Pocas formaciones hay dentro del panorama nacional que puedan jactarse de celebrar su 40 aniversario ofreciendo descargas que poco tienen que envidiar a las que les convirtieron en leyenda y, por en extensión, en uno de los pilares indiscutibles dentro del heavy metal en nuestro país.Y es que Obús son sinónimo de heavy metal. Ellos fueron los que pusieron la imagen, las pintas y la actitud a una escena nacional que buscaba a sus propios héroes, a sus Judas Priest, dentro de nuestro país. Desde entonces Fortu y Paco se han convertido en el dúo motor del combo madrileño. Fue una pena que la maldita pandemia frenara en seco los planes de presentación del fantástico “Con Un Par!!”, pero lejos de desanimarse parece que esta circunstancia ha servido para motivar, aún más si cabe, a unos Obús que aunque suene a tópico parecen estar viviendo una segunda, o tercera, juventud.
Siempre fueron una banda querida por estos lares. Sus fieles son irreductibles y aunque esta noche había un montón de conciertos metaleros en la Ciudad Condal no fueron pocos los que se decantaron por acercarse al Razzmatazz 2 para volver a disfrutar del show de los del foro. Aunque siendo completamente sincero, he de reconocer que esperaba un poco más tirón, y más teniendo en cuenta la buena entrada que registraron en su visita a esta misma sala a principios del mes del marzo del pasado 2020, apenas unos días antes de que se decretara el primer Estado de Alarma. En cualquier caso, eso no pareció importar a unos Obús que en esta ocasión se presentaban solos, sin banda invitada que se encargara de calentar el ambiente.
Como viene siendo habitual en sus últimas visitas Obús salieron precedidos de una introducción de aromas western para rápidamente tomar el escenario a ritmo de uno de los temas que se han convertido en imprescindibles en esta segunda etapa de la banda “Corre Mamón”. Evidentemente, el estilete que comando el despiadado ataque de los madrileños fue la guitarra del gran Paco Laguna: compacta, rotunda, diseminando la esencia de la banda; mientras que la rúbrica, el sello distintivo, la macarrería y la actitud la puso Fortu Sánchez, que fue el último en aparecer, -luciendo una chupa de cuero repleta de tachas y remaches-, para hacer saltar y cantar a un personal que coreó con efusividad y el puño en alto el brutal estribillo del tema de apertura.
El montaje fue sobrio, austero, pero suficiente; con dos pancartas que rezaban que la banda está en activo desde 1981. Tampoco faltaron un eficaz juego de luces y unas columnas de humo que fueron apareciendo en diferentes ocasiones a lo largo del show. En cuanto al sonido fue potente y nítido, permitiéndonos disfrutar en todo su esplendor de temas como el primer gran clásico de los que sonaron a lo largo de la velada: “Necesito Más”, que fue el responsable de poner a todo el mundo a botar mientras Fortu empezaba su particular show, paseando socarronamente por el filo del escenario. El ritmo en el inicio fue trepidante, con una banda absolutamente desatada, que enlazó los temas sin apenas darnos tiempo para recuperar el aliento. De modo que tras granjearse el favor del respetable, en forma de cerrada ovación, era Paco quien daba un paso al frente para atacar, sin previo aviso, el inconfundible riff de “La Raya”, que fue la escogida para seguir navegando por el material del que para muchos es su mejor trabajo: “El Que Más”, con el carismático frontman, -ya sin la chupa-, dirigiendo al personal mientras se tocaba la punta de la nariz.
Son humanos, y es que la anécdota de la velada fue el pequeño fallo de coordinación que tuvieron durante los compases iniciales de ese trallazo incontestable, que rezuma humeante heavy metal, y que lleva por título “Te Visitará La Muerte”, con Paco nuevamente volviendo a tirar del carro mientras Carlos Mirat y Luisma Hernández ejercían de locomotora rítmica para permitir que Fortu se desgallitara en la recta final mientras no dejaba de repartir bendiciones. No tardaría en llegar el que sin duda fue uno de los momentos álgidos de la noche con ese himno a la chulería de barrio que es “El Que Más”, con el incombustible vocalista jugando con el pie de micro mientras la sala se inundaba de un mar de puños que se alzaban orgullosos.
Con el respetable ya bastante calentito la banda se embarcó en un interludio instrumental que sirvió para que Fortu nos vacilara y nos invitara a dar palmas para justo después rematarnos con “Que Te Jodan”, otra de las que se han convertido ya en míticas gracias en gran medida a la estampa del frontman levantando el dedo corazón y siendo contestado por sus seguidores como si de una liturgia metalera se tratase. Como decía, Obús firmaron un inicio vibrante, arrollador, y hasta adrenalítico. Así que era un buen momento para que la banda se tomará un pequeño respiro mientras la audiencia coreaba entregada el nombre del vocalista. Y es que Fortu se ha convertido en algo más que en uno de los mejores vocalistas y frontman del país. Es toda una celebridad. Así que intentó llamar a su madre “La Mari” de forma infructuosa antes de dejar que fuera su “compañero de fatigas”, Paco Laguna, quien se encargará de anunciarnos que había llegado el momento de “Juego Sucio”, que nos dejaba con la tripleta que conformaron el propio Paco/Fortu y Luisma ocupando el centro del escenario mientras Carlos Mirat aporreaba inmisericordemente su kit antes de que el personal elevara, por enésima vez, sus cuernos al aire.
