viernes, 14 de febrero de 2025

DEWOLFF-APOLO 2-BCN-11-FEB-2025


Los grandes gurús suelen repetir, cual mantra, que las modas son pasajeras y cíclicas. Sin embargo, muchas son las bandas que en los últimos 40 años han optado por vestir pantalones de campana, camisas con estrafalarios estampados abiertas hasta la cintura, lucir peinados propios de otra época..., sin embargo, no han sido muchas las que han logrado trascender y conseguir conectar con un público que en última instancia buscaba autenticidad y actitud. Quizás “revival” sea tan sólo una etiqueta más dentro del amplio espectro del rock, pero lo cierto es que bandas como los neerlandeses Dewolff han sabido como capturar lo mejor del glorioso pasado del género y trasladarlo a este siglo XXI.

Quizás algunos puedan pensar que es una apuesta fácil y, a todas luces, ganadora. Sin embargo resulta muy difícil revivir la magia, la esencia y, en definitiva, la intensidad de un estilo musical que para muchos puede parecer una deliciosa cápsula del pasado, mientras que para otros no deja de ser una propuesta caduca y desfasada. En el caso del que suscribe, he de reconocer que he tenido ocasión de ver al trío que conforman los hermanos Van de Poel, -Pablo a la guitarra y Luka a la batería-, junto al teclista Robin Piso, tanto en la intimidad de un club netamente rockero como era el añorado Rocksound, como en una plaza relevante como el Sant Jordi Club abriendo para la banda que lideran los hermanos Robinson en la celebrada gira de reunión de The Black Crowes. Sin duda las buenas sensaciones dejadas en anteriores anteriores acabaron siendo clave para que la sala pequeña del Apolo registrara una fantástica entrada. Y es que aunque la cita estaba programada para un martes laborable, la ocasión merecía la pena ya que la banda presentó en sociedad su más reciente entrega discográfica “Muscle Shoals”, que vio la luz a finales del pasado año.

Puntualmente el trío aparecía en escena acompañado de la cálida bienvenida del respetable para tomar posiciones. No llegaron precedidos de rimbombantes introducciones, simplemente se colgaron sus instrumentos y tras un par de increscendos que sirvieron para calentar motores y avisarnos de que la fiesta iba a comenzar, Pablo van de Poel presentó a la banda y nos preguntó si estábamos preparados para el rock n´roll. Obviamente la contestación del público fue de lo más efusiva y ruidosa. Así que acto seguido el trío dio el pistoletazo de salida a la velada con la locomotora rítmica que comandó el vacilón “Night Train”, con la batería de Luka y los teclados de Robin sustentando el tema al tiempo que Pablo se paseaba por el escenario con la guitarra colgada y cantando mientras sujetaba el micrófono con la mano derecha. Fue toda una declaración de principios, una vuelta al formato más primario del rock n´ roll, dejando claro que cuando hay feeling e intensidad no hace falta llevar 3 guitarras. Y es que cuando llegó el momento clave, Pablo supo como quemar el mástil de su guitarra para hacer que la sala se viniera literalmente abajo rubricando así un arranque de lo más explosivo y arrollador.

Sin concedernos ni un segundo de tregua para recuperar el aliento, el guitarrista se adentraría de lleno en los aromas de ácida psicodelia que desprendió el primer guiño que se permitieron al material de su nuevo trabajo “Muscle Shoals”, dando buena cuenta de “Natural Woman”, con ambos hermanos haciéndese cargo de las líneas vocales. Y es que este fue otro de los alicientes de la noche, ver como los tres componentes de la banda aportaban su granito de arena en el apartado de vocal. Aunque, lógicamente y nunca mejor dicho, la voz cantante la llevo Pablo que fue quien se encargó de sacar adelante las partes más exigentes. Con tan solo dos canciones, en las que el trío mostró su faceta más directa y netamente roquera, la banda había conseguido conectar con un público que parecía ya completamente entregado. De modo que era un buen momento para empezar a alargar los temas, sumergiéndonos de lleno en esos largos desarrollos instrumentales que tanto disfrutamos sus seguidores. De modo que con Luka sacando el máximo partido a su minúsculo kit mientras Robin y Pablo se batían en un interminable intercambio de etéreas melodías llegaba el momento de centrar nuestro objetivo sobre el ritmo demoledor de “Treasure City Moonchild”, que fue la escogida para el lucimiento vocal de un Luka que derrochó garra, feeling e intensidad, jugueteando y vacilando al respetable con la melodía del tema tras su kit para acabar recabando una cerrada ovación.


