Es increíble comprobar lo rápido que pasa el tiempo. Si echamos la vista atrás toca remontarse hasta finales de 2016, que fue cuando se anunció la que era una de las reuniones más esperadas por todos los seguidores del metal en el Viejo Continente. Helloween, la mítica formación alemana, por fin atendía a los anhelos de sus seguidores y reingresaba dentro de su seno al vocalista Michael Kiske y al miembro fundador Kai Hansen, aunque esto no significara un portazo, ni mucho menos una renuncia, a lo que la “banda de las Calabazas” había estado haciendo durante los últimos años. El resultado final acabó siendo una mezcolanza, absolutamente demoledora, que aunaba lo mejor de su trayectoria, consiguiendo hacer las delicias de varias generaciones de metaleros, amén de colmar las expectativas de los más icónicos que volverían a tener, en algunos temas, a Kiske al frente de la formación. Sin embargo, si miramos las cosas con perspectiva, los inicios fueron un tanto titubeantes, con la banda teniendo que responder a las críticas por recurrir a algunas ayudas vocales en varios conciertos por el continente americano durante la primera parte de la gira.
Afortunadamente todo pareció quedar atrás, y tras una exitosa y multitudinaria gira que recorrió más de medio mundo, y tuvo testimonio sonoro en “United Alive In Madrid”, los germanos decidieron llevar su unión de fuerzas un paso más allá y plasmaron todo el potencial de su actual encarnación en un fantástico trabajo de estudio homónimo. Desde entonces su actividad ha sido incesante, intercalando extensas giras con apariciones en algunos de los festivales más prestigiosos y multitudinarios. Al igual que suelen hacer algunas de las formaciones más grandes, icónicas y legendarias de nuestro rollo, -se me vienen a la mente nombres como Iron Maiden-, “las Calabazas” también han querido dejar para la posteridad un testimonio sonoro de su último tour, en el que recortaron su repertorio con respecto al anterior para dar cabida a algunos de los mejores cortes del mencionado trabajo que publicaron a mediados del pasado 2021.
Seguramente los menos iniciados en su pasado y, por supuesto, su presente podrán tildarles de ser otros de los que se apuntan a la moda de los tres guitarristas, contando con la tripleta de “power” que conforman Kai Hansen, Michael Weikath y Sascha Gerstner. Más tradicionales se muestran los de Hamburgo a la hora de confiar en una sección rítmica que aúna potencia, rotundidad y sobriedad como la que conforman el batería Daniel Löble y el incombustible y siempre sonriente bajista Markus Grosskopf. Pero sin duda si hay algo que diferencia a los actuales Helloween de la gran mayoría de formaciones de nuestros días dentro del universo del metal, es contar con el concurso de tres registros solistas como son los de: Kai Hansen, que rememora su época más pretérita. Michael Kiske, que se encarga de traernos al recuerdo la que fue su etapa más laureada. Y el de Andi Deris, que es quien por derecho propio, -y pese a quien pese-, se ha ganado a pulso la vitola de ser el frontman de la banda. En cualquier caso, las tres voces han sabido alternarse, cohesionarse y empastarse también en algunos momentos para brindarnos un exhaustivo repaso a cuatro décadas de heavy metal, tal y como han dejado plasmado en el impresionante tracklist que conforma este “Live At The Budokan”, que fue grabado y mezclado por el habitual productor de la banda, Charlie Bauerfienf ,con el material registrado el pasado 16 de Septiembre de 2023 en el mítico Budokan de Tokyo, Japón, como parte de su gira “ United Forces 2022-2023”.
Un total de quince cortes en vivo, en poco más de dos horas, es lo que recoge esta nueva entrega en vivo de unos Helloween que parecen estar viviendo uno de sus mejores momentos, ya que actualmente su nombre acostumbra a ocupar la parte noble en los carteles de los principales festivales. He de reconocer que un servidor fue de los que se mostró un tanto reticente con esta nueva etapa, pero lo cierto es que el paso del tiempo ha servido para hacerme cambiar de opinión, y es que resulta absolutamente sublime ver la excelente conexión vocal que existe entre Deris y Kiske que son quienes se reparten “Skyfall”,- que arrancan tras la introducción “Orbit”-, y en la que además también hay espacio para que Hansen deje su tarjeta de visita, dejando patente que, sin ninguna clase de dudas, nos encontramos ante los Helloween más corales de toda sus historia. Y es que parece que los egos, que en otros tiempos tantos disgustos les dieron, han quedado completamente aparcados y ahora todos aúnan esfuerzos en pos de ofrecer el mejor espectáculo posible a unos seguidores que se dejan notar con fuerza desde los compases iniciales del show, y muy especialmente cada vez que se pasan el testigo cada uno de los tres “hachas”.
