viernes, 18 de abril de 2025

OVERDRIVERS-REBULLON-MOS-11-ABR-2025

No se me ocurren muchas formas mejores para dar por inaugurado un fin de semana que una sesión de eléctrico y vigoroso rock n´roll en compañía de una buena representación de colegas. A veces no son necesarios grandes fuegos de artificio, ni faraónicos montajes, ni tan siquiera un puñado de composiciones recargadas que sirvan para que las bandas se explayen a sus anchas y sus miembros se reivindiquen como excelentes músicos. Porque, en esencia, no nos engañemos, cuando uno acude a un concierto lo que quiere es divertirse y olvidarse de las preocupaciones durante el tiempo que los instrumentos están rugiendo. Pues bien, esa fórmula que básicamente se compone de unos riffs potentes y adictivos, una sección rítmica compacta y unas letras repletas de coros repetitivos y que resultan ideales para ser coreados con el puño en alto, hace ya tiempo que se inventó. Muchos han sido los discípulos de bandas míticas como Ac Dc, ya que los australianos han convertido en universales algunos de sus grandes himnos. Y es que no creo equivocarme al decir que cada país tiene varias formaciones en su escena que representan esa particular forma de entender la música, y es que bandas como Airbourne, Jackyl, nuestros ´77, o los protagonistas de las siguientes líneas, los franceses Overdrivers han sabido adaptar la receta para darle su propio enfoque conservando intacto el feeling, la intensidad, la garra y, ante todo, el espíritu festivo, descarado y divertido del rock n´roll más macarra.

A priori podría parecer que la fórmula es relativamente sencilla, ya que lleva practicándose desde hace décadas, pero lo cierto es que no resulta tan fácil como parece el conseguir conectar con el púbico y conducirlo hasta ese estado de excitación rockera. En cualquier caso, hay varios puntos en común que parecen imprescindibles. En primer lugar, como no podía ser de otra forma, la actitud de los propios músicos, y especialmente la de uno de sus guitarristas que debe parecer absolutamente poseído, atacando su guitarra como si fuera una fiera desatada mientras recorre incansablemente, no solo el escenario sino también el recinto donde se celebra el concierto. Por supuesto que, tampoco puede faltar el headbanging y, ni mucho menos, una colección de estribillos marchosos y pegadizos que hacen que pese a no conocer el tema que estás escuchando en profundidad, uno acabe irremediablemente levantando el puño y coreándolo. Esta es, en esencia, la gracia y la razón de ser del rock n´ roll, y los franceses Overdrivers son unos discípulos aventajados de esa corriente que lleva lustros recorriendo todo el planeta para alegrarnos la vida a los que también la seguimos.

El enclave escogido para desplegar su “credo rockero” en tierras gallegas fue la Sala Rebullón de Mos, donde un buen número de devotos, con muchas ganas de fiesta y de pasarlo en grande, no dudaron en trasladarse para disfrutar junto al cuarteto de Béthune de una velada cargada de riffs eléctricos y mucha diversión. El motivo de su regreso a nuestro país era presentar en sociedad la que hasta el momento es su última entrega de estudio “Glory Or Nothing”; que vio la luz a principios del pasado mes de marzo, y que representa el tercer largo en sus quince años de andadura. Pese a que el recinto no llegó a llenarse, lo cierto es que el local presentó un ambiente de lo más animado, propio de una noche de viernes, y eso sin duda auguraba de que sería una velada de auténtico y genuino rock n´ roll.

Sin trampa, ni cartón. Sin grandes alardes escénicos, empuñando sus instrumentos, con el nombre de la formación en la retaguardia del escenario y parapetados, como marcan los cánones, por unos Marshall´s y precedidos de una grandilocuente introducción la banda aparecía en escena dispuesta a mover al personal desde el mismo arranque contando para ello con los enérgicos y adrenalíticos riffs de la inicial “Bad Breath Girl” y la propia “Overdrivers”, una rotunda dupla inicial que sirvió para que rápidamente nos diéramos cuenta de que el guitarrista Anthony Clay sería el indiscutible protagonista de la velada con su particular forma de moverse por el escenario mientras que su compañero Adrien Desquirez era el que se encargaba de proponernos los contagiosos coros que se remataron temas como la descarada e irreverente “She Hides A Big Packet”, que llegaba acompañada de las palmas del personal para convertirse en la primera concesión que se permitieron a lo que fue su ópera prima “ Rockin´Hell”.


