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jueves, 12 de octubre de 2023

NOCTEM+FOGOS-BOVEDA-BCN-5-OCT-2023


Aunque en principio nuestro país siempre ha estado más cercano a la órbita del hard rock y el heavy metal más tradicional, resulta curioso que si nos ponemos a enumerar cuales son nuestras bandas más conocidas internacionalmente, -salvo alguna contada excepción y dejando a un lado el continente americano-, uno acaba citando un montón de formaciones que centran su propuesta en las sonoridades más crudas, oscuras y extremas. Ya desde aquellos lejanos años noventa en los que Avulsed fueron nuestra banda más reconocida a nivel internacional, la lista ha ido agrandándose con nombres como Crisix, Obsidian Kingdom, Wormed o Angelus Apatrida. Sin embargo, muchos se olvidan de incluir en esa lista a los valencianos Noctem, una formación que lleva prácticamente 25 años asolando los escenarios de medio mundo, -incluidos los chinos-, para dejar patente que si hablamos de música oscura y extrema Beleth y sus muchachos deben ser una referencia ineludible.

Para presentar el material de su sexto largo “Credo Certe Ne Cras”, la banda eligió la sala Bóveda de la Ciudad Condal. Además para acompañarles en su desembarco en la capital catalana contaron con la presencia de los locales Fogos, quienes formados hace tan solo un par de años aprovecharon la ocasión para darnos una buena muestra del black metal con tintes “old school” que han incluido en su debut “Corpses And Ashes”, que vio la luz de forma independiente a mediados del pasado año. Desafortunadamente la sala no llegó a presentar el aspecto que sin duda merecía la cita, aunque cabe remarcar que los que decidieron acercarse a disfrutar del directo ambas formaciones salieron del local plenamente satisfechos y con una amplia sonrisa dibujada en el rostro.


Tocar en casa, rodeado de conocidos y amigos, siempre resulta positivo. Fogos eran los elegidos para dar el pistoletazo de salida a la velada y entre los presentes contaban con bastantes de sus adeptos más leales. Y eso, sin duda, se notó en el ambiente que se respiró a lo largo de una descarga que duró algo menos de una hora y que sirvió para mostrar el potencial de una banda que no me cabe la menor duda nos va a dar muchas alegrías en los próximos años. Sin embargo, no todo fue positivo, ya que personalmente no me acabó de convencer el sonido de unas guitarras que en algunos momentos quedaron algo enterradas entre la batería y el atronador volumen al que estaba la voz de su frontman Saten Haz In Um.

En cuanto a la propuesta de Fogos cabe recalcar que gira entorno a ese black metal seminal y crudo, repleto de pinceladas e influencias nórdicas, y que sin duda resultara del agrado de todos los primigéneos seguidores de la escena extrema. Irrumpieron sobre las tablas ataviados de riguroso negro y con las caras pintadas, dispuestos a asestarnos una letal sesión de black metal “old school”, tal y como dejaron patente desde el mismo arranque con dentelladas devastadoras y asesinas como “Akheron”, para acto seguido hacernos participes de la invocación que nos flaquearía la entrada al reino de la muerte de manos de la inquietante “Keres”.

A medida que fue avanzando la descarga de Fogos el ambiente, tanto encima como abajo del escenario, fue caldeándose, de modo que cuando el quinteto atacó los vibrantes increscendos tiznados de aromas apocalípticos de “Khíone”, pudimos percibir como la temperatura se elevaba en los aledaños del escenario. Quizás la única nota negativa de la descarga de Fogos fue que la banda se mantuvo un tanto estática sobre el escenario, con esto no quiero decir que no hicieran headbanging, sino que los instrumentistas casi no se movieron de su posición. Sin embargo, Saten no dejó de buscar el aliento y el respaldo del respetable, pese a mostrarse algo parco a la hora de las presentaciones.

Sea como fuera, la mejor arma del combo catalán fue su música: seminal, oscura y absolutamente devastadora. Sin duda uno de los puntos culminantes de su presentación llegaría con la tenebrosa “Caronte”, que volvía a combinar pasajes infernales y humeantes con desarrollos más crujientes y marcados para acabar recabando una rotunda ovación de manos de un público que parecía cada vez más animado. El particular ritual de Fogos no se detendría ya que la siguiente en sonar fue “Nyx”, que nos pasaba por encima sin compasión dispuesta a trepanar nuestros cerebros.

