Los noventa fueron años convulsos para los seguidores del heavy metal. Fue un oscuro periodo de cambios, decepciones, evolución… Cada generación tiene sus héroes y cada época dentro del aspecto musical tiene sus bandas. Esos grupos que serán recordados por lo que aportaron en un momento determinado, en cuanto a sonido o puesta en escena se refiere. Y sin duda uno no puede hablar de lo que fue la escena metal de la última década del siglo pasado sin mencionar a Fear Factory. Amados y odiados a partes iguales la formación americana, pese a ser una de las bandas punteras dentro del denominado metal industrial, ha tenido una trayectoria de lo más convulsa y errática, con cambios de personal, idas y venidas de algunos de sus músicos..., hasta que se ha quedado al frente como líder y único miembro original el guitarrista Dino Cazares.
Pese a la pérdida de algunos de sus miembros más carismáticos, la actual encarnación de los americanos está compuesta por músicos de probada solvencia como son: el bajista Tony Campos, (Asesino, Static-X, Brujeria, Soulfly), y su más reciente incorporación el batería Pete Webber (Havok). Pero sin duda sobre quién se ha puesto el foco en los últimos tiempos al hablar de la del combo californiano ha sido sobre su nuevo frontman: el italiano Milo Silvestro, quien se unió a la banda en 2021 para “calzarse” las botas del legendario Burton C. Bell. El potencial de esta nueva encarnación ha quedado plasmado en su última referencia de estudio “Re-Industrialized”, que fue la excusa para que la banda retornara al que ha sido su cuartel general en sus últimas visitas a la capital catalana: la sala dos del Razzmatazz.
Pese a la trayectoria del combo americano, lo cierto es que la sala no llegó a llenarse, aunque si que registró una notable entrada. Y es que además de la presencia de Cazares & Cía., tendríamos ocasión de disfrutar de una banda que en últimos años ha dado mucho que hablar, y que siempre que se ha dejado caer por aquí, -la última hace tan solo unos meses liderando su propio tour-, ha dejado unas magníficas impresiones: Butcher Babies, aunque cabe remarcar que su descarga de esta noche se llevó a cabo bajo unas circunstancias especiales. Como aperitivo antes del atracón metalero “made in U.S.A.”, tendríamos ocasión de deleitarnos con la descarga de Ignea. Mientras que para abrir la velada contaríamos con la presencia de los británicos Ghosts Of Atlantis, una formación relativamente nueva que en poco menos de un lustro ha facturado dos obras de lo más reseñables dentro del metal sinfónico, siendo la última de ellas:”Riddles Of The Sycophants”, que se publicó a finales del pasado mes de octubre.
Una vez más, -como suele suceder cuando llegan a la ciudad algunos de estos paquetes de gira compuestos por varias bandas internacionales-, el apretado “timing” de esta tarde/noche de viernes acabó propiciando que el horario de inicio de las actuaciones se adelantara hasta las 18,30 horas de la tarde. Con lo que a la hora prevista para el arranque de Ghosts Of Atlantis aún no había mucha gente en la sala.
En cualquier caso, eso no pareció importar a una formación británica que salió luciendo sus mejores galas, -ataviados con ropajes post-apocalípticos-, y dispuesta a aprovechar al máximo su escueto tiempo sobre las tablas. Su frontman Pip Primmer no tardó en convertirse en el centro de todas las miradas siendo el motor que comandó esas andanadas devastadoras de death melódico que se dieron la mano con algunos arreglos de corte orquestal. Quizás el público de Fear Factory no fuera el más afín a su propuesta, pero lo cierto es que los británicos con temas como “The Curse Of Man” y “Sacremental” dejaron una muy grata impresión.
Por supuesto que tampoco faltaron algunas pinceladas épicas que ayudaron a dar una dimensión más grandilocuente a temas como “The Lycaon King”, que conseguía que gran parte de los presentes levantara los puños al aire mientras las guitarras de Collin Parks y Dex Jezierski se tornaban cada vez más oscuras y densas. Una nueva mirada sobre lo que fue su primer largo “3/6/2/4” serviría como excusa para espetarnos la aplastante “False Prophet”. Mientras que la elegida para poner el punto y final a este primer acto de la noche fue la enigmática “The Lands Of Snow”. En definitiva, que la tarde empezó de forma más que prometedora con unos Ghosts Of Atlantis que pusieron toda la carne en el asador para intentar sumar nuevos adeptos a su causa. Y escuchando algunos comentarios a la finalización de su descarga creo que lo consiguieron.
