Cinco bandas de diferentes nacionalidades eran las que conformaban el atractivo cartel para esta ineludible cita para todos los amantes de las sonoridades más oscuras y extremas que hizo escala en la Sala Bóveda a su paso por la capital catalana. Para abrir la velada en horario vespertino contaríamos con la presencia de los israelitas Structural. Los encargados de poner el toque exótico fueron los nipones Serenity In Murder. La nota más optimista aunque sin perder de vista la caña y la brutalidad sonora corrió por cuenta de los húngaros Nest Of Plagues. Mientras que la grandilocuencia sinfónica la pusieron los griegos W.E.B. Pero sin duda el plato fuerte de la noche, la atracción principal de una velada tiznada de oscuridad y contundencia sonora, -y en la que cabe mencionar que todas las bandas participantes contaron entre sus miembros con una componente femenina-, fueron los italianos Fleshgod Apocalypse.
Como comentaba anteriormente el inicio de las actuaciones estaba fijado para una hora muy temprana, las 18,15 horas, así que cuando aparecieron en escena los encargados de dar el pistoletazo de salida a la velada los chicos de Structural la sala presentaba aún un aspecto bastante desangelado, con algo más de una cuarentena de seguidores en el local. En cualquier caso, eso no pareció intimidar a un combo israelita que irrumpió en escena dispuesto a aprovechar al máximo su escueto tiempo para conseguir sacar el mejor botín posible en forma de nuevos adeptos.
Previsiblemente su repertorio estuvo centrado en dar salida a las composiciones de lo que hasta el momento ha sido su primer largo “Metacognition”, en donde el quinteto presentaba una propuesta que giraba en torno al death metal melódico salpicado de algunas pinceladas de corte progresivo, tal y como dejaron patente a lo largo de “Fear Of The Unknown”, o la más ecléctica y variada “Apocalypse Has Begun”, que arrancaba de forma relajada para poco a poco ir ganando en cuanto a intensidad y pegada se refiere, alternando pasajes melódicos con dentelladas de genuino death metal old school.
Me gustó mucho su dupla de guitarristas, la que conformaron Shani Friedman y Tomer Dembinsky, repartiéndose las labores solistas, algo que hizo que Structural sonaran potentes y compactos. Además, pese a mantenerse un tanto estático, algo por otro lado normal teniendo en cuenta el reducido escenario del que dispusieron, Nadav Zaidman se mostró como un frontman sólido y competente, liderando a sus compañeros e intentando captar la atención del cada vez más numeroso público al abordar temas como “Selection Of Blindness”, con unos destacables punteos doblados, o “Your Damnation”.
Pese a que he de reconocer que me gustó la propuesta del combo israelí, he de admitir de que en algunos momentos me dio la impresión de que todo sonaba un tanto deslabazado, como si en sus composiciones hubiera muchas ideas pero a las que faltaba un hilo conductor que las canalizara. Y esa fue una percepción que tuve en temas como “The Ceremony (Cut To The Point)”. Sea como fuera, Structural estaban presentando su ópera prima y no me cabe la menor duda que de cara al futuro tienen mucho margen para pulir una propuesta que resultó atractiva e interesante, y es que piezas como “Turn On The Lights”, que fue su elección de cierre, son una apuesta segura de cara al directo.
Tras el primer asalto de la tarde/noche, y con algo más de ambiente en una sala que poco a poco iba tomando colorido, llegaba el momento de que aparecieran en escena los chicos de Serenity In Murder. Sin duda el quinteto de Tokyo iba a ser quien pusiera el toque exótico a la velada. Pero que nadie se llame a engaño ya que la que banda que capitanean los guitarristas Ryuji y Freddy estaban en el cartel de esta noche por méritos propios. Aunque no son muy conocidos por estos lares, lo cierto es que la banda lleva en activo más de una década. Aunque dejando a un lado la calidad de sus trabajos previos, lo más reseñable de la banda en los últimos años ha sido la inclusión de la vocalista Ayumu en 2020, con quien han grabado su último largo “Reborn”.
Gozaron de una cálida acogida, y salieron enfundados en cuero para dar buena cuenta de un death metal afilado, visceral, y muy corrosivo, pero en el que tampoco faltaron algunas pinceladas sinfónicas, que llevaban pregrabadas, y que a la postre propiciaron que todo sonara un poco embarullado durante los compases iniciales de su presentación. Me gustó mucho su capacidad para conectar con el público y su movilidad sobre el escenario, especialmente carismático me pareció su bajista Yu-ri, quienes muchos conocían de su paso por los power metaleros neoclásicos Jupiter.
Precisamente fueron esos toques neoclásicos los que se acabaron convirtiéndose en una de las señas de identidad de los nipones, ya que pese a lo lógica conexión de su nombre con el clásico de Slayer, lo cierto es que su propuesta transcurrió por derroteros bien diferentes. En cualquier caso, me dio la impresión de que gustaron y convencieron a una audiencia que se mostró bastante más receptiva y animada que durante la descarga de Structural. Pese a ello, no me acabaron de convencer los compases iniciales del show, ya que las orquestaciones pregrabadas acabaron sepultando las guitarras durante “Anthem”.
