Desde que algunas de las bandas pioneras asentaran las bases del estilo, la épica, la grandilocuencia, los arreglos barrocos, las pinceladas neoclásicas, la fantasía ..., han sido elementos que han tenido cabida dentro del amplio universo del heavy metal. Durante la dura travesía que supusieron los años 90 hubo un puñado de bandas europeas que se dedicaron a mantener viva la llama del metal gracias a ese power metal rápido, épico, melódico y rimbombante a partes iguales. Desafortunadamente muchas de esas formaciones se quedaron por el camino. Sin embargo, pese a los cambios de nombre y de formación Rhapsody Of Fire han conseguido mantenerse en el candelero convirtiéndose en uno de los indiscutibles paladines del género. Capitaneados por el incombustible teclista Alex Staropoli, la formación italiana regresaba a la Ciudad Condal, concretamente al Salamandra, para presentar en sociedad su más reciente entrega discográfica “Challenge The Wind”. Para completar el atractivo cartel de esta noche contaríamos también con la presencia de otros que llevan varios lustros paseando su “happy metal” por los escenarios del Viejo Continente como son los germanos Freedom Call. Mientras que los elegidos para dar por inaugurada la velada serían los también italianos Secret Sphere.
Unos viejos conocidos de los escenarios de nuestro país, Secret Sphere fueron los elegidos para dar por inaugurada una velada que dejaría claro que el power metal sigue teniendo un tirón importante entre el respetable. La formación que desde mediados de la década de los noventa capitanean el guitarrista Aldo Lonobile y el bajista Andrea Buratto llegaba dispuesta a presentar algunas de las composiciones de su más reciente “ Blackened Heartbeat”, aunque sin olvidar algunos de sus primeros clásicos. Pese a no estar presente durante toda su andadura como banda, el vocalista Roberto Messina fue quien acaparó gran parte de las miradas desde que el combo italiano abrió fuego con “Psycho Kid”, que les servía para desplegar toda su potencia metalero aunque sin descuidar su marcada orientación melódica.
Ya desde los primeros compases del show pudimos apreciar que los italianos no iban a disfrutar de un gran sonido: con la batería sonando algo falta de pegada, y no por que Marco Lazzarini no golpeará con ganas su kit, sino por falta de amplificación. Y eso fue algo que acabó lastrando los desarrollos más potentes y agresivos de “Blackened Heartbeat”. Pese a ello la banda supo conectar con el respetable. Por supuesto que el apoyo y la solidaridad que manifestó el frontman italiano con lo que estaba sucediendo en esos momentos en Valencia sirvió para recabar una respetuosa y cálida ovación. No tardaría en llegar el primer recuerdo al pasado en forma de un “Oblivion”, que propició que el personal levantará por primera vez sus puños al aire para que posteriormente Mr. Lonobile nos dejará una buena muestra de sus habilidades técnicas.
La elegida para plasmar el equilibrio perfecto entre contundencia y melodía fue “Lifeblood”, que a la postre fue el único recuerdo que se permitieron a lo que fue su anterior entrega de 2021. Pero sin duda si hubo un tema que hizo subir la temperatura en el recinto fue la cabalgada netamente powermetalera que nos brindaron con “Legend”. Para poner el broche definitivo a su descarga Secret Sphere miraron aún más atrás en el tiempo, invitándonos a visitar lo que fue su ópera prima,- que publicaron a finales del pasado milenio-, “ Mistress Of The Shadowlight”, del que desgranaron “Recall Of The Valkyrie”, un trallazo de “Italian power” que hizo que se marcharan acompañados de una rotunda ovación.
Se me ocurren pocas bandas que transmitan tan buen rollo, y a las que se les pueda colocar la etiqueta de “Happy Metal” mejor que a los germanos Freedom Call. Aunque el line-up de la banda ha cambiado mucho con respecto al que grabó a finales del pasado milenio aquel fantástico “Stairway To Fairyland”, la banda que lidera Chris Bay continua manteniéndose fiel a lo que fueron sus primigenias señas de identidad. Seguro que para muchos su propuesta puede pecar de ser excesivamente predecible, y no les falta razón. Pero lo que nadie puede discutirles es su facilidad para aunar en sus composiciones, y también en sus directos, todos los clichés del power metal para acabar provocando el deleite de sus incondicionales.
Muchas han sido las ocasiones en que los germanos han pisado nuestros escenarios, -tanto en salas como en festivales-, y casi siempre han dejado tras de si a una audiencia satisfecha. Algunos podrán tildarles de llevar muchas pistas pregrabadas, cierto es; pero en todos y cada uno de sus directos la diversión está garantizada. Tal vez, el único cliché que dejaron de lado, -por lo menos en su show de esta noche, e imagino que en los de toda la gira-, fue la indumentaria, ya que no salieron de negro, sino embutidos en unos llamativos trajes plateados. Además, esta noche también contaron con la presencia tras los tambores del batería de Secret Sphere: Marco Lazzarini.
