miércoles, 28 de diciembre de 2022

AIRBOURNE+BLUES PILLS-RAZZMATAZZ-BCN-2-DIC-2022



Hace escasamente unos meses  tuvimos ocasión de disfrutar del directo de  Airbourne abriendo para los míticos Iron Maiden, en un show que se había venido aplazando desde  2020 a causa del parón pandémico. Aquella descarga  a primerísima hora de la tarde se nos hizo muy corta, así que un servidor tenía muchas ganas de ver un show completo de la banda que comandan los hermanos O’Keeffe. Aunque en un principio la cita estaba programada para celebrarse en el marco del Sant Jordi Club, finalmente el espectáculo acabó trasladándose a la grande del Razzmatazz. Y  lo cierto es que personalmente creo que la decisión fue un acierto, ya que estuvimos bastante cómodos,  y en la sala se respiró un fantástico ambiente. El motivo de esta nueva visita del combo australiano era presentar  “Boneshaker”, un disco que quizás no ha acabado de calar tanto entre sus seguidores como algunos de sus lanzamientos previos, pero que en cualquier caso conserva la esencia y la personalidad del combo de Warnambool.


Para abrir boca antes del desembarco de las estrellas de la noche contaríamos con la presencia de unos viejos conocidos para  la audiencia  de la capital catalana, de una banda que se ha dejado caer por aquí desde que publicaron sus primeros EP´s,  hace ya prácticamente una década: Blues Pills quienes liderados por ese torrente de fuerza y sensibilidad que es su vocalista Elin Larsson se encargaron de calentar al ambiente antes de que la explosión roquera de los australianos nos volará literalmente la cabeza.


Hay bandas a las que uno les tiene un cariño especial, y en el caso de un servidor Blues Pills es una de ellas. La banda que lidera Elin Larsson siempre se ha dejado caer por los escenarios de la Ciudad Condal, así que entre los presentes había muchos que no quisieron perderse su descarga. Quizás no era el marco idóneo para ellos, ya que abrir para una banda tan roquera y macarra como Airbourne les condicionaba a echar mano de sus composiciones  más potentes y marchosas. Pero, en cualquier caso, la banda hizo gala de la solvencia y profesionalidad que siempre les ha caracterizado, aunque he de decir que eché en falta un poco más de esa vena hippie y esos ramalazos souleros que tanto atrapan en directo, y que nos gustan a sus seguidores.



Aparecieron puntualmente, con el escenario prácticamente a oscuras y  mientras los  músicos empezaban a tocar, pero la fiesta no empezó hasta que no irrumpió en escena  la carismática y explosiva Elin Larsson, que apareció, -embutida en un ajustado conjunto negro y luciendo unas llamativas botas blancas-, para empezar a mover al personal mientras nos invitaba a participar en el vibrante estribillo del tema de apertura “Proud Woman”. Evidentemente, desde que Dorian Sorriaux abandonara la formación en 2018 la banda ha variado su propuesta versando su sonido hacia tesituras algo más directas y cercanas al  rock más potente y aguerrido, tal y como dejaron patente en otra de las nuevas que tocaron esta noche: “Low Road”.


Otro detalle a destacar fue que los temas que vertebraron su repertorio de esta noche. Y es  que pudimos escuchar piezas de su última referencia de estudio como “Kiss My Past Goodbye”, que fue la escogida para brindarnos una primera dosis de esos pasajes intensos y de esencia psicodélica, junto a composiciones que escribieron en sus primeros años y que formaron parte de su primer largo homónimo de 2014, como por ejemplo la marchosa y adictiva “High Class Woman”, que con la gente acompañando con palmas nos dejaba la estampa Elin contorneándose mientras no paraba de agitar su pandereta para acabar recabando una estruendosa ovación.


Para los que gustamos de esos desarrollos cargados de ácida psicodelia, sin duda uno de los momentos de la noche fue la enorme “Black Smoke”, que servía para que Zack Anderson se despachara a gusto con su guitarra y nos mostrara su valía con las seis cuerdas, robándole durante unos instantes  el protagonismo a la frontwoman sueca antes de que esta se encargara de hacer mover los brazos del personal de izquierda a derecha. El retorno sobre el material de su última entrega de estudio “Holy Moly!”, no tardaría en llegar cuando el cuarteto se embarcó en un “Bye Bye Birdy”, que sonó rotundo y poderoso, y durante el cual la vocalista abandonó el escenario para cantar rodeada de una audiencia que enloqueció con ella.


