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miércoles, 29 de noviembre de 2023

NAPALM DEATH+ESCUELA GRIND-SALAMANDRA-L´HOSPITALET DE LLOBREGAT-BCN-24-NOV-2023



Se me ocurren un par de títulos de lanzamientos de Napalm Death que servirían para resumir la trayectoria de una banda pionera dentro del universo del metal extremo. Únicos, genuinos, irrepetibles,  inigualables…, la icónica formación de Birmingham, -cuna del heavy metal-, puede presumir de pertenecer a ese extraño y selecto club de formaciones que continúan en activo sin contar entre sus filas con ninguno de sus miembros originales. En cualquier caso, eso nunca ha parecido importar a unos seguidores que siempre les han acompañado fielmente en cada una de sus visitas, y que a día de hoy idolatran al combo que conforman Embury/Greenway/Herrera/Harris,(este último  substituido por John Cooke),  como si lo fueran.


Y es que los que han seguido su trayectoria saben que la banda fue, ha sido…., y probablemente será hasta su disolución una máquina infalible de escupir riffs afilados, tempos acelerados y rugidos desgarradores. Los británicos han sabido crecer como banda, consolidarse, evolucionar, experimentar, sobreponerse a la pérdida de Jesee Pintado…., nunca han girado la espalda a sus seguidores, y lo que es más importante nunca han perdido ese halo de autenticidad que siempre les ha acompañado. En definitiva, que les hemos visto en diferentes salas, en festivales de lo más variopinto, pero la verdad es que nunca nos han defraudado.


Muchas han sido las veces que Napalm Death han pisado los escenarios de la Ciudad Condal. Pero en esta ocasión para presentar su enésima entrega de estudio en formato Lp que lleva por título “Throes of Joy in the Jaws of Defeatism”, los británicos escogieron una Sala Salamandra que exhibió su mejor cara, ya que se agotó todo el papel. Además como acompañantes contaron con la presencia de una banda joven, que les idolatra y que siempre les ha citado como una de sus máximas influencias: los chicos de Escuela Grind.



A diferencia de lo que desgraciadamente suele ser habitual, a la hora prevista para que aparecieran en escena los encargados de dar el pistoletazo de salida a la velada, Escuela Grind, la sala presentaba un muy buen aspecto. Sin duda que su estilo tuviera muchos puntos de conexión con el de los británicos fue clave para movilizar a un personal que no paró de hacer mosh y animar durante su escueta descarga.


El combo americano apareció con un ligero retraso sobre el horario inicialmente previsto. Respaldados por un gran telón de fondo el cuarteto salió con el cuchillo entre los dientes, muy motivado y dispuesto a no dejar títere con cabeza. Además, contar con una fiera como frontwoman del calibre de Katerina Economou, -que no paró de hacer headbanging, deambular por el escenario dando  patadas y puñetazos al aire mientras daba buena cuenta de los desgarradores gruñidos contenidos en temas como la inicial “Endomed With Windows”, -fue fundamental.


Durante los compases iniciales del show la banda se dedicó a repasar algunos de los mejores momentos de lo que fue su segundo largo de estudio “Memory Theater”. De las que más movimiento provocaron en unas primeras filas que no pararon de moverse destacaría  “My Heart, My Hands”, con la guitarra de Krish Morash sonando densa y rugosa en el inicio para azorarnos inmisericórdemente después, y una celebradísima “All Is Forgiven”. Y es que quizás los temas del combo americano no fueran excesivamente técnicos, pero lo cierto es que supieron conectar con un público que agradeció de forma expeditiva que su propuesta fuera tan similar al de las estrellas de la noche.


Además Escuela Grind tampoco se cortaron a la hora de proclamar su “amor eterno” a los británicos a quienes tildaron de ser “la mejor banda del mundo”, provocando una cerrada ovación por parte de los seguidores de Embury & Cía. Otro punto a su favor fue que su batería Jesse Fuentes se dirigiera al personal en un más que correcto castellano antes de atacar junto a sus compañeros ese torbellino sonoro que lleva por título “Cliffhanger”, que fue el responsable de que la locura volviera a desatarse en los aledaños del escenario.


