miércoles, 5 de marzo de 2025

NAPALM DEATH+CROWBAR+FULL OF HELL+BRAT-APOLO-BCN-26-FEB-2025


Para muchos Napalm Death fueron la puerta de entrada al grindcore. Ellos son una de las bandas más longevas y prolíficas del género, y cualquiera que en algún momento haya escuchado metal habrá oido su nombre y, seguro, alguna de sus fugaces composiciones. La banda lleva años siendo asidua de nuestros escenarios; apareciendo en nuestros festivales, amén de realizar varias escalas en nuestro país cada vez que se embarcan en un nuevo periplo por el Viejo Continente. Pues bien el presente “Campaign For Musical Destruction Tour 2025”, no iba a ser una excepción. Así que para realizar su habitual escala en tierras catalanas la banda que capitanean Shane Embury y Barney Greenway eligió la céntrica Sala Apolo. Como compañeros de viaje el combo de Birmingham contó con la presencia de otra banda también mítica, aunque en este caso proveniente del otro lado del Atlántico, como son Crowbar. Para completar esta brutal dupla contaríamos con el concurso de los americanos Brat, que fueron los escogidos para dar el pistoletazo de salida a la velada, y con la presencia de los también americanos Full Of Hell, quienes aprovecharon para presentar su desquiciante grindcore.

A Brat le tocó la ardua labor de abrir fuego ante los primeros asistentes que se congregaron ya a media tarde en la sala Apolo. Desconocidos por la inmensa mayoría y procedentes de la musical y geográficamente pantanosa New Orleans, el cuarteto ofreció una actuación densa, contundente pero a la par divertida que no dejó indiferente al respetable. Su propuesta, un desenfadado grindcore al estilo de otras jóvenes bandas contemporáneas como Escuela Grind, pero más histriónico todavía. En parte, promovida por su cantante, Liz Selfish, que con sus bailes y muecas forzadas dejó claro que de serios poca cosa tienen. Más evidente aún, cuando entre tema y tema van colando intros de Abba, Shania Twain o Britney Spears. Temas cortos y directos con versión incluida del "Barracuda" de Heart, todo pasado por su personal filtro de grind y hardcore con pesados riffs e incontestable base rítmica. Y lo mejor de todo, un buen sonido que se mantuvo durante toda la velada.


Tras un vertiginoso cambio de equipo, durante el que bastante gente accedió al local dando, ahora sí, al recinto un aspecto bastante más concurrido y animado, llegaba el momento de enfrentarnos a la descarga de Full Of Hell, que tal como nos comentó su frontman Dylan Walker con este tour realizaban su primera incursión en tierras europeas tras más de 15 años de carrera.

Para su descarga el combo americano acompañó su ecléctica y por momentos histriónica propuesta con una sucesión de proyecciones que sirvieron para dar un toque nihilista a su presentación. Su apuesta por la contundencia quedaría plasmada en la selección de unos temas cortos, directos y que cayeron sobre el respetable como si fueran proyectiles envenenados. Pero sin duda lo que sorprendió y, porque no decirlo, descolocó a más de uno, fue ver el set de Dylan en el centro del escenario, desde el que el vocalista produjo una serie de sonidos, -ya fuera con los teclados o con sus trompetas de plástico-, que dieron un aire de lo más disparató a piezas como “Deluminate”, “Pile Of Dead Horses” y “Pool”, que servían para que los más animados empezaran a montar los primeros pits en los aledaños del escenario.

Como comenté anteriormente la fugacidad de los temas del combo americano acabó propiciando que el ritmo de su descarga fuera frenético, enlazando casi todos los temas. Sin embargo, además de esa rabia netamente punk que marcó sus inicios, y que quedó plasmada en algunas de sus demoledoras andanadas, el cuarteto también nos brindó algún pasaje en el que las guitarras sonaron algo más densas y pesadas, tal y como sucedió durante “Schozoid Rupture”, que nos permitía apreciar sus influencias más netamente death metaleras.

En cualquier caso, el cuarteto americano no quiso dejar la ocasión para descargar su particular cover de los Melvins, “Oven”, para acto seguido volver a asolarnos inmisericordemente con la rotunda pegada de “Bone Coral And Brine”, “Eroding Shell”, y la final “Garden Of Burning Apparitions”, tras la que se marcharon dejando a una audiencia que se calentando a medida que avanzaba el show dejando la sensación de que algún tema más hubiera sido muy bien recibido.


