Hay canciones que acaban siendo más de los fans que de los propios músicos que las escribieron. Y de ese tipo de temas Saurom han compuesto unos cuantos a lo largo de su longeva trayectoria. “Música” ha sido el último lanzamiento de los juglares gaditanos, y lo cierto es que la vicisitudes que todos ya sabemos han provocado que su presentación en Barcelona se haya demorado más de lo que a muchos nos hubiera gustado. Pero afortunadamente Narci Lara y sus muchachos por fin aterrizaban en la Sala Salamandra para reencontrarse con unos seguidores que les aguardaban con los brazos abiertos y que hicieron que la banda se sintiera en todo momento como en casa.
Sí, había muchas expectativas, y lo cierto es que Saurom no defraudaron, ya que nos ofrecieron un show extenso. Se presentaron solos y sin contar con el respaldo de una banda de apoyo, con lo que su show se fue por encima de las dos horas de duración. En cuanto al montaje fue sobrio pero vistoso, ya que incluyó diferentes proyecciones que ayudaron a ambientar y dar colorido al show. El sonido fue bastante bueno en líneas generales. Y si hablamos del repertorio lógicamente estuvo muy centrado en el material que han publicado en los últimos años, pero lo que más me gustó fue lo equilibrado que estuvo: tuvimos metal, folk, baladas…, y ante todo la entrega de una banda que supo transmitir su buen rollo a una audiencia que se entregó y disfrutó de cada instante del show: cantando, saltando, bailando…, y que se fue a casa con una amplia sonrisa dibujada en el rostro.
Irrumpieron en escena puntualmente precedidos de una larga introducción que sirvió para que los músicos fueran tomando posiciones. Lo más llamativo de estos primeros compases fue el calor con el que el respetable recibió a la banda, especialmente a Narci, que apreció vestido de gala, -como en él suele ser habitual-, a José A. Gallardo que irrumpió en escena dando saltos y que no paró durante todo el show de dar saltos mientras nos apuntaba con el láser que salía de su bajo; y ,como no, de Miguel Ángel Franco que apareció con una amplia sonrisa dibujada en el rostro. Mostrando su faceta más dura y metalera, la elegida para hacer que el personal empezara a moverse y, evidentemente, a cantar fue “El Monte De Las Ánimas”. Ante una sala que presentó un fantástico aspecto y respaldados por un sonido de lo más compacto y nítido, por lo menos en lo que fue la zona central, la banda no tuvo dificultades para conectar con una audiencia que parecía entregada de antemano, y que tras el primer saludo de Miguel se volcó aún más si cabe para convertirse en protagonista de “Amanecer”, que sonó más bastante más contundente que en su versión de estudio , dejándonos con la estampa de toda la sala levantado los puños mientras coreaba el estribillo, ratificando que el tema ha calado hondo entre sus incondicionales.
La química que la banda consiguió crear con ese arranque demoledor se mantendría a lo largo de toda la velada. Así que Narci dejó por primera vez aparcada la guitarra para empuñar la flauta durante la deliciosa “La Hija De Las Estrellas”. A estas alturas del show la sala se había convertido en una auténtica fiesta, pero lo mejor estaba todavía por llegar. Y es que fue a partir del siguiente tema, “La Leyenda de Gambrinus”, cuando el combo andaluz sacó a relucir su faceta más folkie y juglaresca. Los bailes, los saltos, las
sonrisas…, y en definitiva el buen rollo y el cachondeo se mantendrían a lo largo de esa declaración de intenciones que lleva por título “Músico De Calle”, con Raúl Rueda dejando a un lado la guitarra eléctrica para empuñar la mandolina.
Habiendo calentado convenientemente el recinto y tras la llamada a filas de Miguel tocaba regresar a las composiciones de su último lanzamiento para dar buena cuenta de la desternillante “El Queso Rodante”. El nivel de entrega e intensidad no decaería ya que la siguiente en hacer acto de presencia fue una que nunca falta en sus directos “Noche De Halloween”. Muchas son los registros que han mostrado Saurom a lo largo de longeva trayectoria. Así que tras haber dado buena cuenta de su faceta más festiva y desenfadada tocaba cambiar de registro para adentrarnos en tesituras más accesibles durante la luminosa “ ¡Vive”, con el vocalista sumándose a la parte instrumental para acompañar con la acústica.