Tras regresar sobre las tablas y declarar su amor a la ciudad con un rotundo: “I Love You Barcelona”, que fue correspondido por una cerrada ovación tocaba encarar la recta final del show, y para ello que mejor que recurrir a dos piezas que se han convertido en imprescindibles en todas sus descargas. “Little Sun”, que servía para Elin brillará intensamente desplegando su magnetismo vocal para hacer que nuevamente el personal se pusiera a mover los brazos. Mientras que para rubricar sus 45 minutos sobre las tablas optaron por una eléctrica y cañera versión del tema que les dio a conocer “Devil Man”. No hay dudas, Blues Pills gustaron a los suyos y llamaron la atención de los que todavía no les conocían. Sí, una vez más, me encantaron. Aunque como apunté al inicio me hubiera gustado que hubieran mostrado más de esa vena vintage que tan bien saben desarrollar en escena y que es todo feeling e intensidad. Y, por cierto, también me hubiera gustado escuchar algún tema del fantástico “Lady In Gold”.



No tengo la más mínima duda de que, pese a ser de otra generación, el núcleo duro de los seguidores de Airbourne está formado en su mayoría por fans de “vieja escuela”. Y por si alguien albergaba alguna duda sólo tuvimos que escuchar la música que sonó en la sala mientras los pipas se apuraban en dar los últimos retoques a su escenario. Una retahíla  de clásicos imprescindibles de Judas Priest, Dio, Motörhead, Saxon, Ac Dc, -como no…-, y Twisted Sister, entre otros. Y ojo con esto no quiero decir que entre la audiencia no hubiera chic@s jóvenes, que los hubo, si no que la mayoría del personal sobrepasaba holgadamente el ecuador de la treintena.


Casi tan clásico y añejo como su sonido y su propia propuesta  fue el set escénico que presentaron   los australianos  compuesto por un gran telón de fondo con la portada de su última referencia de estudio “Boneshaker”, y una imponente pared de amplificadores colocados en la parte trasera junto a unos vistosos focos que se encargaron de dar colorido a su descarga. Alguien podría pensar que nada ha cambiado con respecto a sus últimas visitas en sala. Pero no, la presente gira marcaba el debut en las distancias cortas de su nuevo guitarrista Jarrad Morrice, quien por cierto se ha amoldado como un guante a la dinámica de la banda. Sin miramientos,  y tras atronar en el local el tema de la película Terminator 2, la banda aparecía en escena dispuesta a matar, con Joel O'Keeffe al frente liderando a sus compañeros y luciendo su habitual indumentaria de directo: sin camiseta y con raídos jeans, para dar el pistoletazo de salida con un lacónico “Ready To Rock”, que resultó  una  invitación en toda regla para que todos desparramáramos junto a  ellos. Y es que era viernes por la noche, había ganas de fiesta, y ante nosotros teníamos a una banda de enérgico y genuino rock n´roll  dispuesta a dejarse la piel para que lo pasáramos en grande. Y vaya si lo consiguieron.


Sonaron potentes, sucios, marchosos y muy macarras. Sin parar de moverse por el escenario contagiando a todo el personal, pero especialmente a unas primeras filas que no pararon de saltar mientras coreaban con el puño en alto el ganador estribillo de “Too Much, Too Young, Too Fast”, que sonó como toda una declaración de intenciones. Con la banda y el público en perfecta sintonía y mientras el escenario quedaba inundado de luces verdosas arrancaba  “Firepower”, que era la escogida  para volver a incidir sobre  el material de “Black Dog Barkling”, con la gente nuevamente desatada mientras Joel recorría el escenario incansablemente sin dejar de agitar la cabellera.


La noche había comenzado de la mejor forma posible con el cuarteto brindándonos en el inicio una tríada de trallazos clásicos en su discografía. Así que tras haber tirado de galones para meterse al público en el bolsillo era un buen momento para empezar a recurrir a uno de esos números escénicos que todos esperábamos y que se han convertido en tradición en todas sus descargas. De modo  que su incansable  frontman se dedicaría a abrir latas de cerveza con la cabeza durante la fiestera “Girls In Black” mientras se daba el habitual paseo entre el público a hombros de uno de los pipas. Aunque el ritmo de la descarga fue frenético, enlazando muchos de los temas, lo cierto es que Joel O'Keeffe también tuvo ocasión de dirigirse al público en un par de ocasiones. Una de ellas fue durante los prolegómenos de “Back In The Game”, dándonos un pequeño respiro que tanto la propia banda como el público aprovecharon para recuperar mínimamente el aliento.



