 2000”, que volvía a dejar patente que los polacos están viviendo su mejor momento, y de que si hablamos de relevo para las grandes bandas dentro del panorama metalero, Behemoth en esta gira están presentado su firme candidatura.

Los siguientes en pisar el escenario para finiquitar la velada fueron Arch Enemy. Y si al hablar de Behemoth un servidor decía que estaban viviendo su mejor momento, en términos similares puedo referirme al momento que están viviendo Mr. Amott y compañía, ya que desde la entrada de Alissa White-Gluz la banda ha experimentado un auge espectacular que le ha convertido en una de las formaciones con mas tirón en la actualidad, superando ampliamente las cuotas de popularidad que ya tuvieran cuando militaba en sus filas la alemana Angela Gossow. Seguramente habrá quien eche en falta la fiereza de aquellos tiempos, pero la actual encarnación de Arch Enemy, -contando además con la figura del guitarrista americano Jeff Loomis-, son una banda que combina a la perfección contundencia, melodía y espectáculo, ofreciendo unos shows que resultan aptos para cualquier tipo de público dentro de la gran familia metalera, y eso se nota en el tirón que tienen y en la afluencia de público que acude a sus conciertos.

Pese a ello, en Barcelona no consiguieron llenar el recinto del Sant Jordi Club, -repetían en el mismo lugar que estuvieron en su última visita, aunque en aquella ocasión fue formando equipo con Amon Amarth-, y lo cierto es que consiguieron completar algo de más de la mitad del aforo. En cuanto lo que fue su puesta en escena , cabe remarcar que no fue tan espectacular como la de Behemoth, aunque en ella tampoco faltaron un muy cuidado juego de luces, un amplísimo escenario con diferentes niveles, las columnas de humo, y el fuego, aunque de forma mucho más discreta que durante la descarga de Nergal y sus acólitos. Todo, absolutamente todo, estuvo medido al milímetro. Las poses, el tempo del show, los cambios de posiciones entre los músicos… quizás demasiado. Y aunque he de reconocer que eso le restó un poco de frescura y espontaneidad al show, también es cierto que es uno de los peajes que tienen que pagar las grandes bandas para ofrecer un buen espectáculo a sus seguidores. En cuanto al repertorio, como no podía ser de otra forma, estuvo muy centrado en esta última etapa, con una buena representación de “Deceivers”, mientras que la guinda al pastel la pusieron los clásicos imprescindibles que nunca faltan en sus descargas.

Nuevamente un gran telón, en esta ocasión con la inscripción “Pure Fucking Metal” serviría para ocultar el escenario mientras los “pipas” se apresuraban en dar los últimos retoques al escenario. Salieron a por todas, conscientes de que iba a ser necesario poner toda la carne en el asador si querían superar la descarga que acababan de ofrecer Behemoth. Así que para romper el hielo que mejor que uno de los apabullantes trallazos de nuevo cuño “Deceiver, Deceiver”, que ponía a todo el personal a botar mientras Alissa empezaba su particular show y Amott nos deleitaba con su clásica pose, agazapado sobre su flecha, a la vez que aparecían las columnas de humo. La maquinaria sueca había empezado a rugir. Así que sin darnos tiempo para recuperar el aliento llegaba uno de los momentos de la noche, ya que el siguiente en sonar fue un tema que se ha convertido en todo un clásico en sus descargas, “War Eternal”, y la respuesta del público no pudo ser más entusiasta con todo el personal levantando los cuernos siguiendo las indicaciones de la frontwoman canadiense para posteriormente dejar que el centro del escenario lo ocuparan Amott y Loomis protagonizando, espalda con espalda, uno de sus incendiarios duelos guitarreros.

Habiendo elevado al máximo la temperatura del local con un inicio arrollador, ahora tocaba meterse a fondo en su nuevo material ofreciéndonos una doble ración del mismo. “In The Eye Of The Storm”, nos dejaba a la banda perfectamente alineada sobre las tarimas junto a la batería, destacando sobre el resto de sus compañeros la imponente figura del bajista Sharlee D’ Angelo, que no dejó de recorrer incansablemente el escenario mientras animaba al personal y agitaba la cabellera. La vocalista recordó su última visita a este mismo recinto. Así que tras dar la bienvenida a los que “debutaban” esta noche con la banda tocaba seguir dando caña con “House Of Mirrors”, con las columnas de humo nuevamente alzándose cada vez que llegaba su aniquilador estribillo.


Con la sección rítmica marcando implacablemente el paso nos adentrábamos en otra de las imprescindibles, “My Apocalypse”, que volvió a contar con la apasionada respuesta de un público que elevó sus cuernos para posteriormente agitar los brazos de izquierda a derecha siguiendo las indicaciones de Alissa para convertir el momento en una comunión total con sus incondicionales. Las esencias melódicas herederas del heavy metal tradicional servirían para dar impulso a una tormentosa embestida como fue la novedosa “The Watcher”,dando cabida a unas vertiginosas aceleraciones que nos dejaban a una expeditiva Alissa dominando el escenario antes de que ambos “hachas” volvieran a adueñarse de la parcela central para batirse en otro de sus habituales duelos.

Tras unos instantes en los que el escenario quedó sumido en la más absoluta penumbra, la silueta de Alissa encapucha aparecía sobre el escenario para hacernos partícipes de la vertiente más melódica de la banda con un fantástico y celebradísimo “The Eagle Flies Alone” , que rescatado de su “Will To Power” caló con la misma intensidad entre sus seguidores que cualquier clásico. Mucho ha evolucionado la vocalista canadiense desde que se incorporó a las filas de Arch Enemy, y fue en temas como “Handshake With Hell!”, cuando la vimos alternar con soltura las tonalidades más rugosas y agresivas con pasajes en los que cantó con voz limpia, casi angelical. No abandonarían el material de nuevo cuño, ya que la siguiente en caer fue “Sunset Over The Empire”, con el público cantando la melodía que Mr. Amott dibujó sobre el mástil de su flecha mientras el escenario se cubría de humo.

Muchos fueron los momentos en los que la formación sueca hizo retumbar los cimientos del local, en los que la comunión con sus seguidores fue absoluta. Pero sin duda uno de los más memorables fue durante “As The Pages Burn”, con todo el personal alzando los brazos para corear junto a Alissa su matador estribillo. Ya no había vuelta atrás, había que rematar la velada, y que mejor que recurrir a un arrollador “Nemesis”, que acompañado de las columnas de humo se convertió en el preámbulo perfecto para el último golpe de la velada: el desarrollo instrumental de “Fields Of Desolation”.

Fue un concierto intachable. Arch Enemy ofrecieron un magnífico espectáculo, convencieron y gustaron a sus fans catalanes. Aunque creo que podrían haber tocado un par de temas más para acabar de redondear la velada. Sea como sea, creo que los grandes triunfadores de la noche fueron unos Behemoth que demostraron que están en un gran momento de forma, y que además cuentan con la calidad y la ambición suficientes para seguir escalando posiciones dentro de la escena metalera internacional.





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