Uno de los principales indicadores para calibrar la huella que una banda ha dejado entre sus seguidores es enumerar la cantidad de himnos que ha conseguido escribir, -y que la gente ha hecho suyos-, a lo largo de los años. Los noventa no fueron la mejor época para las banda que practicaban un heavy metal de corte tradicional, pero afortunadamente muchas formaciones siguieron manteniendo la llama de un estilo que a partir de la segunda mitad de esa década empezaba a dar serios síntomas de agotamiento. Sin duda, en nuestro país Tierra Santa fueron una de esas agrupaciones que trazaron su propio camino sin importarles las modas o los cambiantes vaivenes del negocio discográfico.
Como quien no quiere la cosa han pasado ya más de 25 años, un cuarto de siglo, que se dice pronto, desde que la formación riojana pusiera en circulación las ocho canciones que conformaban su primer refuerzo discográfico bajo el título de “Medieval”. Una vez más, la formación que lideran Ángel San Juan y Roberto Gonzalo regresaba a los escenarios de la capital catalana para hacernos partícipes de la presentación de su última obra en directo “Todos Somos Uno”, y como no podía ser de otra forma sus devotos incondicionales respondieron a la cita haciendo que la sala Salamandra acabara presentando un fantástico aspecto, ya que estaba prácticamente llena. Al igual que ya sucediera en sus últimas visitas, el combo riojano arriba solo a la cita, sin contar con el apoyo de banda de apertura, algo que hacía presagiar que el concierto sería largo y que nos permitiría deleitarnos, como finalmente sucedió, con temas de toda su longeva trayectoria.
Tierra Santa nunca han sido una banda que apostara por una puesta en escena espectacular y excesivamente ambiciosa, lo suyo ha sido siempre dejar que sus canciones hablaran por ellos, y de eso andan sobrados. Sin embargo, eso no quita que una gran proyección con la portada de su último lanzamiento en directo “Todos Somos Uno”, presidiera el escenario. Con un ligero retraso sobre el horario inicialmente previsto, y mientras los más leales afianzaban sus posiciones lo más cerca posible del escenario, el quinteto aparecía en escena precedido de una introducción para dar arranque a la velada con una de sus composiciones más recientes “Pecado De Ángel”. Desde el mismo arranque el sonido fue impecable, con las guitarras de Ángel y Dan Diez sonando potentes y nítidas a partes iguales, dándonos la oportunidad de corear muchas de sus características melodías dobladas.
Espetándonos un vertiginoso “Buenas Noches” a modo saludo, el quinteto no quiso entretenerse demasiado, de modo que acompañado de los “oes” del personal era un buen momento para atacar el primer gran clásico de la noche “Indomable”, que fue la responsable de poner a las primeras filas en movimiento mientras los teclados del ex-Sátira Juanan San Martín se dejaban notar con fuerza para reclamar su cuota de protagonismo. Y es que Tierra Santa funcionaron como una máquina perfectamente engrasada de facturar heavy metal. Mención especial merece su más reciente incorporación el batería Alex Alonso, quien formó un tándem rítmico de lo más sólido y compacto con el veterano Roberto Gonzalo, haciendo que temas como “Por El Valle De Las Sombras”, tras ese arranque netamente riffero, sonaran con una pegada descomunal.
Sin duda uno de los trabajos que marcó a fuego la trayectoria de los riojanos fue su cuarto redondo, “Sangre De Reyes”, y eso se notó en el peso que el material de ese trabajo tuvo en el repertorio de esta noche. Precisamente la primera en sonar para provocar el delirio del personal fue la pieza que le prestaba título “Sangre De Reyes”, que nos dejaba con los seguidores coreando sus melodías dobladas de guitarra con el puño en alto para convertirse en el primer gran momento de la velada. Con la euforia completamente desatada, y el ambiente ya muy caldeado, el show continuaría transitando a través de la nostalgia con el combo dando buena cuenta de otro de sus himnos imprescindibles “Apocalipsis”, que se zanjaba con toda la sala coreando ensordecedoramente el nombre de la formación riojana.
