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jueves, 3 de octubre de 2024

BE PROG! MY FRIEND-POBLE ESPANYOL-BCN-27-SEP-2024

 




No puede decirse que la música progresiva haya tenido un gran arraigo en nuestro país. Tras completar cinco fantásticas ediciones en las que vimos desfilar a algunos de los nombres más destacados del estilo por el escenario situado en la Plaza Mayor del recinto del Poble Espanyol de Barcelona, a principios del mes de octubre del pasado 2018 los organizadores del evento, la promotora Madness Live, hacían público un comunicado en el que anunciaban que había llegado el momento de la despedida. Sin embargo, uno podía leer entre líneas que se trataba más de un hasta pronto, que de un adiós definitivo. Sin embargo, el paso del tiempo y la decidida apuesta de la promotora en otros proyectos parecían haber condenado al festival a ser algo del pasado. Afortunadamente, no ha sido así, y el Be Prog! My Friend regresa en este 2024 para reivindicarse como el referente indiscutible para los amantes de sonoridades progresivas.

Al igual que ya sucediera en sus últimas ediciones la cita se llevaría a cabo en dos jornadas, dándose el pistoletazo de salida a las actuaciones a primera hora de la tarde. Donde si que hubo novedades fue en lo referente al enclave donde se ubicó el escenario. Y es que aunque la cita volvió a celebrarse dentro del recinto del Poble Espanyol, en esta ocasión la zona reservada para el festival se desplazó hasta espacio anexo, -con un aforo acotado a las 1000 localidades-, en el que además de la zona reservada para los conciertos, -con el escenario flanqueado por una de las barras a un lado y por la zona reservada para las firmas de las bandas al otro-, había también una grada frontal, donde uno podía sentarse un rato para recuperar el aliento o seguir cómodamente y con una excelente visibilidad algunas de las actuaciones.

Tampoco faltó, en la parte más próxima a la entrada del recinto, tras esa misma grada, en un plano superior, la zona de restauración, con varias mesas para poderse sentar a comer algo tranquilamente. En cuanto a las colas, lo cierto es que salvo en algún momento muy puntual en los baños no hubo grandes aglomeraciones. Además, el hecho de poder pagar con el chip recargable de la propia pulsera hizo que las colas en las barras y el merchandising fueran bastante ágiles y livianas. En definitiva, que esta nueva edición del Be Prog! My Friend resultó bastante cómoda.

En cuanto a lo que fueron las bandas participantes varias fueron las que repitieron con respecto a ediciones anteriores, concretamente tres: los locales Obsidian Kingdom y curiosamente ambos cabezas de cartel: Haken y Pain Of Salvation. Si hablamos de lo que fue el sonido, lo cierto es que salvo algún momento muy concreto todas las bandas sonaron bastante bien, lo que nos permitió disfrutar al máximo de ambas jornadas festivaleras. Algo que me llamó la atención fue que salvo TodoMal y DØDHEIMSGARD, el resto de bandas no utilizaron apenas la gran pantalla trasera que presidía el escenario. Resumiendo, no sé si a nivel de bandas uno podría tildar esta edición del Be Prog! My Friend, como la mejor de su historia. Sin embargo, no me cabe la menor duda de que debe ser el primer paso para volver a consolidar una cita que nunca debió desaparecer del calendario festivalero de nuestro país.


KINGCROW

Siempre es difícil ser los encargados de romper el hielo, no suele ser la labor más grata dar el pistoletazo de salida a dos días de festival…, pero alguien tiene que hacerlo, y más cuando se tiene la responsabilidad de ser los primeros en pisar las tablas en esta edición de reencuentro del Be Prog! My Friend. Quizás por ello, para solventar esta difícil papeleta, la organización confió en una formación que atesora experiencia y una sólida producción discográfica como son Kingcrow. Con el sol todavía cayendo a plomo sobre un recinto que, poco a poco, iba tomando colorido aparecían en escena, vestidos de riguroso negro, los integrantes del combo romano.