Si durante la primera parte de la descarga Escuela Grind se dedicaron a repasar su obra de 2022, durante el tramo final quisieron deleitarnos con algunas de las composiciones que formarán parte de lo que será su nuevo EP “Ddeeaatthhmmeettaall”, que verá la luz en 2024. Así que temas como el gamberro “Ball And Chain”, con esa mezcla de death metal y trazos core de esencia noventera sonaron como un auténtico cañón haciendo que el ambiente no decreciera en la sala. Y es que pese a la crudeza de su propuesta sonora y sus textos la descarga del combo americano invitó en todo momento a la diversión y el despiporre con temas como “Punishment Ritual”.


Con una banda completamente desatada, que no dudó en deshacerse en reverencias ante un público que se desfondó con ellos, tocaba encarar la recta final del show con el tema que cerrará su próxima entrega “Meat Magnet”. Para acto seguido dar carpetazo a sus treinta minutos sobre las tablas con una descomunal versión de sus compatriotas Hatebreed “Filth”. Imparables. Esta fue la primera vez de Escuela Grind en tierras catalanas, y me da la impresión que, -viendo las prestaciones que ofreció el cuarteto americano  y las buenas impresiones que dejaron a su paso-,  no tardarán mucho en regresar por aquí. Y un servidor no piensa faltar a la cita.



No fue una sorpresa que el Salamandra presentara su mejor cara, o mejor dicho la más concurrida, con un lleno hasta la bandera, sino la constatación definitiva de que los británicos pese a sus continuas y reiteradas visitas no han perdido ni tirón, ni poder de convocatoria entre la audiencia de  la capital catalana. Y no me extraña ya que sus descargas, -y la de esta noche no fue una excepción-, son un auténtico desfase en el que pueden verse imágenes que parecen rescatadas directamente de la década de los noventa, con el personal invadiendo el escenario, y con el continuo lanzamiento de los más temerarios al público.

Los británicos pertenecen a la vieja escuela, eso es innegable. Así que la mejor forma de engalanar el escenario fue un gran telón de fondo con su logo clásico. Por lo demás, pues obtuvimos lo que esperábamos: una banda en buena forma, que pasó por encima del personal como un rodillo, aunque durante los primeros compases de la descarga el sonido fue algo deficiente. Incluso se escuchó entre los presentes más de una queja reclamando que subieran el volumen de los instrumentos. En cualquier caso, ya se sabe que poco importan los temas que toquen Napalm Death, ya que lo realmente importante e impactante es  vivir y disfrutar del ambiente que consiguen crear. Y sobre todo ver la estrecha conexión con unos seguidores que enloquecieron y que no pararon de animar. 


Esta noche no hubo preliminares ni grandilocuentes introducciones, ese no es su estilo. Fue tan sencillo como que los miembros de la banda aparecieran en escena, se colgaran los instrumentos y empezaran a repartir estopa de la buena. Para abrir fuego que mejor que algo novedoso como “Narcissus”, que nos hacía entrar en calor. Superado el primer y fulgurante  asalto inicial  tocaba seguir dando caña y, como no, dejar que el siempre histriónico Barney Greenway no parara de desparramar en escena con sus esquizoides movimientos mientras ataca piezas como “Backlash Just Become”.


Los compases iniciales de su descarga estuvieron marcados por trallazos de sus últimos lanzamientos dejando claro que su largo de 2020 “Thrones Of Joy In The Jaws Of Defeatism” ha acabado calando hondo entre sus incondicionales. De modo que no se dejaron en el tintero la turbulenta “Fuck The Factoid”, que fue la elegida para que los primeros “espontáneos” dejaran su tarjeta de visita sobre el escenario, ni tampoco “Contagion”, que caldeaba aún más el ambiente en una sala que a estas alturas era ya una sauna, con unas primeras filas súper entregadas, y en las que no hubo descanso ni tregua.