Aunque creo que todos estaremos de acuerdo en que los primeros años de Tierra Santa estuvieron marcados por el heavy metal más tradicional, lo cierto es que a medida que fueron pasando los años la banda fue evolucionando y dejando que en su propuesta hubiera espacio para tesituras más hard roqueras. Así que el cambio de tercio, abocándonos hacia ese hard & heavy, llegaría con la siempre efectiva “Otelo”, que fue la elegida para representar a su obra de 2006 “Mejor Morir En Pie”. Con la batería marcando la entrada, para provocar la algarabía entre unas primeras filas que no tardaron en reconocer el tema, arrancaba la vertiginosa “Tierras De Leyenda”, que nos dejaba la estampa de toda la sala saltando completamente entregada mientras Ángel miraba complacido, sin dejar de agitar la cabeza, la reacción de sus incondicionales.
La escogida para volver a centrar nuestro objetivo en su etapa más reciente, y permitirnos recobrar mínimamente el aliento tras semejante ráfaga de viejas favoritas, fue “El Dorado”. Pero no se detuvo en este punto el repaso a su última entrega de estudio, ya que tras mostrarse agradecidos con la respuesta del respetable le llegó el momento a su tema título “Destino”, para acto seguido volver a recurrir a las ambientaciones “maidenianas” de otra de las que hizo subir el nivel de intensidad de la descarga “Azote De Dios”.
No fue hasta el ecuador del show cuando llegó el primer guiño al material que publicaron durante la década de los noventa, así que “Dracula”, se convirtió en la excusa perfecta para invitarnos a visitar aquel ya lejano “Legendario”, que en este 2024 cumplirá su vigésimo quinto aniversario. Huelga decir que la historia, la literatura, y por extensión algunos de sus personajes más relevantes, siempre fueron una fuente de inspiración para los riojanos. De modo que no faltaron a la cita “Juana De Arco”, salpicada de épica metalera, para acto seguido dejar que nuevamente los teclados se encargaran de sumergirnos de lleno en la delirante historia de “Nerón”.
Ante una audiencia completamente entregada, que coreó en varias ocasiones el nombre la banda, el quinteto se dispuso a encarar la recta final del show confiando para ello en la sólida pegada del elegante uptempo “La Leyenda Del Holandés Errante”, una de las composiciones de esta segunda etapa, -que se inició precisamente con “Caminos De Fuego-, que por derecho propio se ha acabado convirtiendo en una de las imprescindibles en todas sus descargas. Una vez más tocaba volver a pisar el acelerador para montar a lomos de “Pegaso”, que hacía que el personal nuevamente volviera a agitar frenéticamente la cabeza. Mientras que para poner el punto y seguido no dejarían a un lado el material de “Sangre De Reyes”, ya que la escogida fue la más hard roquera “El Laberinto Del Minotauro”.
Aunque fue la tónica de toda la velada, ver al público cantar todas y cada una de las canciones, lo cierto es que hubo varios momentos verdaderamente épicos, de esos que uno recuerda y que ponen los pelos de punta. Y es que ver a todo el auditorio cantar junto a Ángel “Alas De Fuego”, fue la mejor forma de dar por inaugurados los bises. Pero es que la cosa no quedó ahí, ya que “La Momia” se encargaría de mantener el nivel de euforia metalera que se podía palpar en sala, y que quedó totalmente rubricado con “La Sombra De La Bestia”, cuyo ganador estribillo sirvió como enésima excusa para que todos levantáramos los puños al aire.
Desafortunadamente la descarga de Tierra Santa se estaba acabando, pero antes de que los riojanos dieran por cerrado el show, y salieron aclamados a darse su merecido baño de masas, todavía tendrían tiempo de mirar a las postrimerías de la década de los noventa para regalarnos “Legendario”. Todos sabíamos cual sería el final, y es que hace años que Tierra Santa invitan a sus seguidores a recitar los versos de José De Espronceda en las dos partes de “La Canción Del Pirata”.
Un nuevo triunfo. Tierra Santa llevan tiempo, mucho tiempo, contando como victorias incontestables todas y cada una de sus visitas a la Ciudad Condal. Calidad, experiencia, actitud y unas ristra de magníficas composiciones que rezuman heavy metal, son las mejores armas para una formación que camina inexorablemente hacia sus tres décadas de andadura.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:ALFREDO RODRIGUEZ
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