Respaldados por la colorista portada de “Silver Romance”, el cuarteto aparecía en escena dispuesto a conquistar a todos los presentes dando buena cuenta de sus luminosas melodías. De modo que la elegida para romper el hielo, y empezar a poner al personal en situación de cara a lo que les venía encima durante los siguientes 45 minutos, fue “A Perect Day”. Por supuesto que Mr. Bay y sus muchachos lucieron en todo momento una sonrisa de oreja a oreja, los que les hemos visto en anteriores ocasiones no podíamos esperar otra cosa, y es que ese positivismo contagioso acabó propiciando que rápidamente el público se metiera en el show, coreando con el puño en alto los matadores estribillos de “Hammer Of The Gods”.
Evidentemente tampoco faltó el despliegue de poses del catálogo power metalero con Bay y su socio a las seis cuerdas, Lars Rettkowitz, espalda con espalda para introducirnos la melodía de “Tears Of Babylon”, para que todos acabáramos saltando siguiendo su polvorienta cabalgada. Aunque, como comenté anteriormente, su descarga estuvo marcada por la camaradería y el buen rollo, Mr. Bay tuvo un emotivo recuerdo para con el pueblo valenciano antes de presentarnos el corte que abre su más reciente entrega discográfica: “Silver Romance”, que funcionó como si fuera otro de sus clásicos, con el personal acompañando con palmas durante la parte central antes de acabar entonando su hímnico estribillo.
Pero sin duda si hablamos de himnos, de canciones para que la gente cante, levante los brazos, y sobre todo salte, no podía faltar “Union Of The Strong”, el tema que abría el trabajo que publicaron hace una década: “Beyond”, dejando claro que su pasión por la velocidad, los coros grandilocuentes y las buenas melodías permanece intacta. Tras recabar una nueva ovación de un público que cantó todos y cada uno de los estribillos que nos propuso el combo alemán, llegaba el momento de presentar al batería Marco Lazzarini, quien tras hacer un amago del “Painkiller”, dejó que fueran sus característicos sintetizadores grabados los que se encargaran de flanquearnos el paso hacia “Out Of Space”; que rebajaba ligeramente el nivel de intensidad para ponderar la vertiente más desenfadada del cuarteto. Esa explosión de buen rollo y camaradería se prolongaría a lo largo de “Power & Glory”, que nos dejaba con la estampa de Bay invitándonos a todos a mover los brazos de izquierda a derecha cada vez más rápido para convertir el recinto en un auténtico desmadre.
Los germanos no tardarían mucho en regresar sobre su fórmula habitual, y para ello que mejor que brindarnos la oportunidad de volver a disfrutar de lo que fue uno de sus primeros himnos, ese llamamiento a la hermandad metalera que lleva por título “Warriors”; que publicaron en lo que fue su tercer largo en 2002 “Eternity”, que servía para que sus fans más veteranos se dejaran notar con fuerza. La excusa perfecta para que todos alzáramos con orgullo nuestros cuernos al aire llegaría durante los compases iniciales de “Metal Is For Everyone”, toda una declaración de intenciones en forma de trallazo power metalero que funcionó a las mil maravillas, con todo el personal gritando “Metal”. Mientras que el broche definitivo para la divertida descarga de Freedom Call corrió por cuenta de otro de los temas que les lleva acompañando desde hace más de dos décadas, y que acostumbra a sonar en todas sus descargas: “Land Of Light”. Aunque estoy seguro que a los detractores de Freedom Call les sobrarán argumentos para criticar sus trabajos de estudio, lo que nadie puede rebatir al cuarteto es su capacidad para ofrecer unos shows en los que cualquiera que esté presente acaba pasándoselo en grande.
Sinceramente he de reconocer que necesitaría una especie de árbol genealógico para conseguir comprender y conocer todo lo que nos ha aportado la gran familia “Rhapsody” desde que los “originales” dieran sus primeros pasos con aquella fantástica tripleta que conformaron “Legendary Tales” (1997), “Symphony Of Enchanted Land” (1998) y “Dawn Of Victory” (2000), que en su momento supusieron un auténtico impacto dentro de la escena power metalera. Parece mentira pero ha pasado ya más de un cuarto de siglo, y lo cierto es que esos temas junto a un surtido catálogo de nuevas composiciones han acabado propiciando que la facción que a día de hoy lidera el teclista Alex Staropoli sea que siga defendiendo ese fantástico legado.
Varias han sido las oportunidades que hemos tenido de verles por los escenarios de la Ciudad Condal, y afortunadamente hemos podido ser testigos de como en los últimos años parece que la banda ha ido recuperando el status que nunca debió perder. Y es que en esta ocasión la acción se trasladaba a la Sala Salamandra, un enclave perfecto para poder disfrutar en todo su esplendor de la épica power metalera del combo de Trieste. La principal novedad dentro de su alineación venida dada por la baja del bajista Alessandro Sala, ausente por motivos personales, y que fue reemplazado por Danilo Arisi, quien por cierto realizó una muy buena descarga.