Con la llegada de los siguientes en tomar el escenario, los ucranianos Ignea, el rumbo de la tarde cambió drásticamente. Y es que la propuesta del combo que capitanea la vocalista Helle Bogdanova sonó igualmente cañera, aunque algo más innovadora, y hasta luminosa en cuanto a puesta en escena se refiere. Pese a la difícil situación que está viviendo su país Ígnea se mostraron plenamente concentrados en su show, entregándose al máximo y luciendo siempre una amplia sonrisa en el rostro.
He de reconocer que me llamó la atención que tuvieran bastantes seguidores copando las primeras filas, y eso definitivamente se notó en la acogida que tuvieron y en lo explosivas que sonaron temas como el single “Dunes”, que fue el elegido para romper el hielo. Otro detalle a destacar fue la versatilidad de su frontwoman Helle, alternando gruñidos devastadores con partes más melódicas dando a temas como “Camera Obscura”, un rollo y una profundidad que hizo que más de uno que todavía no les conocía acabará prestándoles atención.
Al igual que sucediera con los encargados de abrir la velada, el show de Ignea fue muy escueto. Pero la verdad es que los ucranianos supieron sacarle el máximo partido dando buenas muestras de su propuesta al descargar algunas de sus composiciones más representativas y destacadas. De entre las que más impactaron al respetable me quedaría con “Bosorkun” y “To No One I Owe”.
Por supuesto que no faltó el recuerdo a la situación que están viviendo sus compatriotas antes de encarar la recta final del show con “Nomad’s Luck”, de su más reciente y conceptual “Dreams Of Lands Unseen”. Para dejar que la que pusiera el cierre definitivo fuera la pieza que cerraba su álbum debut “The Sign Of Faith” de 2017: “Leviathan”. Agradable sorpresa la de unos Ignea que gustaron y convencieron a su paso por la Ciudad Condal quitándonos a algunos el mal sabor de boca que nos dejó la cancelación de su actuación, a causa de la guerra, en la última edición del Leyendas Del Rock.
Los siguientes en aparecer en escena tras un ágil cambio de equipo fueron Butcher Babies. El combo americano hacía escasamente unos meses meses que nos había visitado. Pero si alguien esperaba más de lo mismo, no podía estar más equivocado. Y es que para la presente gira la banda está girando con una única frontwoman, Heidi Shepherd, ya que su compañera de batallas Carla Harvey, está convaleciente a causa de una operación quirúrgica. He de reconocer que pensé que semejante circunstancia sería un lastre para ellos, pero tras ver su show me quedé con la sensación de que vi a una banda mucho más cohesionada, con el resto de músicos mostrándose mucho más activos a la hora de acompañar a Heidi.
En cuanto a su repertorio estuvo centrado casi de forma exclusiva en lo que ha sido su última referencia de estudio “… ‘Til The World’s Blind”, aunque tampoco faltó algún fugaz guiño a su material anterior. Aparecieron en escena pisando fuerte, moviéndose intensamente y buscando la complicidad de sus fieles que ocupaban las primeras filas, y que se dejaron notar con fuerza desde la inaugural “Backstreet Of Tennesse”, y como decía lo que me pareció más reseñable fue la entrega que mostraron Henry Fury y Ricky Bonazza, ya que la hiperactiva Heidi fue, una vez más, la fiera escénica que estamos acostumbrados a ver, saltando intensamente por todo el escenario, haciendo molinillos incansablemente, mientras atacaba las iracundas líneas vocales de “Red Hunter”.
Para completar la dupla inaugural, y tras explicar los motivos por los que esta noche no estaba presente Carla Harvey, tocaba realizar una primera incursión en su material previo, poniéndonos a todos a botar con el circense ritmo del tema que abría su obra de 2015: “Monsters Ball”. Algo más corrosivos sonaron las fulgurantes latigazos de “King Pin”, propiciando que la acción no se detuviera en los aledaños del escenario. Mientras que sin abandonar sus composiciones más recientes, -, alternando cambios de ambientación, rugidos furibundos y partes más melódicas-, nos propondrían “Wrong Side Of The Knife”.
