Parece mentira pero si uno bucea en la longeva trayectoria de Therion podrá comprobar que en este 2024 se cumple la friolera de 35 años desde que las huestes que lidera el incombustible Christofer Johnsson presentaron sus primeras composiciones, todavía en formato demo, bajo la denominación de “Paroxysmal Holocaust”. Desde entonces la evolución en su sonido y los cambios de personal han sido una constante. Pese a ello, la banda ha conseguido convertirse en uno de los grandes animadores dentro de la escena metalera europea.
Como suele suceder con muchas bandas que han ido mutando y redirigiendo su propuesta a lo largo de los años, con ellos no hay termino medio: “O los amas, o los odias”. Eso sí, lo que tengo claro es que Christofer y sus acompañantes no acostumbran a dejan indiferente a nadie. El motivo de esta nueva incursión en la piel de toro era presentar su flamante nuevo trabajo “Leviathan III”, que vio la luz a finales del pasado año. Además, no llegaban solos a la cita, ya que antes de seducirnos con su ampulosa propuesta y su trabajada puesta en escena tendríamos ocasión de descubrir a uno de los nuevos valores de la cantera finlandesa: Satra.
No fue una sorpresa. Pese al paso de los años Therion siguen conservando un buen tirón entre la audiencia metalera de la ciudad condal, y eso se tradujo en que la sala Salamandra acabó registrando una muy buena entrada. Sin embargo, a la hora prevista para el inicio de la descarga de Satra el aspecto del local no fue tan colorido, ya que poco más de media entrada aguardaba a que aparecieran en escena los integrantes del combo procedente de Lappeenranta.
Aparecieron sin hacer mucho ruido, mostrándose muy sobrios y algo fríos en su forma de moverse por en el escenario, y también a la hora de interactuar con un público que, por otra parte, les acogió de forma cálida, y que incluso se animó a acompañar con palmas los desarrollos más melódicos del tema elegido para dar el pistoletazo de salida a la velada: “From The Night”. Sin embargo, a medida que fue avanzando su descarga el respetable fue perdiendo interés, ya que su metal de tintes sinfónicos contó con excesivos elementos pregrabados. y eso acabó lastrando notablemente la ejecución de temas como “Sand Of Time”.
Tampoco puede decirse que su vocalista y frontwoman Pilvi Tahkola supiera conectar con el respetable, y es que se le vio bastante tímida, algo insegura y un tanto distante a la hora de las presentaciones. Otro factor que no les ayudó fue que la gente no conocía sus composiciones, ya que su debut discográfico “Sand Of Time” se había puesto en circulación hacia apenas unos días, con lo que temas que en principio tienen potencial como “Travellers”, acabaron pasando bastante desapercibidos.
Pese a todo lo anteriormente expuesto que nadie piense que Satra me parecieron una mala banda, sino que creo que todavía les faltan tablas, confianza y sobre todo experiencia a la hora de afrontar un show, ya que piezas como “Secret Place (Dead Men´s Tale)”, o “Shadow Engine”, pueden dar en vivo bastante más juego del que dieron en su debut en tierras catalanas.
Antes de abandonar el escenario el cuarteto finlandés todavía tendría tiempo de agradecernos nuestra presencia antes de atacar “Scarecrow”, para acto seguido despedirse definitivamente dando cancha a los grandilocuentes arreglos grabados que marcaron “Golden City”. Quizás fue un tanto ambicioso presentarse en esta gira con un disco recién salido del horno. Habrá que darles un poco más de tiempo y ver si la formación acaba compactándose y ofreciendo unas mejores prestaciones en directo de cara a futuras visitas.
Tras la pequeña decepción que para muchos, incluido un servidor, supuso la descarga de Satra llegaba el momento de adentrarnos en el particular universo de Therion. Ante una sala expectante, en la que el ambiente y la tensión podían palparse, y con un gran telón de fondo presidiendo el escenario hacían acto de presencia los instrumentista de la formación sueca. Evidentemente el centro de todas las miradas recayó sobre el incombustible Christofer Johnsson, quien apareció elegantemente vestido, y empuñando su flecha, para ser en todo momento el motor musical de la banda. He de reconocer que me sorprendió ese arranque con un punto roquero que se marcaron con un inesperado “The Blood Of Kingu”, el tema que abría aquel ya lejano “Sirius B”, que en este 2024 cumple las dos décadas de vida y que sirvió para que los tres vocalistas de la banda: Lori Lewis, Rosalía Sairem y Thomas Vickström, -quien apareció envuelto en cuero y luciendo gorra de plato al más puro estilo Halford-, nos encandilarán con sus constantes alternancias en las líneas solistas, y lo bien trabajadas que sonaron sus armonías.
Y es que, a diferencia de lo que suele ser habitual, el sonido de Therion fue muy orgánico. Sí, evidentemente, hubo algún teclado que sonó disparado, pero para nada me pareció excesivo, ni me dio la impresión de estar escuchando a una banda artificial. Así que piezas grandilocuentes y majestuosas como la novedosa “Ruler Of Tamag” sonaron absolutamente devastadoras contando además con la colaboración de unos seguidores que quisieron, desde el mismo arranque, ser parte activa de la descarga. Varios fueron los guiños que la banda se permitió al material que publicaron durante la década de los noventa, y precisamente una de las obras más “visitadas” esta noche fue “Vovin”, siendo la primera en caer “Birth Of Venus Illegitima”, que nos servía para comprobar la excelente conexión que existe entre Mr. Johnsson y su socio a las seis cuerdas el argentino Christian Vidal que fue quien se hizo cargo de la gran mayoría de los solos.