Con una fantástica predisposición y dispuestos a conquistar al público, su frontman, Diego Marchesi, no paró en ningún momento de animar a un respetable que se mostró en todo momento de lo más cálido y receptivo con ellos acompañando de forma entusiasta la inicial “Kintsugi”. Aunque el show de la formación de los hermanos Cafolla, Diego a la guitarra y Manuel a la batería, centró gran parte de su repertorio en el material de su última entrega de estudio “Hopium”, los romanos no quisieron dejar aparcado el torrente melódico con retazos de rock alternativo contenido en temas como “Drenched” y “Closer”, que nos invitaba a sumergirnos de lleno en sus cambiantes ambientaciones para acabar recabando la aprobación del respetable.

Pese al intenso calor Kingcrow no pararon de moverse por el escenario, especialmente Diego que no paró de agitar la cabeza mientras atacaba las partes más rotundas y cañeras de la inquietante “Parallel Lines”. Mucho más intimista, y por momentos evocadora, sonó “Night Drive”, con la base rítmica marcando el tempo de manera sutil para permitir que acabara brillando intensamente ese cuidado juego de armonías vocales que marcaron sus vibrantes increscendos. La vertiente más experimental, y por momentos vanguardista, del combo romano quedaría plasmada en las sonoridades más accesibles de “Glitch”, que fue la elegida por Diego para invitarnos a cantar.

Para encarar la recta final del show los italianos se descolgaron con la pieza más antigua que nos brindaron “The Moth”, que les servía para plasmar sus influencias instrumentales más “Leprousianas”, aunque apoyándose sobre unas líneas vocales más luminosas. Mientras que la elegida para poner el punto y final a este primer asalto de la tarde fue precisamente la pieza que prestaba título a su última referencia de estudio: “Hopium”. Aunque a esas horas el recinto todavía no estaba ni mucho menos lleno, lo cierto es que Kingcrow se esforzaron al máximo para animar y conseguir conectar con una audiencia que se fue entonando a medida que fue avanzando su show.


OBSIDIAN KINGDOM

Los siguientes en tomar el escenario fueron los encargados de ejercer como representantes, -y de alguna forma anfitriones-, en esta primera jornada de nuestra escena nacional: Obsidian Kingdom. Si algo ha marcado la ya dilatada trayectoria del combo que capitanea Rider G. Omega, es su capacidad para “mudar de piel”, reinventarse disco a disco y, en definitiva, evolucionar para integrar siempre nuevos elementos a su atractiva propuesta. Sin embargo, en esta ocasión la banda nos propuso un show especial en el que repasaron el que para muchos es su obra más completa, ambiciosa y seminal que han publicado hasta el momento: “Mantiis - An Agony in Fourteen Bites”, que vio la luz a finales de 2012. En aquella época muchos pensamos que su obra conceptual, de alguna forma, era “avanzada a su tiempo”, ya que desplegaba una amplia gama de recursos para conformar un oscuro viaje sonoro.



Recuerdo que en su momento la banda ya tocó el disco entero en la sala mediana del Razzmatazz, así que lo que veríamos esta tarde sería una especie de flashback, contando nuevamente con la presencia del teclista Zer0 Æmeour Íggdrasil, quien además compartió las tareas vocales con Rider G. Omega. Seguramente entre los presentes hubo muchos, como un servidor, que conocían a la banda y el material que iban a descargar, con lo que disfrutaron al máximo de su descarga. Pero supongo que los que no conocían a Obsidian Kingdom les costaría mucho entrar en el show. Sea como fuera, lo cierto es que la banda se marcó un auténtico conciertazo, contando además con un sonido arrollador. Quizás la única pega que se podría poner a su descarga, comparándola con lo que fue en su momento la presentación de “Mantiis - An Agony in Fourteen Bites”, fue que no pudimos disfrutar de las proyecciones, ya que en la gran pantalla trasera se quedó fija la imagen de su impactante portada.