Cabe remarcar que como suele ser habitual en todas las descargas del cuarteto americano el ritmo fue trepidante, haciendo que su show se nos pasase volando: es lo que pasa cuando uno se está divirtiendo. Y es que Butcher Babies parece que hace tiempo que encontraron la fórmula para conectar con sus seguidores, y saben exprimirla al máximo. Así que no faltaron esta noche marcando el ecuador de su descarga bombas de relojería infalibles y letales del calibre de la noventera “It’ s Killing Time, Baby!”. Su faceta más cachonda saldría a relucir con los ritmos más bailables de “Beaver Cage”, para posteriormente asolarnos con esas humeantes aceleraciones que provocaron el desmadre generalizado entre las primeras filas.
Para encarar la recta final de su presentación que mejor que darnos una buena racion de argumentos que nos invitaran a botar al ritmo de “Spittin’ Teeth”. El “oasis” ante semejante derroche de potencia y adrenalina llegaría de manos de la intimista y emotiva “Last December”. Aunque, como no podía ser de otra forma, para rubricar su descarga los americanos optaron por la imprescindible “Magnolia Blvd”, que fue el único recuerdo que se permitieron a su debut de 2013, “Goliath”.
Butcher Babies supieron sobreponerse a las adversidades y consiguieron sacar adelante su descarga pese a la baja de Carla Harvey, consiguiendo que con este “formato de cuarteto”, tuviéramos ocasión de ver a una banda más cohesionada, y no tan solo a tres músicos competentes acompañando a dos explosivas frontwomans.
Muchas son las encarnaciones que ha tenido Fear Factory a lo largo de su longeva trayectoria, pero sin duda los más nostálgicos estarán de acuerdo conmigo en que su line-up clásico, el que todos guardaremos siempre en el recuerdo, fue el de su época de mayor apogeo. El que mantuvieron desde mediados de los 90 hasta los primeros compases del siglo XXI. Quizás por ello el repertorio de esta noche estuvo muy centrado en ese periodo de tiempo, siendo el disco más “ visitado” su obra de 1998 “Obsolete”, y permitiéndose un único y solitario recuerdo a su más reciente entrega discográfica “Re-Industrialized”.
En cualquier caso, la fidelidad de los seguidores de la banda que actualmente capitanea el incombustible Dino Cazares es incuestionable. Su montaje escénico para esta noche no fue nada pretencioso, limitándose a un telón de fondo, sendas pancartas laterales, y a engalanar la tarima de la batería. Irrumpieron en escena con una apuesta segura como es la siempre efectiva “Shock”, intentado conectar con toda su parroquia a la vez que su nuevo frontman, Milo Silvestro, buscaba la aprobación de los incondicionales de la banda. En cuanto a la labor del vocalista italiano cabe remarcar que se mostró bastante sólido a la hora de atacar los registros más agresivos, aunque menos convincente al afrontar las partes limpias, que tan personalmente abordaba su antecesor. En cualquier caso, no creo que nadie pueda poner pegas a su desempeño, ya que se entregó al máximo en temas como “Edgecrusher”.
La noche había empezado bien, estos nuevos y remozados Fear Factory habían mostrado su potencial, contando además con el gran bajista Tony Campos y con el batería Pete Webber. Y es que para un servidor una de las sorpresas de la noche fue precisamente el fantástico sonido de la batería, ya que el kit que aporreo Webber sonó especialmente potente, y ,aunque puede sonar raro al hablar de Fear Factory, orgánico, especialmente en la caja. Sin embargo, la única posibilidad que tuvimos de escuchar algo de lo que ha grabado esta nueva formación fue “Recharger”, que sin ser un mal tema no aporta nada nuevo al legado de la banda, y la prueba definitiva fue ver la indiferencia con la que la recibió el público, a excepción de las primeras filas.
