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lunes, 26 de diciembre de 2022

ALTER BRIDGE+HALESTORM+MAMMOTH WVH-RAZZMATAZZ-BCN-20-NOV-2022


Hay grupos que son una apuesta segura, tanto en directo como en estudio, y sin duda Alter Bridge son una de ellos. Si hacemos una lista de formaciones que han alcanzado una cierta relevancia dentro del rock potente en las últimas dos décadas no creo que la banda que capitanea la tripleta Tremonti/Marshall/Phillips se quedara fuera. Evidentemente ellos no eran unos desconocidos, les avalaba su trabajo previo con Creed, pero lo cierto es que de la mano del vocalista y guitarrista Myles Kennedy han sabido crecer y consolidar el proyecto hasta convertirlo en una banda verdaderamente importante e influyente. Al igual que ya sucediera en sus anteriores visitas a la capital catalana el público barcelonés respondió a su llamada, y es que había muchas ganas de comprobar como sonarían en directo las nuevas composiciones de  su más reciente “Pawns & Kings”.


No llegaban en solitario Alter Bridge a la cita, ya que como compañeros de viaje, al igual que ya sucediera en 2013, contarían con la presencia de Halestorm, quienes comandados por la explosiva Lzzy Hale se encargarían de calentar el ambiente con una buena ración de rock potente, ácido y descarado. Mientras que para romper el hielo en esta otoñal tarde/noche de domingo contaríamos con la presencia de Mammoth WVH, que son ni más ni menos que la banda que lidera  Wolfgang Van Halen, quien aprovechó la ocasión para repasar algunos de los temas contenidos en su debut homónimo del pasado año.




Como suele ser habitual en estas giras la responsabilidad de abrir la velada recaería sobre  una banda  nueva: Mammoth WVH, en la que nos encontramos con el que fuera bajista de Van Halen en su última etapa e hijo del mítico guitarrista Eddie Van Halen. He de reconocer que era de los que llegaron un tanto escépticos a la sala y sin saber muy bien que iba a encontrarme sobre el escenario, y más si tenemos en cuenta que el debut de la “banda” lo ha grabado íntegramente el propio Wolfgang Van Halen.


Pues bien, lo cierto es que Mammoth WVH resultaron ser una grata sorpresa: una banda sólida, compacta, que contó con la potencia y la pegada de tres guitarristas, y que nos brindó una propuesta fresca y muy versada hacia las sonoridades que actualmente se llevan dentro de la escena roquera americana, con lo que las conexiones con bandas como Foo Fighters o los propios Alter Bridge fueron una constante a lo largo de los 35 minutos que estuvieron sobre el escenario.


Me sorprendió la cálida acogida que les brindó un público que les recibió  con los brazos abiertos y que se mostró de lo más animado y participativo a la hora de acompañar con palmas y degustar cortes como la propia “Mammoth” o “Mr. Ed”, -con  un solo muy Van Halen-, que servía para que comprobáramos que Wolfgang sin ser un virtuoso vocalista sí que posee unas buenas aptitudes, y que además contó con el respaldo de uno de sus socios a las seis cuerdas.


Habiendo captado la atención del respetable Wolfgang se posicionó  detrás de los teclados para atacar “Epiphany”, que arrancaba con la sección rítmica marcando el paso para que luego se fueran sumando el resto de instrumentos. Pese a su decidida apuesta por un hard rock potente y marchoso, lo cierto es que la banda también mostró su buen hacer a la hora de atacar los pasajes más accesibles y melódicos de “Think It Over”, que el guitarrista presentó comentando que era una de las  preferidas  de su padre.


Tampoco quisieron dejarse en el tintero la rotundidad de temas a medio tiempo como “Distance”, ni tampoco  cortes como “You ‘ re To Blame”, que podríamos definir como hard rock para todos los públicos. Mientras que para echar el cierre a su escueta presentación confiaron en  los coreables estribillos de “Don’t Back Down”. En definitiva, buen concierto de unos Mammoth WVH que gustaron y que transmitieron honestidad y ganas de consolidarse como un proyecto importante de cara a los próximos años.



Precisamente algo parecido a lo anteriormente expuesto fue lo que un servidor escribió la primera vez que vio en directo a Halestorm hace ya prácticamente una década abriendo, curiosamente, también para Alter Bridge. Si ya en aquella ocasión la banda demostró una fuerza, una actitud y unas tablas descomunales, el paso del tiempo y sus sucesivas visitas solo han servido para ratificar aquella buena impresión inicial. Mucho se podría hablar de la ascendente trayectoria del combo que capitanean los hermanos Hale, pero lo cierto es que la banda de Red Lion está en un grandísimo estado de forma, y gran parte de culpa la tiene esa fuerza de la naturaleza roquera que es su extrovertida e imprevisible  frontwoman: Lzzy Hale.