De forma sutil, como la calma que precede a la tormenta, Obsidian Kingdom dieron arranque a su descarga con “Not Yet Five”, un envolvente pasaje instrumental, que por cierto no fue el único, ya que a lo largo de los cincuenta minutos, aproximadamente, que estuvieron sobre el escenario tuvimos ocasión de disfrutar de interludios y desarrollos como el inquietante “Through The Glass”, el más sugerente y elegante “The Nurse” o el que sin duda fue uno de los momentos culminantes del show: “Haunts Of The Underworlds”, que con sus cambiantes y envolventes melodías nos anunciaba la llegada del oscuro y despiadado “Endsless Wall”, que servía para que la banda nos mostrara su faceta más cadenciosa y despiadada.

A lo largo del show Obsidian Kingdom tuvieron ocasión de hacer gala de lo heterodoxo de su sonido, y la mejor prueba fue disfrutar de las cambiantes ambientaciones de la ecléctica “Awake Until Down”. Y es que la banda supo moverse de forma convincente por diferentes estilos y tesituras musicales, consiguiendo incluso sonar de lo más evocadores e intimistas a la hora de abordar piezas como “Genteel To Mention” o “Answers Revealing”.

Por supuesto que la descarga del combo catalán fue como una travesía, un recorrido que contó con varias escalas en las más oscuras emociones. De modo que toda esa magia y esa intensidad quedó plasmada en trallazos incontestables y humeantes como “Cinnamon Balls”, que con sus aromas apocalípticos hacia subir la intensidad del show. Evidentemente, tampoco faltó la rabia más extrema y visceral que desplegaron durante el tramo final de la camaleónica “Last Of The Light”, y ya encarando la recta final del show con la abrupta pegada de “Ball-Room” y “And Then It Was”, tras la que se marcharon acompañados de una gran ovación mientras los instrumentos seguían silbando a través de los amplificadores.


PURE REASON REVOLUTION

En pocas ocasiones un entreacto resultó tan necesario como el que tuvo lugar tras la abrumadora descarga de Obsidian Kingdom. Así que tras reponernos del impacto y refrescarnos debidamente, -a la hora prevista para la descarga de Pure Reason Revolution todavía el show caía a plomo en el recinto-, tocaba cambiar radicalmente de registro para dejarnos imbuir por las sonoridades más accesibles y de tintes electrónicos que nos propondría la banda que capitanean Jon Courtney y Chloë Alper.



Aparecieron en escena vestidos de riguroso negro y luciendo todos gafas de sol, y con el nombre de la banda proyectado en la gran pantalla que presidía el escenario, para rápidamente sumergirnos de lleno en los paisajes que perfilaron al desplegar las sugerentes melodías de “Silent Genesis”, que servían para que pudiéramos deleitarnos al comprobar lo bien que los británicos solaparon sus líneas vocales. Aunque durante su descarga también hubo espacio para los riffs de guitarra, estos no fueron ni tan crudos, ni tan cañeros como algunas de las bandas con las que compartieron cartel. Sin embargo, fue durante temas como “Dead Butterfly”, cuando pudimos comprobar la importancia de los teclados en sus composiciones, y es además de Chloë, Jon también dejó en más de una ocasión aparcada su guitarra para dar más empaque al sonido de los teclados.

Aunque he de reconocer que muchos, como un servidor, quedaron algo sorprendidos con la propuesta del combo británico, lo cierto es que supieron conectar con gran parte de los presentes que no dudaron en dejarse imbuir por las hipnóticas ambientaciones contenidas en esa odisea sonora que lleva por título “The Bright Ambassadors Of Horning”, que a la postre fue el único guiño que se permitieron a lo que fue su debut publicado en 2006: “The Dark Third”. El retorno a las sonoridades y tesituras más intimistas llegaría de la mano de “Ghosts & Typhoons”, que fue la excusa perfecta para que Jon nos invitara a mover los brazos de izquierda a derecha mientras volvía a solapar las voces con Chloë para crear una atmósfera de lo más emotiva y emocional.

Para encarar la recta final del show el combo británico volvería a echar mano de los arreglos electrónicos, invitándonos a mover los pies para acompañar el marchoso “Deus Ex Machina”. Mientras que parar cerrar una actuación que creó división de opiniones entre los presentes, -más por estilo que por calidad musical,- Pure Reason Revolution optaron por volver a incidir en el material de lo que fue su segundo largo “Amor Vincit Omnia”, dejando que los sintetizadores se encargarán de darle ese toque ochentero.

