La elegancia es algo innato. Seguramente para muchos el hard/A.O.R. es algo que evoca al pasado, a otra época, a un tiempo en el que la sofisticación y el cuidado de las melodías era algo fundamental a la hora de componer buenos temas. Afortunadamente, a día de hoy ese estilo sigue subsistiendo, cual irreductibles galos plantando cara a los romanos, un núcleo de fieles seguidores que siguen permaneciendo leales a una fórmula propia de otra época, en la que los discos se escuchaban enteros, y en la que las bandas para defenderlos en directos no recurrían a ayudas técnicas ni pistas pregrabadas. Dos formaciones míticas e irrepetibles para todos los seguidores del hard rock y el A.O.R., conformaban el cartel de esta noche otoñal en la Sala Wolf de la Capital Catalana.
Para abrir esta tarde noche lluviosa del mes de octubre contaríamos con la presencia de una banda icónica dentro de la escena melódica como son Dare, la formación que lidera vocalmente desde finales de la década de los ochenta el que fuera teclista de Thin Lizzy: Darren Wharton quien aprovechó la ocasión para presentar en sociedad el que hasta el momento ha sido su último lanzamiento discográfico “Road To Eden”. Mientras que como segundo plato de este suculento festín contaríamos con la presencia de los incombustibles FM, que lidera el carismático Steve Overland haciendo un repaso de su dilatada trayectoria y presentando algún corte de su más reciente “Thirteen”.
Por supuesto que está no era la primera vez que ambas formaciones pisaban los escenarios de la capital catalana, es más a principios del pasado 2019 ya tuvimos ocasión de disfrutar de este mismo cartel en la sala mediana del Razzmatazz. Sin embargo, para esta visita, la cita se trasladó hasta la Sala Wolf, albergando a un buen número de fieles seguidores que disfrutaron al máximo de ambas descargas, dejando claro que el hard rock melódico y de calidad no entiende de modas ni épocas.
Aunque estos conciertos en nuestro país se anunciaban como “Co-Headline Tour España 2023”, alguien tenía que romper el hielo, y por lo menos en Barcelona en esta otoñal tarde/noche de jueves fueron Dare quienes se encargaron de calentar el ambiente. Aparecieron parapetados por un telón de fondo con el nombre de la banda y comandados por un Darren Wharton que derrochó simpatía y talento por los cuatro costados, mostrándose simpático, cercano…, aunque sin desprenderse durante los compases iniciales del show de sus gafas de sol. Me gustó mucho su sobria puesta en escena, dando todo el protagonismo a unas canciones que en directo sonaron potentes y altamente melódicas, destacando en varios tramos del show la figura del guitarrista Vinny Burns.
Otro detalle a destacar, y que personalmente no me esperaba, fue el notable protagonismo del que disfrutó su última entrega “Road To Eden”. Además, la conexión con el público, especialmente con las primeras filas, fue brutal desde que arrancaron su show con el novedoso “Born In The Storm”, invitándonos Mr. Wharton a dar palmas. Tras escenificar el reencuentro entre la banda y sus incondicionales con una calurosa ovación tocaba seguir buceando en su trabajo del pasado año, dándonos argumentos para mover las caderas al ritmo de la coreable “Cradle To The Grave”.
Sin tiempo que perder y contando con la complicidad de una audiencia que parecía dispuesta a cantar y participar en cada uno de los temas que interpretó la formación británica tocaba empezar a mirar al pasado. Pero no, todavía no había llegado el momento de volver a sus primeros años, sino que Mr. Warthon y sus secuaces decidieron hacer una doble escala en “Sacred Ground”. Así que era un buen momento para trasladar al directo la sutileza roquera de la impresionante “Home”, para acto seguido dejar que los aromas celtas se encargaran de impregnar “Until”, dejando a las claras la conexión de la banda con los míticos Thin Lizzy.
Aunque la siguiente en sonar “Road To Eden”, es la que presta título a su última entrega de estudio, lo cierto que el gran peso de los teclados y su excelsa melodía hicieron que sonara netamente ochentera. Acto seguido el sonido de la lluvia se encargaría de flanquearnos el paso hacia “Sea Of Roses”, un tema que se ha convertido ya en imprescindible en todos sus directos. No abandonarían el material del que fue su segundo largo en este siglo XXI, ya que la siguiente en sonar fue “Silent Hills”, que nos dejaba la estampa de Wharton quitándose sus gafas de sol para presentar el tema.
Tras presentar con el bombo que merecía a su socio a las seis cuerdas, Mr. Vinny Burns, tocaba por primera vez mirar al material que la banda publicó el pasado siglo. En esta ocasión el objetivo se centró en lo que fue su segunda entrega que data de 1991, “Blood From Stone”, y la elegida fue precisamente la pieza que lo abría “Wings Of Fire”, que con la gente acompañando con palmas se convirtió en el primer gran momento para sus fans más veteranos. Pero es que la recuperación de esos clásicos que convirtieron a Dare un una referencia obligada entre los seguidores del hard/A.O.R., no había hecho más que comenzar. La primeriza “Abandon”, servía para dejar patente que pese al paso del tiempo Darren Warthon sigue conservando el magnetismo y el carisma de los grandes frontman, cantando fantásticamente mientras dejaba que el público se encargara de redondear el tema con sus aportaciones.