Por supuesto que el disco está repleto de esos clásicos incontestables que son imprescindibles no solo para los fans de “las Calabazas”, sino para cualquier seguidor del heavy metal que se precie. El primero en sonar es “Eagle Fly Free”, con Kiske estirando al máximo sus cuerdas vocales para posteriormente dejar que sea el público quien se encargue de entonar su pegadizo y melódico estribillo. De la época más exitosa de la banda tampoco faltarán himnos inevitables como “Future World”, con ese característico arranque que servirá como entrada para que el respetable vuelva a cantar. Pero sin duda si hay un tema para que la gente coree el aniquilador coro de su estribillo ese es “Save Us”. En la segunda mitad del show no encontraremos con la vacilona y siempre festiva “Dr. Stein”, en esta ocasión con Deris y Kiske repartiéndose las tareas vocales; la grandilocuencia épica del inconmensurable “Keeper Of The Seven Keys”, con un minutaje que excede los veinte minutos de duración, pero que para nada se hace largo, ya que pasa por ser uno de los mejores momentos de todo el disco al aunar muchos de los elementos que convirtieron a los alemanes en una banda referencial dentro del heavy metal europeo. Otra de las que servirá para que ambos vocalistas compartan protagonismo, -tanto a la hora de cantar, como de interactuar entre ellos y con el respetable-, será la final “I Want Out”, que también en versión extendida, y coqueteando en su parte intermedia con diferentes estilos, servirá para que el personal cante, una y otra vez, tanto su melodía como su apabullante estribillo.
Evidentemente poco hay que comentar de la retahíla de himnos anteriormente citados, ya que todos hemos tenido ocasión de escucharlos en infinidad de ocasiones, al igual que la impresionante versión a tres voces del “How Many Tears”, que pasa por ser el primer guiño al primerizo “Walls Of Jericho”. Quizás por ello el mayor reclamo de esta entrega en vivo sea comprobar como la banda ha trasladado al directo algunas de sus nuevas composiciones. Así que dejando a un lado la dupla inicial ya mencionada, he de reconocer que me ha gustado mucho el rollo socarrón y de tintes netamente roqueros que transmite “Mass Pollution”; que guarda bastantes conexiones con lo que fue la última etapa de la banda antes de la reunión, y en donde sus contagiosos coros junto a la aplastante sección rítmica harán que el corte posea una pegada descomunal, y eso es algo que se nota en la reacción de un público nipón que no para de animar durante todo el tema. Pero si hay un tema de nuevo cuño en el que las voces empastan a la perfección para alcanzar unos registros altísimos, -aunando fuerzas-, para hacer que su estribillo suene absolutamente abrumador ese es “Best Time”.
Como representación de lo que fueron los primeros años con Deris al frente, los germano han optado por mantener en su repertorio el que probablemente se ha convertido en el buque insignia de lo que fue el aclamado“The Time Of The Oath”, el coreadísimo “Power”, con Deris jugando con el respetable para hacerle corear su característica melodía una y otra vez. Por supuesto que no todo iba a ser velocidad y estribillos altamente adictivos. De modo que la faceta más intimista y emocional de la formación germana quedará plasmada en la intensa y emotiva “Forever And One (Neverland)”, con ambos vocalistas firmando un arranque pletórico, únicamente acompañados por una tenue guitarra, para que posteriormente se sume el resto de la banda hasta llegar a un clímax épico que sirve para dejar patente que las baladas también pueden estar cargadas de fuerza y pasión. Con el público coreando el nombre de la banda y acompañada de palmas se abre otra de las gemas noventeras que servirán para poner el legendario Budokan literalmente patas arriba: el socarrón “Perfect Gentleman”.
Habiendo desglosado tanto su etapa más reciente, como la netamente power metalera, como la noventera. Un servidor se ha dejado para el final la que he de reconocer que es mi preferida, la más antigua y genuina. Quizás en este segmento que es el que lidera vocalmente Kai Hansen, -y que él mismo presenta como un viaje a los primeros tiempos de Helloween-, no vamos a encontrarnos con sus temas más complejos, técnicos y redondos. Pero de lo que no me cabe la menor duda que es en piezas como la speedica “Metal Invaders” nos vamos a reencontrar con lo que fue la génesis de su leyenda. Las ambientaciones más oscuras e inquietantes también tendrán cabida a lo largo de “Victim Of Fate”. El heavy metal más clásico quedará plasmado en los estribillos, -para corear con el puño en alto-, de “Gorgar”. Mientras que la locura, la melodía y la velocidad desenfrenada se encargarán de conceder un aura especial a la imprescindible “Ride The Sky” y a esa primeriza declaración de intenciones que lleva por título “Heavy Metal (Is The Law)”. Seguramente Kai no esté en su mejor momento vocalmente hablando, tal y como podemos apreciar en la parte final de su medley, pero sigue manteniendo ese feeling, ese encanto especial, que tan bien conecta con sus seguidores. Y es que en muchas ocasiones es preferible inyectar pasión y actitud que tener una técnica depurada pero que no transmite nada.
Analizando en profundidad este “Live At Budokan”; he de reconocer que me ha parecido un excelente trabajo, ya que nos presenta a una formación que tiene claro que el objetivo primordial de sus descargas es contentar a sus seguidores. Quizás ese sea el motivo por el que básicamente han centrado su repertorio en el material que publicaron durante el periodo 1985-1996, dejando completamente aparcada, a excepción de su más reciente obra homónima, el resto de su granada discografía.
DISCOGRAFICA:REIGNING PHOENIX MUSIC
Tracklist
1. Orbit
2. Skyfall
3. Eagle Fly Free
4. Mass Pollution
5. Future World
6. Power
7. Save Us
8. Kai’s Medley
9. Forever And One (Neverland)
10. Best Time
11. Dr. Stein
12. How Many Tears
13. Keeper Of The Seven Keys
14. Perfect Gentleman
15. I Want Out
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