De entre las que más destacables me quedaría con los toques más vanguardistas y contemporáneos de la aniquiladora “The Rule”, comandada por una aniquiladora batería y por los incisivos guturales de una Ayuma, que anclada en el centro del escenario se convirtió en el centro de todas las miradas. Pese a la oscura rotundidad de su propuesta los japoneses tampoco quisieron dejar aparcados los desarrollos mas melódicos que se encargaron de dar equilibrio a temas como el apabullante “Plead For Your Life”.
Pero sin duda fue cuando mostraron su faceta más visceral e incisiva cuando el quinteto exhibió sus mejores prestaciones, logrando que los más animados se sumaran al headbanging a la hora de acompañar temas como “Beast In Human Shape”, con una orientación algo más versada al estilo de unos Children Of Bodom, o la final “Land Of The Rising Sun”, que fue una de las pocas concesiones que se permitieron a su anterior etapa con Emi al frente. Al final de su presentación, mucha curiosidad entre muchos de los asistentes que acababan de descubrir una banda muy interesante, y que de seguro gracias a las facilidades que hoy en día nos dan las nuevas tecnologías van a ver aumentada su base de incondicionales.
No había tiempo que perder. El apretado timing de la velada hacía que los cambios de equipo fueran vertiginosos. Así que tras un breve impase tocaba seguir con nuestro particular banquete de sonoridades extremas, y los protagonistas de los siguientes minutos iban a ser los húngaros Nest Of Plagues. Cabe remarcar que aunque su propuesta era igual de cañera, salvando las lógicas puntualizaciones, que el resto de las bandas que completaban el cartel de esta noche, lo cierto es que los chicos que lidera el bajista y vocalista, Daniel Ivanics, supieron como destacar con respecto al resto de formaciones. Primero por su colorista indumentaria, especialmente la de su frontman que lució una deslumbrante y “discreta” camisa. Y segundo por los mensajes de positivismo, hermandad y en pro de la amistad verdadera que lanzó Daniel entre tema y tema.
Pero que nadie se deje engañar porque la banda de Budapest resultó ser una apisonadora en directo, practicando un death core salpicado de pinceladas contemporáneas y vanguardistas. En cualquier caso, supieron conectar con una audiencia que disfrutó al máximo con ellos. Y es que dejando a un lado su propuesta, el mencionado frontman no dejó de alentarnos a que participáramos en el show, invitándonos a ser uno más de la banda en temas como la inicial “Message Of Us”, o la más intrincada y extrema “Helion”.
Pese a haber publicado un par de largos el cuarteto de Budapest centró su repertorio en las composiciones de su más reciente entrega “To Kill A God”, con lo que no faltaron temas como “Memento For Her Deeds”, que provocaba que las primeras filas comenzaran a dar rienda suelta a unos pogos que hasta ese momento se habían mantenido bastante apagados, para acto seguido y tras hablar de los lazos de profunda amistad que unían a los miembros de la banda atacar la incontestable “Megalomania”.
Me dio la sensación que debido a los retrasos acumulados la descarga de los húngaros se vio notablemente recortada. En cualquier caso, Daniel y sus acólitos nos dejaron con un muy buen sabor de boca, y es que piezas como “Auto-da-lé”, único recuerdo que se permitieron a su primer EP homónimo de 2016, o la apabullante “Struggle”, fueron la mejor demostración del gancho que posee una banda que de seguro va a darnos muy buenos momentos de cara a los próximos años, ya que tanto su música, como su idiosincrasia se desmarcan de lo que suele ser habitual entre las bandas que desarrollan las sonoridades más extremas.
Tras el suculento aperitivo que supusieron las descargas de Structural, Serenity In Murder y Nest Of Plagues encarábamos la recta final de la velada con la presentación de W.E.B. Pese a ostentar mas de dos décadas de andadura a sus espaldas el show de los atenienses se basó en las composiciones de lo que fue su último redondo “Colosseum”, que veía la luz a finales del pasado 2021. Tanto su puesta en escena, -envueltos en cuero-, como en lo que a su propuesta musical se refiere, -el cuarteto nos presentó un death metal repleto de arreglos sinfónicos y toques góticos-, obviamente nos recordó a sus paisanos de Septicflesh.
Podría decirse que el show del cuarteto ateniense fue prácticamente un ritual. Consiguieron enganchar al respetable desde el mismo arranque con la monumental “Pentalpha”, con la que nos invitaban a alzar los cuernos al aire. Esa orientación oscura, mistérica y hasta malévola se mantendría durante toda su presentación, haciéndose más notoria durante los implacables desarrollos de “Dark Web”, que nos dejaba a la bajista Hel Pyre encargándose de rubricar los líneas vocales de Sakis Prekas con sus aplastantes coros.