Sin duda otro de los puntos álgidos de la velada llegaría justo a continuación con “Into The Fire”, con toda la banda apoyando a la hora de realizar los coros antes de que la sala correspondiera a la formación con un ovación de gala. El contraste entre los primeros tiempos de la formación y su etapa actual quedaría plasmado a lo largo de “Thy Kingdom Come”, dejando patente que el buen gusto y la elegancia ha sido una de las señas de identidad de su longeva trayectoria.
Para encarar la recta final de su brillante presentación Dare optaron por una apuesta segura, así que tocaba regalarnos esa carta ganadora que es la infalible “The Raindance”. Ante una sala absolutamente rendida y entregada tocaba el obligado homenaje a Phil Lynott recurriendo nuevamente a los aromas nostálgicos y norteños de “King Of Spades”. La elegida para poner el definitivo cierre a su presentación fue la premonitoria “We Will Return”, y es que la banda antes de abandonar el escenario, acompañada de una rotunda ovación, prometió volver muy pronto. Garantía de calidad y buen rock melódico, poco más se puede decir de unos Dare que sonaron impresionantes, dejando claro que su estilo y sus composiciones están más allá de modas y etiquetas estilísticas.
Tras la descarga de Dare era el turno de FM No lo iban a tener nada fácil la huestes que lidera el incombustible y carismático Steve Overland, que apareció en escena luciendo una deslumbrante camisa blanca y ejerció en todo el momento como el perfecto anfitrión de la velada, mostrándose cercano y muy comunicativo a la hora de relacionarse con una audiencia que acogió a los británicos con los brazos abiertos. Aunque en el repertorio de esta noche, como no podía ser de otra forma, hubo muchos temas clásicos, la encargada de dar el pistoletazo de salida al show fue “Synchronized”, y he de reconocer que me sorprendió su cálida acogida, con gran parte del público acompañando con palmas su desarrollo mientras la banda se gustaba sobre las tablas.
No creo que a nadie sorprenda el que recalque que la media de edad de los asistentes al show de esta noche fue bastante elevada, pocos de los presentes andarían por debajo de la treintena. Sin embargo, viendo la euforia y el entusiasmo con el que se recibieron temas clásicos dentro de la discografía de los británicos como “Tough It Out”, nadie lo diría, y es que el público cantó y bailó como si le fuera la vida en ello. Y es que si hay algo que se puede decir de las composiciones de FM es que tienen la facultad de mimetizares con el público, consiguiendo que los presentes las canten y las disfruten intensamente, y eso fue precisamente lo que sucedió durante “Killed By Love” que fue la primera en la que Mr. Overland se colgó la guitarra para reforzar la labor de Jim Kirkpatrick.
No tardarían los británicos en ofrecernos una buena muestra más de su estilo, de ese hard rock melódico, de guante blanco, y elegancia suprema que siempre les ha caracterizado, y es que “Someday (You’ ll Come Running)”, fue recibido con una euforia desatada. El nivel de entrega y de intensidad no decrecería ni un ápice, ya que todos volvimos a bailar, una vez más, siguiendo las pegadizas melodías y el coreable estribillo de la imponente “Let Love Be The Leader”, que arrancaba con esa inconfundible fusión de teclados y guitarra para acabar poniendo la sala literalmente patas arriba. Las melodías aterciopeladas junto a esos coros marca de la casa continuarían campando a sus anchas a lo largo de “The Dream That Died”, que fue la elegida para seguir incidiendo en el material de su aclamado “Tough It Out” de 1989.
Algo más atrás en el tiempo, concretamente hasta 1986 nos conduciría la desenfada y rockera “American Girls”, con esas pinceladas a lo Van Halen y el guiño al himno americano en su tramo final. No abandonarían el material de su aclamado debut “Indiscreet”, ya que a continuación sonarían la más sosegada e intimista “Frozen Heart”. Para acabar completando una tripleta de ensueño con otra de las imprescindibles para todos sus incondicionales: “That Girl”, que una vez más volvía a transformar el recinto en una auténtica fiesta roquera.
A estas alturas de la velada la fiesta era ya completa, pero lejos de remitir la garra y el empuje roquero de unos FM que se mostraron en un perfecto estado de forma, la banda continuaría seduciendo al personal durante “Bad Luck”, que arrancaba con Merv Goldaworthy y Jim Kirkpatrick a un lado del escenario mientras Overland se apoderaba de la zona central para acabar poniendo a cantar nuevamente a todos los presentes. Pero no todo iba a ser vivir de nostalgia, de hits del pasado, ya que “Turn This Car Around”, y su regusto a lo “Springteen” sirvieron para dejar constancia de que la banda británica sigue teniendo cosas que ofrecer.
El momento más dulce y sofisticado de la noche llegaría durante la emotiva “Story Of My Life”, dejando que los teclados Mr. Jem Davis se encargaron de ambientar y emocionar al personal junto a la brillante interpretación de un Steve Overland que volvió a brillar intensamente. Tras recabar la enésima ovación de la velada llegaba el momento de la despedida definitiva, y que mejor que para dejarnos a todos con un gran sabor de boca que cerrar su actuación de esta noche con la magia netamente ochenta del clásico “ Other Side Of Midnight”.
Lo volvieron a hacer. Tanto Dare como FM son dos valores seguros de cara al directo. Dos bandas veteranas, que no fallan y que siempre dejan satisfechos a sus seguidores. Rock potente, marchoso, sofisticado, elegante… eso es lo que ofrecen ambas formaciones, y esas son las razones por las que volveremos a ir a verles la próxima vez que pisen los escenarios de la Ciudad Condal. Una vez más, otra noche de buen hard rock para recordar de manos de dos pesos pesados del estilo.
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