Sin duda su sola presencia habría movilizado a muchos de los presentes, y es que la banda siempre ha ofrecido unos directos de lo más rotundos y explosivos en sus visitas a la Ciudad Condal, y esta noche no iban a romper la tradición. Además su última referencia de estudio “Back From The Dead”, ha surtido de nuevos himnos a unos seguidores que hacia mucho tiempo que esperaban ansiosos  nuevo material. Derrochando chulería y sabedores del cariño que les profesan sus fans, la banda apareció en escena sin introducciones ni pregrabados, y con Lzzy empuñando el micro para espetarnos a capella el arranque de “The Steeple”, y desde ese preciso instante se desató la locura en la sala con un público completamente entregado que siguió las proclamas y provocaciones de la

frontwoman con absoluta devoción.



Además Halestorm sonaron como un cañón, dando cancha a unas guitarras devastadoras junto  a una sección rítmica realmente arrolladora, donde destacó la potente pegada de Arejay en temas como “Love Bites (So Do I)”. Otro detalle a destacar fue el fantástico juego de luces del que disfrutaron, algo poco habitual en las bandas que no son cabezas de cartel. Pero, evidentemente, el estatus del cuarteto no es el de unos “openers” cualquiera. Y como digo, eso se notó tanto en la calidad y potencia del sonido como en el llamativo despliegue luminotécnico. Con Lzzy desprendiéndose de la chupa con la que arrancó el show, aunque sin perder en ningún momento ese toque vacilón que siempre le ha caracterizado y que le sirvió para ganarse al respetable cuando celebró la vuelta de la música en directo durante el speech que precedió a  “Bombshell”.


Aunque en el show que nos brindaron los americanos hubo una notable representación de su exitoso “Back From The Dead”, el cuarteto no se olvidó de ofrecernos alguna jugosa mirada al pasado, haciendo disfrutar a sus seguidores más veteranos al recuperar cortes como “I Get Off”. Mucho más cruda y protagonista sonaría la sección rítmica durante la novedosa “Mine”, repleta de esos clichés que la hacen una fiel candidata a ser de las que no pararán de sonar  en las Fm’ s americanas.


El cambio de registro virando hacia tesituras más relajadas, -con una Lzzy abrumadora, que derrochó intensidad y feeling por los cuatro costados-, llegaría durante la emotiva “Familiar Taste Of Poison”, que acabó recabando una rotunda ovación. Acto seguido le llegaría al turno al peculiar  solo percusivo de Mr. Arejay Hale, que jugó y macarreó a sus anchas mientras castigaba su kit e invitaba a participar al respetable. Con la frontwoman empuñando una llamativa guitarra roja arrancaba la recta final del show confiando para ello en la descomunal pegada del tema que presta título a su obra de este 2022, “Back From The Dead”.


La marcha y la garra roquera no decaerían ya que la siguiente en sonar, -con Lzzy gritando completamente poseída- , fue “Wicked Ways”, contando también con el respaldo y la colaboración de un público que se implicó al máximo. Mientras que la elegida para rubricar un tramo final apoteósico fue la siempre efectiva “I Miss The Misery”, combinando de forma magistral el punch de sus estribillos, la rabia de sus salvajes guitarrazos y los aromas melódicos. No creo equivocarme al decir que Halestorm fueron los grandes triunfadores de la velada, ya que nuevamente volvieron a ofrecernos un show brillante y vibrante, amén de contar con la que posiblemente sea una de las mejores frontwoman/vocalista dentro del rock potente.


No tenían una papeleta fácil Alter Bridge. No iba a ser sencillo conseguir igualar el nivel de entrega y de conexión con el público que habían alcanzado  Halestorm. Pero lo cierto es que la apuesta de Mark Tremonti y sus muchachos ha sido siempre por la calidad de unas composiciones que alcanzan cuotas verdaderamente encomiables gracias a la labor de una de las mejores voces de los últimos años: Myles Kennedy. Pese a lo anteriormente expuesto tengo la sensación desde su anterior visita que Alter Bridge han tocado techo en cuanto a nivel de convocatoria se refiere. Siguen editando buenos trabajos, sus directos siempre son potentes y convincentes, pero no me da la sensación que puedan subir un escalón más y llevar su espectáculo a un recinto algo más grande, que en el caso de la Ciudad Condal sería el Sant Jordi Club.


En cualquier caso, no es tarea fácil conseguir una buena entrada en la sala grande del Razzmatazz, así que como comentaba parece que este emplazamiento se ha convertido en el enclave perfecto para ellos, ya que consiguieron  mantener la  intensidad y el clima propio de las salas de mediano aforo. Pese a ello, hubo un par de cosas que cambiaron en el show de Alter Bridge con respecto a su última visita. Lo primero,  fue que en esta ocasión llevaron un juego de luces más complejo y completo. Y la segunda, y más importante, fue ver  que Myles Kennedy  estuvo todo el show en la parte central del escenario, ejerciendo de frontman, y no esquinado como había sucedido en anteriores visitas.