Quizás algunos no nos esperábamos una propuesta tan heterogénea y variada como lo que nos brindaron Pure Reason Revolution, pero lo cierto es que siempre es de agradecer tener la oportunidad de descubrir bandas que aportan elementos y matices nuevos, y más cuando todos sabemos que bajo el “manto progresivo” pueden englobarse desde los parámetros más oscuros y seminales, a los pasajes más experimentales, intimistas y mestizos.

HAKEN


Esta primera jornada del “renacido” Be Prog! My Friend, se saldaba con la descarga de unos viejos conocidos para todos los asiduos al festival: Haken. Y es que la formación londinense ya formó parte del cartel en la edición de 2015. Desde entonces su trayectoria ha sido imparable, y es que si la memoria no me falla en aquella ocasión tocaron en lo que fue el segundo escenario a media tarde. Pues bien, menos de una década después, la banda regresaba al festival para encabezar una de sus jornadas y  demostrar que actualmente son un referente indiscutible dentro rock/metal progresivo. 


No suele ser  habitual que una formación confíe la mitad de su repertorio al material de su última entrega discográfica, y menos en el marco de un festival. Pero en el caso de los británicos se nota que son conscientes de que están viviendo su mejor momento como banda, y tanto las excelentes críticas que ha recibido “Fauna”, como   la respuesta de sus seguidores en los directos, así lo han ratificado. Además durante la segunda mitad de su extenso show la banda se dedicó a desgranar algunos de los temas más representativos y emblemáticos de su andadura, eligiendo por lo menos un tema de cada uno de los discos que han publicado hasta la fecha.




Un detalle a destacar fue que, -a diferencia del resto de descargas de la jornada, en donde todos los shows fueron bastante sobrios-, la puesta en escena de los londinenses fue bastante llamativa y colorista, y no porque se apoyaran en las proyecciones, que no fue el caso;  sino por el cuidado juego de luces que sirvió para ambientar muchos de los temas que sonaron a lo largo de la noche, creando una atmósfera especial que sirvió para dar un plus de emoción a algunos de los momentos más vibrantes de la velada.


En cuanto al desempeño de los miembros de la banda me pareció espectacular, sonando totalmente engrasados y calcando las intrincadas estructuras de sus composiciones. Pero sin duda, si tuviera que quedarme con algo sería con la exhibición vocal que nos brindó un Ross Jennings que se mostró exultante a lo largo de todo el show, exhibiendo una amplia gama de registros que le sirvieron para ganarse más de una cerrada ovación de manos de un respetable que vibró, se emocionó, cantó y, que en definitiva, se lo pasó en grande con la descarga de Haken.


Como comenté anteriormente, la primera parte del show  estuvo totalmente centrada en el material de “Fauna”, el cual interpretaron íntegramente y en el mismo orden. De modo que la primera toma de contacto llegó con los implacables guitarrazos que se encargaban de anunciarnos la llegada de “Taurus”. Desde el mismo arranque pudimos ver a una banda que llegaba  dispuesta a demostrar el porque habían sido los escogidos para cerrar esta primera jornada del  Be Prog! My Friend. Así que capitaneados por un Ross Jennings, -que lucio una llamativa camisa con los colores de la portada de su última entrega discográfica-, la banda se dispuso a sumergirnos de lleno en el concepto de un   trabajo que traza  paralelismo entre el mundo animal y el de los humanos, con lo que no faltaron los ritmos más animados y, por momentos, hasta bailables de “The Alphabet Of Me”, para acto seguido centrarse en el imprevisible dinamismo de “Sempiternal Beings”, que convertida en un torrente de intensidad y emociones acabó siendo uno de los puntos culminantes durante los compases iniciales del show


La primera charla de la noche, dejando a un lado los escuetos agradecimientos iniciales, llegaría durante los prolegómenos de “Lovebite”, que su frontman nos “vendió” como un número de metal, y aunque  en algunas de sus partes el tema va sobrado de potencia y virtuosismo guitarrero, lo cierto  es que su recorrido instrumental abarcó muchas más vertientes. Otro de los momentos que los más melómanos disfrutaron intensamente fue “Elephants Never Forget”, con las guitarras fundiéndose con la batería para permitir  posteriormente que los teclados se dejaran notar con fuerza para sumergirnos  de lleno en una sucesión de tempos disonantes, pero a la vez tremendamente atractivos, que nos dejaban a Jennings silabeando durante los versos para acabar sonando melódico y envolvente a la hora de atacar su pegadizo estribillo. 