 Y es que a lo largo del show vimos como tenían que sacar a algún fan “indispuesto” tras tomar parte  en la batalla campal que explotó en la pista.

Un poquito más atrás en el tiempo, a la pasada década, nos invitó el cuarteto a viajar para rescatar “Everyday Pox”, comandada por esa cortante línea de bajo y los criminales riffs de un John Cooke que no dejó de agitar en toda la noche sus larguísimos tirabuzones. Los cánticos e invocaciones harían que todo se tornara más oscuro y lúgubre convirtiendo los compases iniciales de “Invogorating Clutch”, en uno de los momentos más densos de la velada. No tardarían mucho en volver a su sonido más clásico, y nunca mejor dicho, ya que la siguiente en sonar fue una de las primerizas “Unchalleged Hate”, volviendo a convertir la sala en una locura. Pero sin duda uno de los momentos más intensos y brutales del show fue cuando el cuarteto se abalanzó sobre otra de sus imprescindibles si hablamos de su catálogo ochentero: “Scum”.


No diré que durante “Throes Of Joy In The Jaws Of Defeatism”, decreciese el nivel de intensidad y de excitación del respetable, pero si que me dio la impresión que más de uno aprovechó para hidratarse y recuperar mínimamente el aliento antes de volver a primera línea de fuego cuando sonaron “Amoral” y “The Kill”, creando un contraste que hacia evidente la evolución de la  banda en los últimos 35 años. Fue en este momento cuando Embury & Cía. decidieron que era un buen momento para realizar las primeras incursiones en su catálogo noventero. La primera  y única parada que se permitieron en el fantástico “Harmony Corruption” fue la imprescindible e infalible “Suffer The Children”, para acto seguido incidir en el tema que prestaba título a su EP de 1991   “Mass Appeal Madness”.


No hubo muchos parones a lo largo de la velada. Simplemente alguna corta pausa para que los músicos recuperaran el aliento, o para que Barney nos presentara algún que otro tema con uno de sus  punzantes “speeches”. Los que han seguido la trayectoria de los británicos saben que a la banda siempre le ha gustado incluir algún que otro cover en su repertorio. De modo que esta noche la elegida para rendir tributo a Bad Brains fue “ Don’t Need It”. Su vertiente más netamente death metalera quedaría plasmada en los desarrollos más contemporizados y melódicos de “Breed To Breath”. Pero sin duda esta era una noche para la velocidad y el desparrame. Así que la rueda no tardaría en volver a acelerarse con la fulgurante “The Infiltraitor”, que nos dejaba la estampa de la sala sembrada  de puños que se alzaban desafiantes al aire.


Era otra de las que no podía faltar. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y por supuesto “You Suffer”, tiene el privilegio de ser una de las composiciones más cortas y directas de la historia del metal en cualquiera de sus múltiples vertientes. Sí, pasó como un suspiro, pero fue el preámbulo perfecto para embarcarnos en una recta final que estuvo marcada por “Smash A Single Digit” y dos humeantes bombazos de sus primeros tiempos: “Deceiver” y “Dead”.


Para rematar definitivamente la velada “Nazi Punks Fuck Off”, de los punks americanos Dead Kennedys, que fue coreada con devoción, ratificando el porque se ha convertido por derecho propio  en  imprescindible en todas y cada una sus  descargas  desde mediados de la década de los noventa. Mientras que la rúbrica definitiva para la incontestable descarga de Napalm Death fue “Siege Of Power”.


A la salida caras de satisfacción, cuerpos sudorosos, algún que otro moratón a causa de los golpes recibidos en los pogos, y recuento de dientes antes de irnos a casa con la sensación de haber presenciado un show aplastante, y de que, una vez más, hemos sido capaces de sobrevivir a otro concierto de Napalm Death. Esperemos que no tarden en regresar.



TEXTO:ALFONSO DIAZ

FOTOS:CARLOS OLIVER





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