La elegida para encarar la recta final del show fue “Deímos”, con la banda pisando el acelerador a tope mientras entre las primeras filas los más animados no dejaban de agitar la cabeza siguiendo su trepidante ritmo. La rúbrica la pondría la tripleta que conformaron “Exís”, una dulce balada como “Dysnomía” y la aterradora “Eídolon”, dejando claro, una vez más, la marcada personalidad de una banda que con tan sólo un disco a sus espaldas demostró tener potencial y tablas para arrasar cualquier escenario que pise.


Lamentablemente, en esta ocasión, el cambio de equipo entre banda y banda se prolongó algo más de lo que a todos nos hubiera gustado, retrasándose un poco el inicio de la descarga de las indiscutibles estrellas de la velada: Noctem. Se nota cuando una banda está acostumbrada a presentar su espectáculo en recintos más grandes, y es que el escenario de la sala Bóveda se quedó pequeño para albergar las dos pancartas que portaba el combo valenciano como atrezo para su descarga, teniendo que ubicar el kit de batería de Voor entre ambas. En cualquier caso, lo realmente importante esta noche era la música, y el combo valenciano demostró el porque de la fama que les precede desde hace tantos años.

Sin embargo, al igual que sucediera durante la descarga de Fogos, el sonido no acabó de convencerme, ya que me pareció que en algunos momentos abusaron del reverd, con lo que todo sonó con excesivo eco. En cuanto a la puesta en escena de Noctem, como no podía ser de otra forma, fue impactante: sobria, convincente, pero a la vez llamativa y atrayente, a medio camino entre la estudiada frialdad, -aunque sabiendo que contaban con el favor de sus fieles incondicionales que hace ya muchos años que les siguen-, y esa imagen netamente black metalera con maquillajes y ropas raídas.

En cuanto al repertorio cabe remarcar que estuvo muy centrado en lo que podríamos denominar como la última etapa de la banda, ya que el setlist estuvo compuesto por temas de sus tres últimas entregas de estudio, con lo que no tuvimos ocasión de escuchar ningún cortes de sus primeros largos. Arrancaron el show de forma despiadada, dejando que la música se encargara de mostrar su potencial y su devastadora intensidad, y para ello que mejor que dar buena cuenta de “The Black Consecration”, la pieza que prestaba título y abría lo que fue su anterior entrega de estudio. El ritual del combo valenciano no había hecho más que comenzar, de modo que tras darnos Beleth la bienvenida era un buen momento para realizar una primera incursión en su material más reciente de manos de “Credo Certe Ne Cras”, que desataba la locura entre las primeras filas mientras el frontman deambulaba por el escenario como si estuviera poseído.


Aunque como era previsible Beleth fue el centro de gran parte de las miradas, me gustaría destacar la labor de una banda que en todo momento se mostró como una maquina despiadada y perfectamente engrasada de facturar material extremo, tal y como dejaron patente al echar la vista atrás para invitarnos a viajar hasta aquel ya lejano “Haeresis”, para espetarnos un incontestable “The Subminision Discipline”, que arrancaba con su particular rollo tribal para acabar convirtiéndose en una apocalíptica tormenta sonora. Una nueva mirada sobre el material que publicaron el pasado año sería la excusa perfecta para adentrarnos en la brumosa “The Pale Moon Rite”.

La velocidad más endiablada, convenientemente aderezada con unas buenas dosis de azufre, serviría para que el trepidante ritmo de la imperial “Sulphur”, se acabará convirtiendo en una de los puntos culminantes de la velada, con una banda completamente desatada antes de hundirnos de lleno en las profundidades del averno durante su cadenciosa parte intermedia.Tras recibir el apoyo del respetable una inquietante introducción nos brindaba un escueto momento de calma antes de que la tormenta volviera a desatarse para dar forma a ese zarpazo certero y maligno que lleva por título “We Are Omega”, que nos dejaba la estampa del vocalista embadurnándose de sangre antes de permanecer completamente estático, con los brazos extendidos como si estuviera crucificado en su pie de micro.

Las influencias más clásicas de la banda quedarían plasmadas en la seminal “Let That Is Dead Sleep Forever”, que alternaba pasaje humeantes con desarrollos más crujientes y marcados. Lamentablemente el tiempo del combo valenciano se estaba agotando, su descarga estaba llegando al fin. Pero antes de dar por concluido su particular ritual todavía tendrían tiempo de interpretar su single “A Cruce Salus”, para posteriormente dejar que la rúbrica definitiva la pusiera la pieza que abría su obra de 2016, “Haeresis”, “Through The Black Temples Of Disaster”, dejando claro, por si alguien albergaba alguna duda, que Noctem, a día de hoy, son uno de nuestros más insignes embajadores a nivel internacional dentro de las sonoridades más crudas y extremas.




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