Cuando el nombre de una formación aparece de forma habitual en los discos recopilatorios suele ser sinónimo de que han conseguido un estatus que les permite llegar a un público más amplio y generalista dentro del rock. Si algo ha marcado la trayectoria de FM, es su capacidad de escribir canciones elegantes, melódicas, repletas de buenos y pegadizos estribillos, aunque sin renunciar en ningún momento al buen gusto y a su espíritu netamente roquero, tal y como han venido demostrando en los últimos tiempos en sus reiteradas visitas a la Ciudad Condal. Nacidos a mediados de la década de los ochenta los británicos han sabido consolidar su “cuota de mercado” en una escena cada vez más diversificada y en la que los más jóvenes parecen solo interesados en las sonoridades más oscuras y extremas.
Quizás por todo lo anteriormente expuesto no fue una sorpresa que la media de edad que acudió a la sala Wolf del populoso barrio del Poble Nou para comprobar como sonaban en directo algunas de las composiciones contenidas en su más reciente “ Old Habits Die Hard”, fue elevada, amén de ser, mayoritariamente, gente que ya había disfrutado con anterioridad de los directos de Mr. Overland & Cía. Tampoco fue una sorpresa que en está ocasión el recinto no presentará un aspecto tan animado como en anteriores visitas, y es que la banda se ha dejado caer por estos lares con bastante asiduidad durante los últimos años. Eso sí, los que finalmente se decidieron a acudir demostraron su lealtad hacia una banda que, como viene siendo habitual, no defraudó en directo.Y es que, dejando a un lado las etiquetas y la influencia de las cambiantes modas, hay cosas que nunca pasan de moda. E indudablemente la buena música es una de ellas.
Para acompañarles en esta nueva incursión en tierras catalanas los británicos contaron con el apoyo de Grand Slam, una banda en principio poco conocida, pero que si uno indaga en su historia podrá comprobar que entre sus miembros fundadores se encuentra uno de los grandes iconos del hard rock como es Phil Lynott, ya que tras dar carpetazo a Thin Lizzy, el carismático frontman se embarco en este proyecto, aunque lamentablemente no consiguieron llamar la atención de los sellos del momento. Por supuesto que su actual encarnación dista mucho de la que a mediados de los ochenta intentó hacerse un hueco dentro de la escena roquera, quedando únicamente el guitarrista Laurence Archer.
Con su nuevo trabajo bajo el brazo “Wheel Of Fortune” la banda se mostró en todo momento muy sólida y melódica, destacando especialmente la fuerza y la garra que exhibieron en todo momento y que quedó plasmada en la intensidad que su frontman, Mike Dyer, derrochó a la hora de encarar composiciones preñadas de clásico regustillo roquero como “Gone Are The Days”, perfilando la filiación clásica de la banda. Por supuesto que tampoco faltaron los guiños al material del inolvidable Lynott, haciéndonos cantar a todos en “Nineteen”, y ese tema que no escribieron pero que alguna forma Thin Lizzy dieron a conocer a la gran familia roquera: “Whiskey In The Jar”.
De su material más reciente dejaron muy buenas sensaciones entre los presentes “Come Together (In Harlem)”, un delicioso medio tiempo de pegadizo estribillo que daba argumentos a los más animados para que se arrancaran a cantar junto a Dyer; y el marchoso “There Goes My Heart”, con la guitarra de Archer nuevamente dejando la marca de identidad de la banda. Otra de las que emocionó a más de uno, especialmente a los seguidores de “Cara Cortada” fue “Military Man”.
Evidentemente Grand Slam tampoco quisieron dejarse en el tintero algunas de las composiciones más destacadas de lo que fue su anterior redondo “Hit The Ground”. Así que no tuvieron problemas para presentarnos su vertiente más combativa a lo largo del tema homónimo, que estuvo coronado por un estribillo de esos que invita a ser coreado con el puño en alto, la propia “Grand Slam”, o la más ampulosa y cambiante “Sister Of Mercy”, que nos dejaba a Archer apoyando a las voces antes de poner un bonito colofón a una descarga de tuvo mucha calidad y unas altas dosis de nostalgia.
Una vez consumido el habitual entreacto tocaba volver a tomar posiciones en la sala para disfrutar de la elegancia sonora de unos F.M., que hace tiempo que se consolidaron como un valor seguro en directo. Como en ellos suele ser habitual, su puesta en escena fue de lo más sobria, sin apoyarse en elementos escénicos, y con la mayoría de sus miembros luciendo elegantes camisas negras. Aparecieron con algo de retraso sobre el horario inicialmente previsto, y precedidos de una alocución que nos anunciaba su inminente desembarco recordándonos que en este 2024 los británicos están de celebración, ya que se conmemora su cuadragésimo aniversario.