Con el logo de la banda proyectado sobre la pantalla que presidía el escenario, y acompañados de una grandilocuente alocución a modo de introducción, los miembros de la banda fueron tomando posiciones. Serían los teclados de Alex Staropoli junto a unos rimbombantes coros los que se encargaron de crear esa atmósfera de oscuridad e incertidumbre que marcó la inicial “The Dark Secret”. Los cánticos del personal se dejarían notar con fuerza cuando Giacomo Voli, -vestido con abrigo largo y de riguroso negro-, apareció sobre las tablas para saludar y lanzar el alarido que sirvió como punto de partida para desplegar la primera andanada épica de la noche: “Unholy Warcry”, que contó con la voz “enlatada” del inmortal Christopher Lee.
Sí, por supuesto, no voy a negarlo. Hubo muchos elementos pregrabados a lo largo del show: coros,- que no se molestaron en enmascarar-, diferentes alocuciones, efectos y sonidos varios, y por supuesto muchos arreglos orquestales que resultan imprescindibles para dotar de personalidad su propuesta. Habiendo conseguido meterse al público en el bolsillo tras firmar un fulgurante arranque el frontman italiano nos invitó a que todos levantáramos los puños mientras la guitarra de Roberto De Micheli nos mostraba la senda de “I´ll Be Your Hero”, antes de que todos entonáramos junto a Voli su genial estribillo. Y es que Voli ejerció en todo momento como el perfecto maestro de ceremonias dirigiendo el coro del personal durante el arranque de temas como “Chains Of Destiny”.
Sin concedernos prácticamente tiempo para recuperar el aliento, y tras pedir nuestra colaboración para cantar y saltar con ellos, la banda desplegó las melodías de corte medieval que anunciaban la llegada de “The March Of The Swordmaster”, escenificando la perfecta sintonía entre el público y el combo italiano. Acto seguido llegaría el primer guiño a su último trabajo. Así que tras cantar Voli a capela el estribillo del tema, todos nos sumergimos de lleno en “Challenge The Wind”, que hacía que la banda retomara su faceta más netamente power metalera mientras se abandonaban al headbanging y nos dejaban alguna pincelada de corte neoclásico. El nivel de intensidad y entrega del respetable no disminuiría durante los compases iniciales de “March Against The Tyrant”, para posteriormente hacernos navegar por sus evocadoras melodías mientras el personal acompañaba con palmas y Giacomo Voli, ya desprovisto de larga chaqueta, miraba complacido a las primeras filas.
Tras comprobar el vocalista que a estas alturas de la velada el ambiente estaba ya suficientemente caldeado era un buen momento para volver a incidir en las melodías de corte medieval que sirvieron para adentrarnos en “A New Saga Begins”, que nos dejaba a los más animados siguiéndolas con saltos y vítores antes de que el recinto se convirtiera en un mar de puños que se alzaron a la hora de entonar su hímnico estribillo. El retorno sobre la actualidad de la banda llegaría marcado por “Diamond Claws”, que arrancaba de forma intimista, -acompañada de la aparición de algunos mecheros-, para poco a poco ir creciendo hasta convertirse en un trallazo incontestable que sirvió para que Roberto De Micheli volviera dejar su “tarjeta de visita”.
Tras la presentación de los miembros de la banda, donde por supuesto la mayor ovación la recibió Alex Staropoli, tocaba volver a tener un recuerdo hacia Sir Christopher Lee, y es que su profunda voz volvería a retumbar con fuerza para fundirse con la del propio Voli durante la emotiva “The Magic Of The Wizard´s Dream”, invitándonos a viajar dos décadas atrás, concretamente hasta los tiempos de “Symphony Of Enchanted Lands II- The Dark Secret”. Como no podía ser de otra forma, antes de poner el punto y seguido a la velada, la banda quiso mostrar sus condolencias y apoyo con el pueblo valenciano antes de asestarnos la brutal “Dawn Of Victory”, todo un trallazo incontestable de épica powermetalera que puso literalmente el recinto patas arriba para dejar las espadas en todo lo alto.
Para dar por inaugurados los bises los italianos confiaron en la implacable velocidad y la pegada de esa furibunda cabalgada que lleva por título “Reign Of Terror”, con la que plasmaban la variedad de su propuesta combinando fiereza, melodía, arreglos grandilocuentes..., y de alguna forma todos los elementos que han convertido a Rhapsody Of Fire en un referente indiscutible del estilo. El cambio de registro llegaría con los aromas folk contenidos en otra de las nuevas “Kreel´s Magic Staff”, con el personal nuevamente siguiendo las indicaciones de Voli, moviendo los brazos de izquierda a derecha.
Aunque hubiera sido muy fácil confeccionar un repertorio en el que sus dos primeras entregas hubieran jugado un papel preponderante, lo cierto es que Staropoli y sus muchachos dejaron claro que son una banda de presente, reservándose para el final los dos temas más emblemáticos de su dilatada trayectoria. “Land Of Inmortals”, que desató la euforia del personal y volvió a poner la sala patas arriba. Mientras que para poner el colofón definitivo a la velada confiaron en la inevitable “Emerald Sword”, que con los cánticos del personal, -y contando además con la presencia de un niño en escena que empuñó una espada-, hizo retumbar los cimientos del local para poner el mejor broche a una descarga en la que los italianos dejaron patente que siguen gozando del favor y la estima del púbico catalán.
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