Aunque la temporada de festivales veraniegos ya ha arrancado eso no quiere decir que la música haya quedado silenciada en las salas. Sí, la actividad en directo continua, así que tocaba desplazarse hasta la sala Salamandra para presenciar el impactante directo de los californianos Butcher Babies, quienes aprovecharon la ocasión para repasar algunas de las composiciones que formarán parte de lo que será su nueva obra “Eye For An Eye/ ‘Til The World’ s Blind”, que se publicará a principios de este mismo mes de Julio. La formación americana resulta altamente atractiva, tienen un directo explosivo, y ante todo cuentan con el concurso de dos frontwomans como son Heidi Shepherd y Carla Harvey, quienes además de acaparar gran parte de las miradas son el motor de una formación que sigue creciendo y afianzando su posición gira a gira dentro de la escena internacional.
Pero antes de que el quinteto californiano tomara las tablas tendríamos ocasión de volver a disfrutar de una de las bandas más potentes y prometedoras que han aparecido en la escena nacional en los últimos años: Astray Valley, quienes por cierto ya están trabajando en lo que será su nuevo trabajo de estudio, y del que además tuvimos ocasión de escuchar un par de composiciones. Puntuales y perfectamente arropados por una buena representación de amigos y seguidores, -se notó que los catalanes “jugaban” en casa-, la banda irrumpió en el escenario del Salamandra. Lo primero que llamó la atención fue el gran telón de fondo y el emblema luminoso que colocaron en el centro del escenario y que se mantuvo durante todo su show.
Me gustó mucho su puesta en escena, con los músicos moviéndose como descosidos por el escenario, especialmente su frontwoman Clau Violette, que apareció ataviada con un vestido negro, y que no paró de hacer headbanging, animar al personal y bailar, aunque me dio la impresión que durante los primeros compases del show no acabó de encontrarse del todo cómoda. Sea como fuera Astray Valley supieron aprovechar su oportunidad, y si ya nos dejaron unas buenas sensaciones en ocasiones anteriores, esta noche rubricaron que la banda no ha parado de crecer y que tienen un gran potencial, tal y como dejaron patente en cortes como “Firehearts” y “Northlights”, que sorprendieron a más de uno por su dualidad a la hora de combinar pasajes melódicos con andanadas humeantes de oscuro metal, dejandonos a la camaleónica vocalista alzando sus cuernos al aire mientras aparecían dos columnas de humo a los lados del escenario.
Tras darnos las buenas noches y agradecernos nuestra presencia tocaba seguir buceando en lo que fue el material de su primer largo “Unneth”, con lo que acto seguido el quinteto se adentró de lleno en la apocalíptica “Hollow”. Como ya comenté anteriormente, Astray Valley están trabajando ya en su nuevo material, así que esta noche fue una excelente oportunidad para calibrar la respuesta del personal ante esas nuevas composiciones. “Pray For The Devil”, fue la primera que nos mostraron, y debo reconocer que me sorprendió con sus etéreas melodías y ese estribillo tan marcado y pegadizo, de hecho me dio la sensación de que tenía una vertiente bastante más melódica de lo suele ser habitual en su propuesta, aunque evidentemente no faltó algún gutural, marca de la casa, que se encargó de poner las cosas en su sitio.
Esa sensación quedó todavía más acentuada cuando la siguiente en sonar fue, según dijo la propia Clau, el tema más cañero que han escrito “Singularity”, que nos dejaba a una banda completamente desatada mientras la vocalista no paraba de animar al personal. Más ambientales y envolventes resultaron los desarrollos de la embaucadora “Constellations”. La segunda de las nuevas que presentaron fue “Your Skin”, que con esos rotundos breaks y cambios de ritmo dejaba claro que tiene muchos números para convertirse en una fija en sus próximos directos.
Para encarar la recta final del show que mejor que hacer una doble incursión en su más reciente EP “Tales Of Lun”, del que nos regalaron la implacable “Erased”, con la que nos invitaron a mover los brazos de izquierda a derecha. Mientras que la elegida para poner el punto y final al show fue la imprescindible “Negra Noche”. No fallan, los catalanes siguen creciendo y evolucionando con paso firme y decidido. Astray Valley continuan afianzando su posición dentro de la escena nacional y amenazan con dejarnos una nueva obra que sin duda dará mucho que hablar y que, visto lo visto, traerá munición suficiente para volarnos la cabeza .
Tras la descarga de Astray Valley no tuvimos que esperar mucho tiempo para degustar el plato principal del menú de esta noche: Butcher Babies. Su puesta en escena fue bastante más austera que la del combo catalán, con únicamente el logo de la banda presidiendo el escenario. Donde si que pudimos apreciar una notable mejora fue en el sonido, ya que además de sonar todo bastante más potente, todo resultó más nítido, incluyendo esas partes pre-grabadas que se encargaron de dar empaque a sus andanadas más directas y abrasivas.