A continuación llegaría el momento de una banda mítica, y para muchos de culto, dentro de la escena metalera como son Crowbar. En una velada en la que predominaron los temas rápidos, directos y cortos, la banda que lidera desde principios de la década de los noventa el barbudo Kirk Windstein fue la que se encargó de bajar el nivel de revoluciones, que no de intensidad. Y es que como todos presuponíamos las densas y poderosas guitarras del combo americano sirvieron para crear una pared sonora que resultó absolutamente infranqueable.

Haciendo gala de la sobriedad que siempre les ha caracterizado, el cuarteto de Nueva Orleans tomaba posiciones acompañado de la cálida bienvenida que les tributó el respetable para rápidamente ponerse manos a la obra y adentrarnos de lleno en las ambientaciones oscuras y pantanosas de “To Build A Mountain”, que nos dejaba la imagen del guitarrista totalmente centrado a la hora de atacar los trastes de su instrumento. Y es que ya nos lo comentó el propio Kirk cuando salió a escena: la banda venía dispuesta a patear traseros, y vaya si lo hicieron, ya que temas como “Conquering”, con ese suculento aroma a Black Sabbath, sirvieron para dejar plasmado el estatus que la banda ha acabado alcanzando entre los seguidores del metal más oscuro y contundente.

Evidentemente, todos sabíamos que no podían faltar las esencias sureñas, que tanto han marcado su propuesta a lo largo de su longeva trayectoria, así que los riffs se tornarían más tortuosos y reptantes, evocando a su Nueva Orleans natal, a la hora de encarar “I Feel The Burning Sun”. A estas alturas estaba claro que pese a practicar un estilo totalmente diferente al que proponían las estrellas de la noche, Crowbar habían conseguido no sólo captar la atención del respetable, sino que también conectar con él, tal y como pudimos comprobar cuando las cabezas de muchos de los presentes se agitaron siguiendo el ritmo oscuro y cadencioso de la demencial “Chemical Godz”, que fue una de las escogidas para representar lo que hasta el momento ha sido su última referencia de estudio “Zero And Below”, que vio la luz a principios del pasado 2022.

Por supuesto que a lo largo de la descarga de los americanos tampoco faltaron esos temas repletos de cambios de ritmo como “Negative Pollution”, que nos dejaba con esas guitarras dobladas que tanto gustan a sus seguidores. Pero sin duda el momento más destacado del show de Crowbar llegó en el ecuador del mismo, cuando de forma sorpresiva el bajista de Napalm Death, Shane Embury, saltó a escena para unirse a la fiesta durante el clásico “High Rate Extinction”.

Aprovechando la euforia de un respetable que se lo estaba pasando en grande era un buen momento para tratar de asestarnos un golpe definitivo, y para ello que mejor que recurrir al tempo más marchoso y dinámico de un “The Cemetery Angels”, que se encargó de espolear a los que copaban las primeras filas. No tardarían mucho Kirk y sus muchachos en tratar de volver a someternos ante la tiranía de sus pétreos riffs durante la tortuosa “Planets Collide”.

Para encarar la recta final de su aplastante show, el combo de Nueva Orleans nos propuso una nueva mirada a lo que fue su obra de 1996: “Broken Glass”, espetándonos en pleno rostro ese puñetazo certero, infalible y totalmente ganador que lleva por título “Like Broken Glass”. Con cara de auténtica satisfacción, Kirk nos daba las gracias por nuestra presencia y por el apoyo brindado durante los prolegómenos de lo que fue la última pieza que interpretaron “All I Had (I Gave)”, tras la que se marcharon acompañados de una rotunda ovación que ratificaba el porque la banda es toda una institución dentro de la escena metalera.


Hay formaciones que saben crear un vínculo especial con sus seguidores. Que logran convertir cada una de sus descargas en una especie de ritual, propiciando que cualquiera que lo haya vivido anteriormente quiera repetir. Y sin duda Napalm Death son una de esas bandas. Por supuesto que la música es lo importante, lo que mueve a las fans. Pero resulta curioso que en sus descargas no es realmente importante el tema concreto que están tocando, sino que lo verdaderamente importante es el ambiente y el clímax que se crea cuando los británicos están sobre el escenario, logrando que el público se vuelva totalmente loco. Y es que si de algo andan sobrados los británicos es de actitud, y ese empuje es contagioso, ya que durante su descarga pudimos ver a un montón de fans desfilar por el escenario, hubo cuerpos “surfeando” sobre nuestras cabeza y, por supuesto, gente saltando desde el escenario.