Me sorprendió muy positivamente la recepción que tuvo “Burn Out The Nitro”, que fue el primer guiño que se permitieron a su “Boneshaker”, que nos dejaban con el personal saltando con ese fulgurante arranque salpicado de descaro roquero y que acabó con sus fieles coreando  el estribillo como si de uno de sus clásicos se tratase. Pero no fue este el único recuerdo que se permitieron a su último redondo que data ya de 2019, y es que no podía faltar en el repertorio de este noche el tema que le presta título, la propia “Boneshaker”, con la banda dando la réplica a Joel cada vez que este daba un paso al frente para vacilar al personal invitándonos a cantar mientras desplegaba las esencias “boggie” del tema.


Aunque cada uno tenemos nuestros discos y temas favoritos del combo australiano, para un servidor el gran damnificado de la noche fue “No Guts, No Glory”, y es que esta noche no sonaron trallazos incontestables como el speedico “Raise The Flag”, o el cachondísimo “Blonde, Bad And Beautiful”. Es más, no fue hasta la mitad del show cuando pudimos escuchar algo de su obra de 2010, concretamente con el hímnico y coreable medio tiempo “Bottom Of The Well”. Acto seguido el telón de fondo cambiaría para engalanar, de cara a la segunda mitad del show, el escenario con la portada del “Breakin’ Outta Hell”. Así que como no podía ser de otra forma la siguiente en caer fue la propia pieza que prestaba título a lo que fue su cuarto largo que vio la luz en 2016.


Muchos fueron los momentos en los que el cuarteto levantó sin ninguna clase de complejos la bandera del Rock n´ roll. Para muchos estas loas  de amor a nuestra música pueden parecer algo impostadas, pero lo cierto es que cuando ves a una banda moverse y sentir la música como lo hacen Airbourne, creo que no puede haber dudas sobre que estamos antes cuatro de los nuestros. Y es que detalles como dedicarle a su “padrino”  “It’s All For Rock N´ Roll” mientras Joel sacaba su mesa para hacer y repartir entre el personal varios “Lemmy’s” fue la constatación definitiva. Sí, rock n’ roll enérgico y acelerado fue lo que no faltó durante la descarga de unos Airbourne que para poner el punto y seguido a su descarga optaron por ese torrente de fuerza y garra roquera que lleva por título “Stand Up For Rock N´ Roll”, que nos dejaba a una audiencia completamente entregada que nuevamente volvió a corear su pegadizo estribillo como si le fuera la vida en ello.


Todos lo esperábamos. Era otro de los momentos que no podía faltar. Y es que Ryan O’Keeffe volvió a hacer sonar la sirena antiaérea en la Ciudad Condal para anunciarnos que había llegado la hora de unos bises que arrancaron con la histriónica “Live It Up”, con todo el Razzmatazz levantando los puños al aire mientras saltaba incansablemente  y cantaba. Quizás fue el gran error de la noche, incluir un tema con menos arraigo entre sus seguidores como es “Rock And Roll For Life”, dentro de este tramo final, ya que la gente se quedó un poco estática mientras sonaba. Afortunadamente eso hizo que cuando el personal  reconoció “Running Wild”, la sala se viniera literalmente abajo. Y es que todos sabíamos que era el punto y final a su particular fiesta roquera, con lo que tanto los músicos como sus propios seguidores nos entregamos  al máximo para poner el broche de oro a una velada apoteósica de rock  n ´roll directo, enérgico y adrenalítico.


Empapados en sudor, contentos, y con una sonrisa dibujada en el rostro. Así nos marchamos a casa, pero también con la sensación de que podrían haber tocado un par de temas más que hubieran convertido la velada en memorable. Quizás algunos podrían pensar  que con el cambio de recinto  la banda iba a venir desmotivada y con la intención simplemente  de  cumplir el expediente, pero lo cierto es que los hermanos O’Keeffe y sus muchachos volvieron a quemar el escenario para alegría y satisfacción de sus incondicionales.







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