Tras haber recobrado mínimamente el aliento durante la primera pieza tierna de la noche tocaba recuperar el ritmo que estaba llevando el show, tocaba volver a saltar y bailar, y para ello que mejor que dejarnos arrastrar por el positivismo de la vitalista “Salta”, para acto seguido retornar sobre tesituras acústicas para embelesarnos con la elegante sofisticación de “Soñando Contigo”. Esa ambientación más relajada y sosegada tendría continuidad con “3,2,1… ¡La Tierra!”, con una sonoridad muy cercana al hard rock con tintes A.O.R. Varios fueron los momentos en los que Saurom encandilaron al público, pero sin duda uno de los más especiales y emotivos fue durante “Cuando Nadie Nos Ve”, introducida por las notas del piano y que se saldaba con una cerrada ovación del personal.
Con la gente coreando emocionada el nombre de la banda, la acción no se detuvo sobre el escenario, así que la luz y el optimismo se adueñarían de todos los presentes cuando empezamos a cantar “Vida”. Otro detalle a destacar fue la sincera camaradería y el buen rollo que se percibía entre los músicos. Así que después de fundirse en un abrazo Narci y Miguel, el frontman dedicó a su compañero “Memorias De Un Héroe”, que nos dejaba a todo el personal agitando los brazos de izquierda a derecha mientras la mandolina y la acústica compartían protagonismo. Tocaba volver a saltar, tal y como hizo incansablemente José mientras nos apuntaba con su láser durante “Música”, y viendo la respuesta del respetable quedó claro que la pieza que prestó título a su obra de 2020 va a permanecer por mucho tiempo en los repertorios de sus conciertos.
El despiporre y el jolgorio generalizado llegarían con una flagrante mirada al pasado como fue “La Batalla Con Los Cuernos De Vino”, con Narci convertido en hombre orquesta, -alternando voces, pandereta y gaita-, mientras la sala se inundada de pelotas hinchables que volaban incontroladamente entre el público y el escenario dando colorido al recinto. Mucho más potente y respaldada en el sonido de unas guitarras que hicieron retumbar los cimientos del local sonó “Aquel Paseo Sin Retorno”, que fue la elegida para hacernos viajar hasta los tiempos de “Maryam”. La puntilla para lo que fue una de las tríadas más celebradas de la noche corrió por cuenta de la novedosa “El Lazarillo De Tormes”. Mientras que el contraste entre el presente y el pasado de la formación andaluza quedó patente con “La Musa Y El Espíritu”, que como no podía ser de otra forma fue coreada por el respetable con auténtica devoción antes de recompensar a los músicos con una cerrada ovación.
Habíamos saltado, cantado, bailado…, pero no, todavía no estábamos agotados, y todos sabíamos que los juglares todavía tenían un buen arsenal de buena música que ofrecernos. “El Carnaval Del Diablo”, volvió a prender la mecha de una audiencia que parecía absolutamente desatada. Pero el éxtasis colectivo, la perfecta simbiosis entre los músicos y sus seguidores llegaría con “El Carnaval Del Diablo”. Sin darnos tiempo de recobrar el aliento llegaba el momento de atacar “La Fiesta De La Cerveza”, para dejar que la elegida para cerrar la velada por todo lo alto fuera “La Taberna”. En este punto parecía que la velada había concluido, pero correspondiendo al cariño y la entrega del público barcelonés la banda regresó sobre las tablas para cerrar definitivamente la velada con un potentísimo “Dracum Nocte”.
Fue una noche mágica, en la que pudimos ratificar que Saurom hace tiempo que son una banda especial. La química con sus seguidores es incontestable, y lo que montan los juglares en sus shows es digno de mención, ya que ofrecen algo más que un concierto de rock al uso, brindándonos la posibilidad de ser parte de la banda, ya que hace tiempo que el público hizo suyas sus canciones. Y eso se nota en el ambiente y el buen rollo que se respira siempre en sus conciertos.
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