Con el nombre de la formación presidiendo el escenario los miembros del combo británico tomaban posiciones para acto seguido dar el pistoletazo de salida con el ritmo, oscuro y por momentos casi reptante de “Multinacional Corporations, Part II”, que se encargaba de romper el hielo antes de que la cosa empezara a coger velocidad con “Silence Is Defeating”, encendiendo la espita que sirvió como combustible para que se formaran los primeros pogos en los aledaños del escenario. Había ganas de moverse, de danzar, en definitiva de desparramar, y la maquinaria de los británicos demostró estar perfectamente engrasada al atacar piezas como “Lowpoint”, o la seminal “Vision Conquest”, que fue la primera concesión que se permitieron al contenido del ya mítico “Harmony Corruption”, que publicaron a inicios de la convulsa década de los noventa.

Con tan sólo una poderosa ráfaga de cuatro temas Napalm Death dejaron patente que, en su caso, la mejor noticia, es que no haya noticia. Sin embargo, no todo fueron rugidos guturales y riffs aniquiladores, ya que también tuvimos ocasión de escuchar algunos registros limpios a lo largo de “Contagion” dejando claro que Barney también sabe moverse por esos derroteros. Y ya que hablamos del alocado frontman, quien no paró de moverse y desparramar durante todo el show, he de reconocer que me quedé un tanto impactado con su extrema delgadez. No obstante, esa aparente fragilidad no se correspondió para nada con el punch, la garra y la fuerza que exhibió durante todo el show, y especialmente al atacar zarpazos hirientes como “Resentment Always Simmers” y “Narcoleptic”.

Por supuesto que si dejamos a un lado su contundencia musical, la banda demostró que pese al paso de tiempo no ha olvidado su compromiso político. Así que chapurreando castellano, Barney se encargó de dedicar a los militantes de la extrema derecha “Twist The Knife (Slowy)”, lo que provocó la locura y la algarabía generalizada entre un público que vociferó la letra del tema con el puño en alto. Y, por supuesto, la que tampoco faltó, ya en la parte final del show, fue su ya clásica Version de Dead Kennedys: “Nazi Punks Fuck Off”.

Como era previsible algunos de sus temas más clásicos y emblemáticos fueron de los más celebrados de la noche, y es que cualquiera que se considere seguidor de la banda no puede resistirse a la rabia y la adrenalina que te corre por las venas cada vez que el, ahora, cuarteto ataca trallazos incontestables y de estirpe punkera como “Retreat To Nowhere”, “Social Sterility”, la crujiente y demencial “Suffer The Children”, la imprescindible “Scum”, o ese cachondo suspiro agónico que lleva por título “You Suffer”.


Evidentemente, Shane y sus muchachos tampoco quisieron dejar aparcadas algunas de las composiciones que han publicado en los últimos tiempos. Y precisamente de esa selección de temas más recientes algunos de los que mejor funcionaron y que, por consiguiente, más movieron al personal, volviendo a convertir las primeras filas en un auténtico campo de batalla fueron: “Backlash Just Because” y “Fuck The Factoid”. Todos sabíamos que la descarga no iba a ser muy larga. Napalm Death siempre han priorizado en sus shows la intensidad. Así que con el cuerpo ya dolorido de tantos empujones y golpes nos adentramos en la recta final del show con la punkera “Necessary Evil”, Prison Without Walls”, la ya mencionada “Nazi Punks Fuck Off” y la demencial “Unchalleged Hate”.

Absolutamente imparables e intratables, Napalm Death volvieron a asediar la Ciudad Condal con una ráfaga de explosivos proyectiles que sirvieron para dejar patente que, -sin ningún miembro original en sus filas, y a pesar del inexorable paso del tiempo-, la banda sigue estando en un excelente estado de forma. Y lo que es más importante, visto lo visto, no creo equivocarme al sentenciar que tenemos Napalm Death para muchos años.


CRONICA Y FOTOS:ALFONSO DIAZ

CRONICA BRAT:CARLES OLIVER

No hay comentarios:

Publicar un comentario