No fueron muchos los momentos en que el cuarteto levantó el pie del acelerador dejando claro que lo suyo es el rock más duro y metalizado. Sin embargo, no podía faltar ese momento más emotivo, en esta ocasión con Fortu sentado en un lateral frente a los teclados para interpretar el que sin duda es uno de los temas más crudos y desgarradores de su larga trayectoria: “Complaciente O Cruel”, que sonó intenso y con un delicioso aroma de tintes blueseros. La respuesta del personal no pudo ser más efusiva, ya que toda la sala coreó el mítico cántico de “oe,oe, oe...” hasta que Fortu lo interrumpió para dedicar a todos sus colegas el legendario “Autopista”, que volvió a pasarnos por encima como una apisonadora demostrando que el paso de tiempo no ha mermado la pegada de un corte absolutamente arrollador, que como siempre fue coronado por el desgarrador rugido de un Fortu que sigue estando en plena forma, y por el que parece que no pasan los años.
Nuevamente sería el carismático guitarrista quien se encargó de anunciarnos que había llegado el momento de “Pesadilla Nuclear”, que servía para que el cuarteto volviera a acelerar el paso mientras nos animaban a agitar frenéticamente la cabeza siguiendo su endiablado ritmo, invitándonos a volver la vista atrás a lo que fue el material de aquel espectacular debut que vio la luz en la segunda mitad de 1981. La vena más netamente vacilona saldría a relucir con los aromas más hard roqueros del celebrado “Dinero, Dinero”, que nos dejaba la estampa de Fortu, nuevamente metido en su papel más socarrón, paseándose altivo por el escenario mientras las columnas de humo reaparecían cada vez que nos tocaba a nosotros corear su pegadizo y adictivo estribillo.
Una nueva mirada sobre aquel disco debut que les puso en el mapa a nivel nacional, y que les permitió llenar el pabellón del Real Madrid, serviría para convertir el recinto en un clamor cuando el personal reconoció el tema que le prestaba título “Prepárate”, toda una declaración de intenciones que más de cuatro décadas después sigue sonando igual de certera y amenazante. Tocaba volver a recomponerse, recuperar mínimamente el aliento, y para ello la banda nos propuso un desarrollo instrumental que sirvió para que Paco y Fortu nos presentaran primero a Luisma, -que nos regaló unas pinceladas del “The Trooper” de la Doncella-, y posteriormente a Carlos Mirat, que prolongó su solo de percusión por todo el escenario, tocando incluso los peldaños de una escalera de tijera, mientras el propio Fortu se hacía cargo del kit de batería. Evidentemente, tampoco faltó el acrobático saludo del frontman, acompañado de una cerrada ovación, antes de encarar la recta final del show con ese himno al cachondeo, al alcohol y las correrías nocturnas que ha sido,y será por siempre, “Vamos Muy Bien”, coreado por todo el público con la fuerza y entrega que le pondrían una cuadrilla de quinceañeros.
Tampoco faltó en esta última parte del show la alusión a una de sus últimas visitas,- concretamente a su aparición dentro del marco de Rock Fest Barcelona donde compartieron tablas con algunos de los pesos pesados del hard & heavy internacional-, y que Fortu aprovechó para sacar pecho y ensalzar su labor como obreros del rock, criticando a todos aquellos que abusan de los pregrabados. Esa fue su forma de reivindicarse antes de presentar lo que hasta el momento ha sido su último single, y que si no cambian los planes formará parte de lo que será su nuevo trabajo: “A Pico Y Pala”, que fue coreado por sus incondicionales como si de un clásico más se tratase. Lamentablemente la velada estaba llegando a su fin. Es más, las luces de la sala ya se habían encendido, pero espoleados por el griterío del personal Obús tuvieron que regresar para rematar definitivamente el show con esa oda al macarrismo que lleva por título “Sólo Lo Hago en Mi Moto”.
Fue una noche fantástica, de celebración, y de reivindicación de una banda mítica dentro de nuestra escena. De unos Obús que siguen movilizando al público y regalándonos unos conciertos repletos de garra, actitud, fuerza y, sobre todo, heavy metal. Eso sí, he de reconocer que me hubiera encantado poder escuchar algún tema del ya mencionado “Con Un Par!!”, y, como no, que hubieran rescatado para la ocasión alguna de esas gemas que parece que han quedado aparcadas en sus repertorios: temas como por ejemplo “Pagó Por Ello”, “Perdido En La Ciudad”, “Poderoso Como El Trueno”, “Está Ronda La Paga Obús”… y la lista daría para otras dos horas de show. En cualquier caso, Obús siguen en la ruta con paso firme, agrandando su legado aunque sin perder de vista ese futuro próximo que apunta a que en 2024, sino hay cambio de planes, tendremos un nuevo trabajo de Fortu y Paco.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ
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