Tras un arranque que sirvió para que muchos de los presentes se reencontraran con la banda después de mucho tiempo, era un buen momento para que Thomas Vickström tomara el timón de la banda y ejerciera como el perfecto maestro de ceremonias para invitar al personal a que participara nuevamente, en esta ocasión para dar un mayor colorido a los desarrollos de “Tuonela”, que fue la escogida para proponernos una primera incursión en “Leviathan”. Sin apartarnos excesivamente de la sonoridad que ha marcado sus últimas entregas de estudio, nuestro particular viaje por el universo sonoro de Therion proseguiría con las ambientaciones más oscuras e intrigantes de “Twilight Of The Gods”, que de entre las nuevas fue de las que mejor funcionó.
Estaba claro que llevando semejante elenco de voces la banda no iba a dejar pasar la oportunidad de sacar el máximo rendimiento, exprimiendo al máximo las texturas y la personalidad de sus tres solistas. Y para ello que mejor que desplegar la elegancia y toda la magia contenida en sus particulares adaptaciones de “Mon Amour, Mon Ami”, y “La Maritza”, ambas rescatadas de “Les Fleurs Du Mal”, y que nos helaron la sangre con una fantástica y soberbia interpretación.
Las guitarras y las sólidas bases, aunque sin perder en ningún momento ese halo melódico y majestuoso a partes iguales, servirían para flanquearnos el paso hacia la propia “Leaviathan”, mientras el escenario quedaba sumido en un mar de luces azuladas. Sin darnos tiempo de asimilar la pieza anterior arrancaba la tenaz percusión que serviría para anunciarnos la llegada de “Asgard”, que cimentada sobre unas guitarras más oscuras y sólidas nos invitaba a viajar hasta los tiempos de “Secret Of The Ruins”.
Aún más atrás en el tiempo nos conducirían las sonoridades más envolventes y ambientales de “Morning Star”, para la que el bajista Christopher Davidsson se sumó también al elenco vocal. A lo largo del show de Therion pudimos vivir varios momentos intensos, llenos de magia. Pero sin duda uno de los que mejor supo plasmar la facilidad de la banda para crear esas atmósferas repletas de esencias operísticas fue “Black Diamonds”. El contrapunto metalero correría por cuenta de los tempos más marcados y ceremoniales de “Ginnungagap”, que nos proponía una fulgurante épica metalera que fue respaldada por un mar de puños que se elevaron siguiendo su inquietante desarrollo.
Una vez más, las grandes protagonistas del envolvente y embaucador “Litany Of The Fallen”, fueron las voces solistas mientras el respetable acompañaba con palmas antes de que Mr. Vidal se erigiera en el centro de todas las miradas al protagonizar un ejercicio solista cargado de feeling y elegancia. Sin duda fue uno de los números más celebrados de la noche. Quizás fuera una de esas gemas que muchos no esperaban oír. Pero lo cierto es que “The Siren Of The Woods”, no faltó en el regreso de la banda a tierras catalanas, y como no podía ser de otra forma la respuesta del respetable fue apoteósica. Para acto seguido dejar que la intensidad melódica se encargara de inundar todo el recinto mientras la banda daba buena de “Aeon Of Maat”, que nos dejaba al Thomas más incisivo dando la replica a ambas vocalistas.
Acto seguido fue Rosalía quien, en un perfecto castellano, algo nada extraordinario si tenemos en cuenta que es ilicitana, se encargó de presentar a su compañera Lori Lewis para entre ambas azuzar al personal antes de anunciarnos que había llegado el momento volver a la grandilocuencia sonora dando buena cuenta de los fantásticos juegos vocales que marcaron la deliciosa “Lemuria”. Absolutamente embaucador, cual canto de sirena, arrancaba “Sitra Ahra”, para sumergirnos de lleno en sus melodías de ambientación arabesca para dejar que los tres vocalistas se repartieran sus líneas vocales antes de que la parte coral fuera cantada también por el público mientras acompañaba con palmas ratificando la perfecta sintonía entre la banda y sus incondicionales.
La intensidad y la épica propia de la música más ampulosa y sinfónica se volvería a dejar notar con fuerza a lo largo de “Quetzalcoatl”, que servía para Therion volvieran a incidir en las composiciones de “Lemuria”. Antes de poner el punto y seguido a su presentación, Mr Johnsson y sus secuaces nos propusieron una nueva mirada a su etapa más reciente dando buena cuenta del inquietante “Eye Of Algol”, con Thomas tomando la batuta para ejercer como indiscutible frontman. Para poner el punto y seguido a esta primera parte del show la banda apostó por la celebradísima “Son Of The Staves Of Time”.
Ante una sala completamente entregada, que premió la labor de los músicos con una cerrada ovación, la banda no tardaría mucho en regresar sobre las tablas para hacernos viajar a través de la cinemática “The Rise Of Sodom And Gomorrah”. Mientras que la elegida para despedirse definitivamente y rubricar de la mejor forma posible su apoteósica descarga fue la inevitable y aclamada “To Mega Therion”, que como no podía ser de otra forma puso a toda la sala a saltar.
Mientras cada vez hay más formaciones que optan por acomodarse y seguir su carrera con el piloto automático puesto, otras como Therion siguen creando conceptos para innovar en su propuesta, y lo que es más importante que compositores como Christofer Jhonsson sigan trabajando duro en la búsqueda de músicos que le permitan llevar al directo de forma convincente su ambicioso proyecto musical.
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