Para los que nos consideramos amantes de la buena música, y en definitiva melómanos, uno de los grandes alicientes a la hora de escuchar música es que transmita emociones. Pueden ser sentimientos de euforia, alegría, enfado, agresividad…, o como en el nuevo trabajo de Adventus que sus nuevas composiciones nos envuelvan con esa pátina de introspección y, en algunos momentos, de un hondo y acentuado sentimiento de tristeza, pesar y nostalgia. Mucho ha variado su line-up desde que hace poco más de cuatro años la banda que capitanea el teclista, compositor y productor Manuel Ramil se diera a conocer con aquel prometedor debut que llevaba por título “Morir Y Renacer”, que tuvo continuidad poco después con “Saudade”. Y es que la actual encarnación de Adventus la completan el guitarrista gallego Dani Arcos, el batería Nacho Arriaga, el bajista Fernando Mainer y el vocalista argentino Diego Valdez. En definitiva, una alienación de auténtico lujo, de probada solvencia, y que personalmente pienso que no tiene nada que envidiar, en cuanto a calidad se refiere, a la que facturó sus dos primeras entregas.