Precisamente Sakis supo meterse al público en el bolsillo al recordar el “Under Siege” grabado en Barcelona de los brasileños Sepultura durante los prolegómenos de “Dominus Maleficarum”, que fue la escogida para conjugar las melodías orientales con una buena ración de brutalidad death metalera mientras el personal levantaba los puños al aire. Las atmósferas más lúgubres y melancólicas se encargarían de hacernos cambiar de registro para adentrarnos de lleno en las densas melodías de “Murder Of Crows”.
Aunque como comenté anteriormente toda la escueta descarga del combo griego estuvo centrada en “Colosseum”, antes de abandonar el escenario todavía tuvieron tiempo de proponernos un solitario guiño al pasado dando rienda suelta al ampuloso “Dragona”, rescatado de su anterior “Tartarus”. Fue un concierto breve, pero intenso, en el que W.E.B., demostraron oficio y experiencia, amén de tener unos temas que funcionan muy bien en directo. Así que esperemos que pronto tengamos ocasión de verles con más tiempo y medios.
Desde sus inicios las descargas de Fleshgod Apocalypse han sido algo más que una mera experiencia musical. Los italianos siempre han apostado por salir ataviados con llamativos ropajes de época y han utilizado diferentes elementos escénicos. Así que el escenario para albergar su descarga de esta noche contó con varias velas encendidas sobre el piano que había colocado en uno de los extremos del escenario, un gran telón de fondo con el logo de la banda, y unos extravagantes pies de micro. Tampoco faltó una pequeña tarima situada en la parte trasera, que fue donde se colocó inicialmente la vocalista Veronica Bordacchini, aunque durante varios pasajes del show dio un paso al frente para compartir protagonismo con el resto de sus compañeros y especialmente con Francesco Paoli.
Me gustaría destacar que los instantes previos al inicio del show estuvieron amenizados por música clásica, algo que deja muy a las claras por donde van los gustos musicales de los miembros del combo italiano. Fueron acogidos como héroes. La banda hace años que tiene como fijas en sus giras varias paradas en nuestro país, ya sea en salas o en festivales, y eso se notó en la entrega y la devoción que les profesaron unos seguidores que se implicaron al máximo en su descarga desde el mismo momento que abrieron fuego con “Fury”, que nos dejaba con los miembros de la banda encaramados sobre las tarimas mientras las notas del piano y los teclados grabados se encargaban de dar a su propuesta esa inimitable y característica ambientación barroca.
Pese a la contundencia con la que sonaron temas como “Healing Through War”, lo cierto es que el sonido fue bastante nítido en líneas generales, especialmente llamativo me pareció el fantástico trabajo de su batería, el ucraniano Eugene Ryanchenko, que castigó su vistoso kit con un entusiasmo y una potencia que hizo retumbar los cimientos del local. De entre las composiciones de su último largo “Veleno”, los transalpinos no quisieron dejarse en el tintero piezas como “Sugar”, con el piano martilleándoos, una y otra vez, con su adictiva melodía, o la impactante “Monnalisa”, que era la escogida para que Veronica abandonara la parte trasera del escenario y se posicionará en primera línea de fuego invitándonos a levantar nuestros cuernos al aire como si fuéramos parte de una logia secreta en pleno acto ceremonial.
Pero sin duda el primer gran momento de la noche, con una banda totalmente desatada y una audiencia abandonada al headbanging, llegó durante la aniquiladora “The Violation”, con la que los italianos echaban la vista atrás para centrar su objetivo en lo que fue su fantástico segundo trabajo “Agony”. Nuestro recorrido por la discografía de Fleshgod Apocalypse continuaría centrando nuestro objetivo sobre “Labyrinth”, del que la banda desgranó “Epilogue”, con Veronica volviendo a liderar a sus compañeros en la que probablemente fue su mejor interpretación.
Mucho mas directa, compacta y rotunda sonó la aplastante y explicita “No”, que servía para que los italianos conectaran con un público que parecía cada vez más animado, y es que hasta Francesco Ferrini abandonó su puesto tras las teclas para levantar el ánimo del personal. No faltó la referencia a los dos años de enclaustramiento pandémico y a la buena noticia que ha supuesto el retorno de la música en directo durante los prolegómenos de “The Fool” que esparcía su oscura semilla de maldad.
Esa conexión que consiguieron crear con sus seguidores hizo que la recta final del show fuera vibrante. Así que tras dividir respetable en dos facciones la banda encaró la recta final del show proponiéndonos un nuevo recuerdo a “Agony”, con “The Egoism”. Mientras que la última dentellada de la apisonadora italiana estuvo reservada para la demoledora “The Forsaking”. No decepcionaron, Fleshgod Apocalypse hicieron las delicias de sus seguidores con un show compacto y muy medido, en el que sonaron como un vendaval. Aunque personalmente creo que su show resultó algo corto, ya que apenas una hora de descarga me parece poco botín para una banda que aspira a ser un nombre importante dentro de la escena europea.
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