Tras darnos las gracias, tocaba cambiar radicalmente de registro rebajando para ello el nivel de intensidad y revoluciones dando para ello cancha a otra de las nuevas “Out On The Town”, que indudablemente acabó cautivando a más de uno con sus aromas de blues cósmico, una percusión totalmente envolvente, y unos teclados que fueron el colchón perfecto para hacernos viajar a otra dimensión. Evidentemente que el trío, tras recordarnos algunas de sus anteriores incursiones, y tener un cariñoso recuerdo a la que había su casa en la ciudad el ya mítico “Rocksound”-,tampoco quiso dejar aparcado su amor por las atmósferas más intimistas e introspectivas, en las que se dan la mano el sentimiento propio del blues y la textura del soul, y para ello que mejor que desplegar la elegante sofisticación contenida en “Will O´The Wisp”, que fue la excusa perfecta para retornar sobre el material de “Love, Death & In Between”, dejándonos con un extenso desarrollo de teclados al más puro estilo Ray Manzarek.

Para volver a poner al público en movimiento bastarían los fraseos de guitarra que nos adentraron de lleno dentro de los tesituras más funky´s, enérgicas y netamente rockeras del marchoso y escueto “Live Like You”, durante la que Pablo volvió a empuñar el micro aunque en esta ocasión sin dejar de tocar el mástil de su guitarra mientras animaba efusivamente para que el personal participara en la fiesta. Como si fuera una montaña rusa, el ritmo de la descarga volvería a contemporizarse durante los compases iniciales de la novedosa “Snowbird”, todo un ejercicio de sensibilidad y elegancia que gracias a sus cambios de ritmo y sus excelsos desarrollos instrumentales sirvió para que todos los miembros de la banda tuvieran su momento de lucimiento para acabar convirtiendo el tema en uno de los más destacados de la velada.

Antes de encarar la recta final del show Pablo todavía tuvo tiempo de invitarnos a visitar el “merch”, para acto seguido lanzar al público varios regalos en forma de gorra y camiseta. Sin embargo, lo verdaderamente importante era la música. De modo que una de las viejas, la soulera “Stand Up Tall”, sirvió para que el buen rollo y la marcha no se detuvieran, especialmente entre unas primeras filas que parecían estar pasándoselo en grande. La combinación perfecta de rock enérgico y de alto octanaje guitarrero con las raíces más clásicas y añejas del estilo quedarían plasmadas a lo largo de la inevitable “Rosita”, que nos dejaba la estampa de Pablo abandonando el escenario para recorrer el local hasta encaramarse sobre una de las barras laterales antes de poner el punto y seguido a la velada con un final apoteósico

Para el arranque de los bises Dewolff apostaron por una baza ganadora, brindándonos la sutileza rockera, impregnada de aromas sureños, con ambos hermanos repartiéndose la tareas vocales, del rotundo “Nothing´s Changing”. Mientras que la despedida definitiva corrió por cuenta de otra de esas composiciones que están preñadas de magia e intensidad “Freeway Flight”, que cerraba el show por todo lo alto. Por supuesto que esos viejos vinilos que marcaron una época, y sirvieron como cimientos para el rock, siempre van a estar ahí para ser pinchados. Sin embargo, si quieres vivir una experiencia similar a lo que debió ser disfrutar en vivo de algunas de esas formaciones legendarias, no debes dejar pasar la ocasión de ver a Dewolff en directo. Seguro que no te defraudaran.





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