Salieron como en ellos suele ser habitual, dispuestos a comerse el escenario y arrasar con todo a su paso, sonando compactos, furiosos y amenazantes, comandados por esos dos estiletes que son Heidi Shepherd y Carla Harvey que no pararon de saltar, bailar e interactuar con unas animosas primeras filas desde que abrieran fuego con el implacable dinamismo de “Red Thunder”. La acogida del personal fue de lo más entusiasta y animosa, de modo que tras la primera salva de aplausos llegaba el momento de abandonarnos a los alocados bailes mientras la banda daba buena cuenta de su particular adaptación del “Best Friend” de la rapera Saweetie.
Me gustó mucho la actitud de una banda que no paró de moverse y que supo ganarse al público. Es más durante el primer speech de la noche Heidi Shepherd reconoció que Barcelona es una de sus ciudades favoritas mientras su compañera, Carla Harvey, asentía mostrando una amplia sonrisa. Pero dejando a un lado sus preferencias, lo que todos queríamos era saltar y desparramar, y para ello que mejor que adentrarnos en los pasajes cuasi cirquenses de “Monsters Ball”. Ya lo habían demostrado en visitas anteriores, Butcher Babies tienen una concepción de show muy americana, en donde es muy importante el apartado visual, y sobre todo la conexión con el público. Además en su música no hay barreras, así que los más animosos tuvieron motivos para volver a danzar durante los compases iniciales de “Sleeping With The Enemy” para posteriormente bajar el nivel de revoluciones, que no de intensidad, gracias a la reiteración de un estribillo absolutamente arrollador.
Sin duda fue uno de los momentos de la noche, y es que todo se tornó más oscuro y cadencioso cuando la banda echó nuevamente la vista atrás, concretamente hasta su obra de 2015, “ Take It Like a Man”, para rescatar el tortuoso “Gravemaker”. No tararían en volver a poner al personal en movimiento, y aunque durante gran parte de la actuación fue Heidi quien ejercicio de maestra de ceremonias, fue durante la bailable y cachonda “Beaver Cage”, cuando Carla se lanzó a liderar a sus compañeros. Tampoco quisieron dejarse en el tintero la crítica descosida, dejando que las guitarras nos trepanaran la cabeza junto a la abrasiva sección rítmica, -heredera del metal de los 90-, a lo largo de la implacable “It’s Killin’ Time, Baby!”
Pese a la dureza de la propuesta del combo angelino hay que matizar que Butcher Babies también tienen algunos temas más accesibles, en los que las voces limpias y los estribillos coreables juegan un papel importante, tal y como pudimos comprobar en “Bottom Of a Bottle”, que funcionó muy buen directo, con el personal levantando los brazos para corear su pegadizo estribillo. Aún más intimista y relajada sonó la introspectiva “Last December”, que dejaba claro que ambas vocalistas saben hacer algo más que rugidos desgarradores, y es que derrocharon en este tema feeling e intensidad, consiguiendo cambiar momentáneamente la aplastante dinámica que hasta ese momento había llevado el show.
Pero que nadie se asuste, ya que este remanso de paz fue tan solo un espejismo pasajero, ya que las guitarras y los registros guturales volverían a llenar el recinto para azotarnos inmisericordemente con “Korova”, que fue la elegida para que ambas vocalistas buscaran la complicidad del público haciéndonos mover los brazos de lado a lado. Una vez má, las influencias noventeras, -y me atrevería a decir que la alargada figura de Mr. Rob Zombie-, volverían a dejarse notar con fuerza durante “Yorktown”, que fue la escogida para encarar la recta final del show.
Con la sala convertida en una fiesta tocaba rematar definitivamente la velada, y para ello que mejor que proponernos una escala en “Lilith”, poniéndonos a todos a botar al ritmo de “Headspin”, otra de las composiciones que mejor plasma la bipolaridad del sonido del combo angelino. Antes de dar por finalizado el show ambas frontwoman se explayaron a gusto en un largo speech, -quizás demasiado-, en el que nos agradecieron nuestra presencia, brindaron repetidas veces con Jägermeister, y nos convocaron para su próxima visita abriendo para los titanes del metal industrial Fear Factory antes de asestarnos el golpe de gracia definitivo con “Magnolia Blvd”.
Fue una noche de diversión, desparrame y metal. Evidentemente Butcher Babies no son una banda apta para todos los seguidores de la familia metalera. Pero lo que quedó claro viendo la variedad del público asistente, tanto en edad como en gustos, - a tenor de las camisetas de los presentes-, es que cuando su veneno entra en el oyente..., ya no hay escapatoria posible. Pronto los tendremos por aquí de vuelta, así que si todavía no has podido disfrutar de su directo te aconsejo que no llegues tarde cuando regresen abriendo para las huestes que capitanea Dino Cazares.
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