Con un gran telón de fondo con la portada de su último redondo presidiendo el escenario, y mientas las luces apuntaban al público,  aparecían en escena Alter Bridge para inaugurar la velada con la magnificencia roquera que encierra el single “Silver Tongue”. Lamentablemente, el sonido no fue todo lo nítido que nos hubiera gustado, ya que la rugosa guitarra de Tremonti y los samplers disparados hicieron que todo sonara algo embarullado. Pese a ello, el respetable acogió al cuarteto con entusiasmo, pero todavía fue mayor la algarabía y la  euforia de sus seguidores cuando el personal reconoció “Addicted To Pain”, con Tremonti tirando de galones para dar un paso al centro y acaparar gran parte de las miradas en el arranque del tema  para dejar que posteriormente  Myles fuera quien dirigiera al personal a la hora de atacar su matador estribillo, dejando patente que el que fuera segundo corte de “Fortress” se ha convertido en uno de sus  clásicos imprescindibles.


Pero sin duda si hablamos de piezas que se han convertido en clásicos, y que consiguieron  enganchar al público creando junto a la banda un ambiente verdaderamente especial, no podemos dejar de lado la embelesadora “Before Tomorrow Comes”, -del aclamado “Blackbird”-, que nos dejaba por primera vez con esa característica estampa en los conciertos del combo americano, con todo el personal agitando los brazos de izquierda a derecha antes de despedir el corte con una rotunda ovación. La potencia netamente roquera junto a esos toques cuasi progresivos que pueden percibirse en su última entrega volverían a dejarse notar con fuerza durante la riffera “This Is War”, con un Myles sublime que combinó  a la perfección  tonalidades altas con registros mas emotivos e intimistas.


Tras un arrollador  comienzo en el que la banda consiguió conectar con el personal llegaba el primer oasis de calma, invitándonos a cambiar de registro para que Myles se encargara de conducirnos por la delicada y primeriza “Broken Wings”, desplegando todo su potencial melódico para acabar convirtiéndose en uno de los momentos de la noche. Si, evidentemente, cualquiera que haya tenido ocasión de ver a Alter Bridge en vivo estará de acuerdo conmigo en que la dupla Tremonti/ Kennedy posee un magnetismo especial, pero sería injusto no poner en valor la labor  de la sección rítmica que conforman Brian Marshall y Scott Phillips, y una buena prueba la tuvimos durante  los desarrollos de  la envolvente “Wouldn’ t You Rather”.


Sin concedernos ni un segundo de tregua y prácticamente fundiéndose con el final del tema anterior arrancaba una de las indiscutibles bazas ganadoras del cuarteto de Orlando, “Isolation”, que nos dejaba con una audiencia entregada que coreó su estribillo haciendo que prácticamente no pudiéramos escuchar la voz de Myles. Pero donde no pudimos escuchar el registro del vocalista fue a lo largo de “Burn It Down”, ya que fue Tremonti quien se encargó de interpretarla, demostrando que lo de cantar no se le da nada mal. Un nuevo golpe de timón nos aproximaría hacia derroteros más reposados y melódicos durante el arranque de “Ghost Of Days Gone By”, todo un alarde de emoción e intensidad que, una vez más, volvió a conquistar a un público que a estas alturas de la velada estaba ya completamente entregado.


Una última mirada sobre su material más reciente serviría  como excusa para que volvieran a subir  las revoluciones gracias a  la rotunda pegada de la propia “Pawns & Kings”. Mientras que el momento de que todos aunáramos las voces  y bailáramos llegaría con la inevitable “Metalingus”, con un Tremonti completamente desatado sacando de su guitarra esa sucesión de riffs rotundos y devastadores mientras Myles se encargaba de hacer cantar al personal. Tras semejante derroche de intensidad metalera  tocaba calmar los ánimos. Así que tras unos segundos de calma el dúo Kennedy/Tremonti se acomodó en un par de taburetes dispuestos   en el centro del escenario para interpretar en formato acústico “In Loving Memory”.


Tras recabar la calurosa ovación de un público que cantó con el dúo, tocaba encarar la recta final del show y para ello que mejor que recurrir a  la fuerza roquera con dos trallazos rescatados del imprescindible “Blackbird”. La primera en hacer acto de presencia fue la pieza que le prestaba titulo, que arrancaba de forma comedida  para acabar convirtiéndose en un torbellino  de  emoción y feeling gracias a la fantástica interpretación del vocalista de Boston. Mientras que la elegida para ponernos a todos a botar nuevamente fue la hímnica  “Rise Today”, poniendo así el punto y seguido a la velada.


No tardaría el cuarteto en regrese sobre las tablas respondiendo a las proclamas de un público que les aclamó enloquecido. “Cry Of Achilles” fue  la excusa para que todos volviéramos a cantar siguiendo las indicaciones de un Myles que no pudo disimular una mueca de satisfacción al ver la respuesta del personal. Pero no, la descarga de los americanos aún no había concluido, ya que para rematar la velada  por todo lo alto se reservaron el luminoso “Open Your Eyes”.


Al final, ovación de gala, saludo coral, y la opinión generalizada de que la banda lo había vuelto a hacer. Sin embargo, como comenté anteriormente, pese a disfrutar del show me quedé con la agridulce sensación  de pensar que la banda hace ya tiempo que tocó techo, y que más allá de nuevas composiciones, estilísticamente hablando tienen ya poco nuevo que aportar. En cualquier caso, me pareció intachable su directo y me encantó que por fin Myles asumiera sin complejos el papel protagonista y se posicionará decididamente en el centro del escenario.







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