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martes, 16 de julio de 2024

TZOMPANTLI-BEATING THE DRUMS OF ANCESTRAL FORCE

 


En una escena musical en la que cada vez hay más lanzamientos, en la que resulta realmente difícil prestar atención y el tiempo que se merecen algunos proyectos, siempre hay alguno que, por uno u otro motivo, acaba llamándote la atención propiciando que acabes cuanto menos dándole una oportunidad. No os voy a engañar, un servidor no conocía de nada a Tzompantli, pero la inquietante portada de este “Beating The Drums Of Ancestral Force”, que pasa por ser el segundo esfuerzo de esta formación californiana que inició su andadura en 2019, me dejó curioso e impresionado.


Sin embargo dejando a un lado su particular denominación, -Tzompantli, era un altar construido con cráneos para honrar a los dioses en algunas culturas precolombinas-, lo cierto es que otra peculiaridad del combo americano es que está integrado, nada más y nada menos, que por nueve músicos, algo que no suele ser habitual si hablamos de formaciones que encuadran su propuesta dentro de un death subversivo, repleto de pinceladas oscuras y de ramalazos aplastantemente doom, y todo ello aderezado con  algunas pinceladas étnicas, e incluso tribales, que además de dar sentido a su denominación sirven para dotar de diferentes matices y texturas a un sonido muy personal y que para nada podríamos encuadrar dentro de la denominación más genérica dentro de las sonoridades extremas. Tampoco quiero decir con esto que sean una banda totalmente rompedora, ni que hayan creado un nuevo estilo, ni mucho menos, ya que aquí podemos encontrar  desarrollos, arreglos y detalles que dentro del mainstream podrían llegar a recordarte a los Sepultura de mediados de los noventa, especialmente en lo que a las partes tribales se refiere.


En cualquier caso, un detalle que creo que hay que destacar es la producción que ha realizado su guitarrista Erol Ulug, encajando a las perfección sus tres guitarras, las diferentes aportaciones vocales y esa variedad percusiva que sirve para dotar de pesadez o aplastante dinamismo, -según requiera la atmósfera-, a sus impactantes composiciones. Precisamente serán un total de siete las que compongan este segundo largo del combo californiano, y como digo en ellas no podemos sacar un parámetro claramente definido de su propuesta, ya que alternarán temas cadenciosos, de ambientaciones opresivas, con otros que poseen pasajes devastadores, oscuros  y humeantes.


De forma  despiadada y brutal, casi como si se tratara de la banda sonora de un sacrificio humano, así es como arranca el disco con  “Tetzahuitl” un ejercicio de puro y genuino death metal old school que se apoya en la extrema contundencia de su aplastante sección rítmica, en la densidad de sus pétreos riffs, y en la profundidad de unas líneas vocales oscuras, cavernosas, que conectan de forma perfecta con el aspecto musical creando una ambientación que perfectamente podríamos encontrar en cualquier disco del género de finales de los ochenta o principios de los noventa. En cualquier caso, tampoco falta algún acelerón puntual, que hará que se dispare el cuentavueltas del combo americano para hacer que el tema tenga más dinamismo y variedad. Ese filo amenazante, y por momentos hasta terrorífico, se mantendrá durante “Tlayohualli”, que caerá como una pétrea y fría roca sobre el oyente conducida  por un ritmo y unos riffs que parecen arrastrarte hasta el mismo infierno para después tomar algo de velocidad y abocarnos sobre un tempo que te hará cabecear irremediablemente mientras suena, -como si se acercase desde la lejanía-, un hiriente y tenebroso desarrollo solista de guitarra.


Los sonidos propios de la naturaleza selvática serán los que marquen los compases iniciales de “Tlaloc Icuic”, que cambia radicalmente lo que hasta el momento había sido el desarrollo de esta segunda entrega de Tzompantli, ya que con ella nos adentramos en la parte tribal de su sonido, ya que aquí perderán protagonismo los instrumentos y las estructuras habituales dentro del metal extremo para proponernos un tempo que estará dominado por la percusión étnica, y que se verá completado por unas líneas vocales que suenan como si fueran una invocación. En esta ocasión tampoco habrá prácticamente voces guturales, ya que más bien parecen ser las invocaciones de un brujo o hechicero solicitando la presencia de  los ancestrales espíritus.


Las esencias de ese death/doom  “old school”, que a la postre no deja de ser el lienzo sobre e el que Tzompantli dibujan su particular propuesta, volverán a percibirse con fuerza durante “Chichimecatl”, aunque en esta ocasión toda suena con un punto más de dinamismo, permitiéndose  incluso  algún retazo más intenso y apocalíptico que servirá para crear un rotundo contraste con esos desarrollos más tétricos, pesados e impregnados de esencias malévolas, que suelen dominar sus composiciones. Nuevamente las sonoridades étnicas volverán a dejarse notar con fuerza durante  “Tetzaviztli”, dominada por una envolvente aportación percusiva que se encargará de flanquearnos el paso junto a unas guitarras que suenan étereas y atmosféricas hacia la frondosidad selvática antes de asestarnos una abrupta dentellada final con una nueva ración de líneas vocales en tesituras de invocación.


Si algo destaca dentro de la propuesta de Tzompantli es que pese a esos elementos y matices, llamémosles, tribales, lo cierto es que su sonido es netamente “old school”, con lo que son perfectamente identificables las conexiones con el brutal death “mas cafre” y  desatado, y la mejor prueba la encontramos en piezas como “Otlica Mictlan”, que en esencia es uno de los temas que mejor podría definir su particular estilo ya que combina pasajes lentos y pesadumbrosos con rutilantes andanadas desbordantes de velocidad, aunque también incluye en algunos momentos esas pinceladas tribales que te hacen sentir que estas formando parte en un oscuro rito que se está llevando a cabo en las profundidades selváticas en una noche sin luna y únicamente iluminada por la luz de las hogueras.


El epílogo para esta segunda entrega del combo americano llegará de manos del retorcido y enigmático “Icnocuicatl”, invitándonos nuevamente a descender a su particular “Mictlán”, llevando como banda sonora esa aplastante pesadez que es capaz de helar la sangre del oyente, aunque en esta ocasión también habrá espacio para algunos desarrollos que, sin utilizar la distorsión ni los registros guturales , sonarán evocadores y tremendamente inquietantes. Lo dicho, siempre resulta curioso y enriquecedor descubrir bandas como Tzompantli, que sin desviarse en exceso de los cánones propios del estilo si que han sabido condimentar su propuesta para hacer que se desmarque de lo que suelen ser habitual. Seguramente muchos tildaran la maniobra de oportunista, sinceramente no lo sé, ya que estamos hablando de una banda que hasta donde un servidor ha podido averiguar se mueve en el más absoluto underground. Sea como sea, “Beating The Drums Of Ancestral Force”, me ha parecido una obra de lo más potente e interesante. Además, si muchas bandas del norte de Europa tratan en sus letras la historia y la mitología propia de su zona, porque no pueden hacer lo mismo las bandas que provienen del otro lado del Atlántico.



Lista de Temas:


1. Tetzahuitl
2. Tlayohualli
3. Tlaloc Icuic
4. Chichimecatl
5. Tetzaviztli
6. Otlica Mictlan
7. Icnocuicatl






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