Aunque no recurrieron a su última referencia de estudio para dar el pistoletazo de salida a la velada, la elegida para romper el hielo y empezar a desplegar todo su potencial melódico fue una composición de la última época como “Digging Up The Dirt”, dejando patente desde el mismo arranque que la banda, como el buen vino, sigue mejorando con el paso de los años. Me gustó mucho la forma de moverse por el escenario y de animar al público de un Steve Overland que invitó al personal a participar en todos y cada uno de los estribillos que fueron sonando a lo largo del show. No tardarían mucho en elevar la moral de tropa, en espolear al máximo al respetable, y es que de forma un tanto sorpresiva la segunda pieza en sonar fue el primer recuerdo que se permitieron a su material ochentero dando buena cuenta de la celebradísima “That Girl”, con Mr. Overland empuñando por primera vez su guitarra antes de deleitarnos con una rotunda exhibición de intensidad y feeling a la hora de atacar su emocionante sprint final.
Por supuesto que las melodías accesibles y pegadizas junto a unos coros altamente coreables siempre han sido indiscutibles señas de identidad del combo londinense, y temas como el marchoso “Killed By Love”, -repescado de “Atomic Generation” (2018)-, se convirtieron en la excusa perfecta para que el público entonara su angelical melodía antes de que Overland nos pusiera a dar palmas y nos invitará a corear su meloso estribillo. Tras la primera charla de la noche, en la que el incombustible vocalista nos dio las gracias por nuestra presencia, llegaba el momento de bajar un poco las revoluciones para proponernos una primera incursión en el material de “Tough It Out”, y deleitarnos con el fantástico “Someday (You´ll Come Running)”.
Con la gente ya bastante animada fueron los teclados de Jem Davis los que se encargaron de anunciarnos que había llegado el momento de “Let Be The Leader”, que fue reconocida instantáneamente por un público que no titubeó a la hora de acompañar con palmas para hacer que el tema se acabará convirtiendo en uno de los momentos de la noche, con Overland y Jim kirkpatrick doblando sus guitarras para protagonizar una intensa recta final. El nivel de euforia, y entrega del público, no se detendría ya que el siguiente en sonar fue el tema que abría y daba título a lo que fue el disco que publicaron en 2020 “Synchronized”, que hacía que todo el personal levantará los puños para cantar su imbatible estribillo junto a Overland antes de acabar recabando una rotunda ovación.
Tardó bastante en llegar, pero no faltó a la cita, y es que fue hacía la mitad del show cuando tuvimos ocasión de escuchar algo del material contenido en su más reciente “Old Habits, Die Hard”, siendo el escogido para representarlo ese rotundo alarde roquero que lleva por título “Don´t Need Another Heartache”. Una nueva mirada sobre el material de lo que fue su segundo largo fue la excusa perfecta para que Overland volviera a embelesarnos dando buena cuenta de las emotivas líneas vocales de “Everytime I Think Of You”, que arrancaba con las palmas del personal arropando al vocalista para zanjarse con unos incomodos crujidos en el sonido. Para hacer subir el nivel de intensidad del show la banda volvió a mirar a su material más reciente dando buena cuenta del tema que lo abre, y que fue el elegido como carta de presentación del mismo, “Out Of The Blue”.
Una vez más, Overland volvería a empuñar su guitarra, y es que el contraste entre el presente y el pasado quedaría plasmado al embarcarse el quinteto en un clásico del calibre del coreadísmo “I Belong To The Night”, que servía para que los más nostálgicos disfrutaran intensamente de su marcada orientación ochentera, con los teclados dejándose notar con fuerza. Nuestro repaso a lo que fue la primera época de FM no se detuvo aquí, ya que acto seguido le llegaría el turno a otra de las imprescindibles “Bad Luck”, que ratificaba la perfecta sintonía entre la banda y una audiencia que se lo estaba pasando en grande.
Como si de un viaje a otra época se tratara los británicos se esforzaron en prolongar el éxtasis de sus incondicionales, y para ello que mejor que darnos argumentos para que la fiesta no se detuviera invitándonos a ser participes de los coros del tema que prestaba nombre a su segundo largo “Though It Out”. Aun más atrás en el tiempo, concretamente hasta lo que fue su debut allá por 1986 nos conduciría “Hot Wired”. Mientras que la elegida para poner el punto y seguido a su descarga fue la más novedosa “Turn This Car Arround”; tras la que se marcharon entre bambalinas acompañados de una rotunda ovación.
Nadie se movió de su sitio. Todos sabíamos que Overland y sus muchachos aún tendrían que regresar para rematar la velada, y lo cierto es que no se hicieron de rogar demasiado. Para dar por inaugurados los bises optaron por la emotiva y descorazonadora “Story Of My Life”. Sin embargo, para cerrar la velada, y dejar las espadas por todo lo alto, optaron por hacer gala de su faceta más roquera y marchosa brindándonos la oportunidad de volver a disfrutar de otra vieja favorita como es “Other Side Of Midnight”.
Como suele suceder en todas las descargas de FM, los británicos nos hicieron participes de un show vibrante dándonos la oportunidad de navegar a través de lo mejor de su discografía, mezclando algunos de sus himnos ochenteros con temas más recientes. Quizás sus composiciones más clásicas fueran mejor acogidas que las facturadas en los últimos tiempos, pero lo que nadie puede poner en duda es la excelsa calidad y la elegancia de toda su obra.
TEXTO:ALFONSO DIAZ
FOTOS:CARLOS OLIVER
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