Pero sin duda si hay algo en lo que los británicos han despuntado a lo largo de su prolífica trayectoria es a la hora de crear ambientaciones, de perfilar esos sugerentes y evocadores paisajes que hacen que la música prácticamente acabe siendo visual y acabe arañando  la imaginación del oyente, y es que con temas como “Eyes Of Eboy”, Haken nos hicieron vibrar, sentir esa emoción que les valió el reconocimiento de una audiencia que a estas alturas del show estaba ya completamente entregada. Pero no, no concluyó aquí esta primera mitad de la descarga, ya que para poner la guinda antes de tomarse un fugaz y merecido descanso, -de unos 10 minutos aproximadamente-, la banda optó por poner el recinto literalmente patas arriba desgranando la extensa  “Crystallised”, que Jennings interpretó luciendo ya una camisa negra y de forma magistral e incontestable, realizando algunas partes absolutamente brutales, llegando incluso a entonar alguna pasaje  a capela.


El retorno de los músicos a escena llegaría acompañado de la cálida ovación del respetable. Así que tras agradecernos con gestos el apoyo y el cariño brindado, el escenario se tiznó de tonalidades rojizas mientras la banda empezaba a desgranar “Puzzle Box”, con las guitarras de Henshall y Griffiths llevando las riendas mientras Jennings se inclinaba sobre una de los monitores y miraba fijamente a los que ocupaban la primeras filas. Abriendo los brazos en jarra el incombustible frontman nos anunciaba que había llegado el momento de dejarnos seducir por las resplandecientes melodías de “Earthise”.


Otro de los momentos de la noche, en los que Haken brillaron intensamente, fue durante la explosiva “Cockroach King”, que provocó que nadie se perdiera el más mínimo detalle de lo que estaba sucediendo sobre el escenario, y que se zanjaba con el vocalista incitándonos a que moviéramos los brazos de izquierda a derecha. Una nueva mirada sobre su obra de 2018: “Vector”, serviría como excusa para que la banda nos mostrará su faceta más vanguardista dando buena cuenta de “Nil By Mouth”. Sin embargo, todos los que hemos venido siguiendo la trayectoria de Haken sabemos que si algo tiene la propuesta de los británicos es un dinamismo implacable. Así que acto seguido llegaría  el momento de impregnarnos de las esencias más clásicas y netamente rockeras  de su sonido con “1985”.


Con el personal completamente entregado, coreando insistentemente el nombre de la banda, Jennings se dirigía nuevamente al personal para recordar “Virus”, del que se marcaron “The Strain”.

No abandonarían lo que fue el material contenido en su obra de 2020, ya que al igual que sucede en el disco la siguiente en sonar fue  la cándida y evocadora “Canary Yellow”. Para encarar la recta final del show que mejor que dejar que fueran los teclados de Peter Jones los que se encargarán de acompañar los rotundos riffs de lo que fue una de las composiciones más celebradas de la noche  “Drowning In The Flood”. Mientras que la despedida definitiva corrió por cuenta de “Visions”, una extensa composición que sirvió para que todos los miembros de la banda dejaran constancia de su excelsa calidad como instrumentistas.


No era esta la primera vez que un servidor tenía ocasión de ver a Haken en vivo. Pero tras haberles visto tanto en festivales como liderando su propio espectáculo, creo que lo que vimos en esta primera jornada del Be Prog! My Friend, fue la constatación definitiva de que los londinenses están ahora mismo en el punto  álgido de su carrera. Sí, fue un fantástico concierto, de eso no hay dudas. Pero quizás lo más significativo fue ver su incontestable triunfo ante una audiencia tan entendida  y versada.




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