Las sonoridades más envolventes se encargarían de anunciarnos que había llegado el momento de “Dielectric”, que con su ritmo marcial conseguía volver a levantar la moral de una tropa deseosa de saltar y hacer headbanging. Algo menos inspirada sonó “Disruptor”, con un Dino Cazares que no ha perdido su carisma pero al que vimos bastante más estático que en visitas anteriores. y es que los años no pasan en balde para nadie. Pese a ello, el guitarrista en su particular castellano fue quien se encargó de presentar “Powershifter”, el que sin duda es el mejor corte de “Mechanize”, el disco que marcó su retorno a la banda.
Una nueva mirada sobre su producción noventera nos serviría para reincidir en “Obsolete”, y que todos nos sumáramos a la imparable “Freedom Of Fire”, que nos dejaba la estampa de Silvestro retorciéndose para conseguir arrancar de sus cuerdas vocales unos sobrecogedores rugidos. La potencia, la garra, pero también esa devoción por las melodías más etéreas y ambientales, que siempre han caracterizado la propuesta de la banda, hicieron que “Descent”, se acabara convirtiendo en uno de los puntos álgidos del show.
La formación americana estaba convenciendo, y eso se notó en la reacción de un público que no paró de animar cuando el cuarteto se abalanzó sobre “Linchpin”. Fear Factory siempre fueron una banda permeable a los tiempos, de modo que la época en la que el nu-metal estuvo en su máximo apogeo quedaría plasmada en los riffs densos y los ritmos entrecortados de “What Will Become?”, poniendo a toda la sala a dar botes como si les fuera la vida en ello. Con el incombustible guitarrista dando un paso al frente para solicitar el apoyo de los adeptos que copaban las primeras filas arrancaba la pieza que prestaba título a su obra de 2004 “Archetype”.
De entre los momentos más destacados de la noche, sin duda uno de los más rotundos, y en el que la gente se entregó al máximo, fue cuando el cuarteto puso encima de la mesa uno de sus primeros bombazos, el que para muchos fue su carta de presentación a principios de los noventa, y que a la postre se ha acabado convirtiendo en uno de esos trallazos que no puede faltar en ninguna de sus descargas “Martyr”. Y es que de alguna forma este fue el punto de partida para un tramo final de show que fue absolutamente apoteósico.
A lo largo de su longeva trayectoria Fear Factory han firmado un puñado de composiciones que innegociablemente se han acabado convirtiendo en clásicos dentro del metal industrial. Pero si pedimos a sus seguidores que se queden con un único lanzamiento estoy convencido que la mayoría se decantarían por su trabajo de 1995: “Demanufacture”. Precisamente este fue el tema que abrió el siguiente tramo de la noche provocando la locura de un personal que parecía enloquecido. Con la banda habiendo abierto su particular “caja de Pandora”, estaba claro que llegaba el momento del máximo disfrute, y la mejor prueba fue ver las avalanchas que se produjeron durante “Self Bias Resistor”.
No parecían Cazares y sus muchachos dispuestos a levantar el pie del acelerador. Les costó más que en anteriores ocasiones entonar al respetable. Pero ahora que lo habían conseguido parecían decididos a arrasar con todo a su paso, y para ello que mejor que confiar en la rotunda pegada de otra de las infalibles “Zero Signal”, que se convirtió en el mejor de los preámbulos del que para muchos es su composición más representativa y conocida: “Replica”, que hacía que la gente enloqueciera y que prácticamente no pudiéramos discernir los rugidos de Milo Silvestro. Pero no, este no fue el final, sino que la conexión entre sus seguidores y unos músicos que agradecieron con efusividad el apoyo recibido todavía se prolongó en lo que fue el último latigazo del cuarteto: un imponente “Resurrection” que se encargó de cerrar la velada por todo lo alto.
Cual Ave Fénix, Fear Factory parecen haber vuelto a resurgir de sus cenizas con esta nueva formación, brindándonos la oportunidad de disfrutar de un directo que creo convenció a todos sus seguidores. Aunque siendo objetivo me pareció bastante alarmante que una banda de su status, con nuevo disco y nueva formación, tan solo presentara un tema de su último trabajo “Re-Industrialialized”. Tal vez fuera porque Mr. Cazares quiere recuperar el tiempo perdido jugando sobre seguro, o porque el nuevo material no puede competir con el legado de una banda mítica que escribió con mayúsculas su nombre en la historia del metal a finales de los noventa. No lo sé, el tiempo acabará dictando sentencia.
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