No tardaron mucho, algo menos de diez minutos, en tener a todo el personal expectante y plenamente enchufado en el show. Así que tras captar nuestra atención con tres trallazos incontables y directos, era un buen momento para regresar sobre las composiciones de su más reciente entrega discográfica para proponernos los tempos algo más comedidos, y en esencia hard rockeros, del hímnico “We Are One”. Con el ambiente ya bastante caldeado, y precedido de los cánticos del eufórico respetable, la sección rítmica, -que conformaron el bajista Sebastien Lorquet y el batería Florian Morgano-, se encargó de flanquearnos el paso hacia el ritmo familiar, “y de esencias inequívocamente australianas”; que marcó “High Mountains”. Por supuesto que el rock n´roll ha de ser sucio, descarado..., y precisamente de ese descaro los franceses demostraron ir totalmente sobrados, ya que letras como la contenida en el vacilón boggie “She´s On Her Period”, además de hacernos cantar, sirvieron para que a más de uno se nos escapara una socarrona sonrisa.

Con los miembros de la banda posicionados de espaldas al personal arrancaba la pieza que presta título a su último trabajo “Kings Of The Road”, siendo la responsable de ponernos a todos a cantar con el puño en alto antes de que el cuarteto la rematara definitivamente con rotundo e inesperado “reprise” de su adictivo estribillo. Con un nuevo guiño deudor del material noventero de la banda de los hermanos Young arrancaba otra de las nuevas “Meet The Monsters”. Mientras que la escogida para volver a hacer que todo el mundo coreara el estribillo como si no hubiera mañana fue un zarpazo rotundo y absolutamente ganador como “Factroy”. Más descaro, más marcha y, por supuesto, más macarrería y diversión fue lo que los galos nos propusieron en otra de las que se postularon para acabar convirtiéndose en una de las piezas más irreverentes y gamberras de las que sonaron esta noche: “Guitar Playboy”.

Mucho punch, mucha fuerza, mucho empuje y por supuesto toneladas de rock n´roll eléctrico y adrenalítico al máximo fue lo que nos regalaron Overdrivers durante todo el tiempo que estuvieron sobre el escenario. Sin embargo, como buena banda de raíces clásicas que es el cuarteto de Béthune, tampoco faltaron las ambientaciones más bluesys y ácidas que dieron un rollo especial a “Hot Driver”, que a más de uno nos recordó a los primeros tiempos de Ac Dc con Bon Scott al frente. Sin embargo, no tardarían mucho Overdrivers en volver a mostrar su faceta más gamberra invitándonos, una vez más, a cantar el pegadizo estribillo del descarado “Show Your Boobies”; que fue la elegida para volver a hacer escala en el material de lo que fue su segundo largo de 2018: “She´s On Her Period”.

Por supuesto, no podía faltar. Creo que a todos nos quedó claro a lo largo de la descarga del combo francés que el motor de la banda es el guitarrista Anthony Clay. Así que fue el inquieto “hacha” quien protagonizó los siguientes minutos del show ofreciéndonos un solo divertido, no muy técnico, pero en el que se dedicó a interactuar con el público, permitiéndose incluso el lujo no solo de abandonar el escenario, para pasearse entre los presentes, sino que abandonó el recinto para subir unas escaleras y aparecer en la parte superior del local tocando su instrumento. No tardarían mucho sus compañeros en volver a tomar posiciones para ofrecernos un fin de fiesta que estuvo marcado por el tema que prestaba título a su ópera prima “Rockin´Hell”, para acto seguido quemar todo a su paso al dar buena cuenta de la imparable “Limbs Of Rock N´Roll”.

Aclamados por un público que disfrutó al máximo de su descarga, y que la vivió intensamente, parecía que la velada había terminado. Pero no, ya que espoleados por la respuesta del personal, el cuarteto galo no dudó en, tras saludar, volver a empuñar sus instrumentos para rematar la velada por todo lo alto, invitándonos a participar en el clásico de Ac Dc “Highway To Hell”. Absolutamente imparables, Overdrivers demostraron a su paso por tierras gallegas que saben como convertir un concierto en una auténtica fiesta rockera.




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